miércoles, 11 de julio de 2018

Presintiendo aires y sabores.





La primera vez que diete plantas de poder para sanar de una afección terminal estaba tan aburrido en casa que decidí salir a comprar mi propia medicina a la Parada. Era el año 2015 y el único modo de llegar con prontitud a la calle donde están los hierberos y brujos era por intermedio del  metro de Lima. Ya había sido arkaneado y ya podía asearme con normalidad, pero estaba extremadamente delgado, ojeroso y muy débil. Me aliste lo mejor que pudo y el aire rancio de la ciudad a la altura de estación de Atocóngo invadió  mi ser. Logre adquirir la tarjeta verde, y la cargue con diez soles recuerdo. Subí a esperar el metro y un mar de gente y muchedumbres aguardaban para ir de seguro a Gamarra. Y a las inmediaciones de la Parada. Me colgué con la poca fuerza de que disponía de la puerta en un metro repleto de pasajeros, y cerré los ojos para serenarme y concentrarme en algo un poco mas productivo.  Entonaba cada vez que me aburría en cualquier lugar una salsa sensual, para sazonarme la mente, pero en pleno tren una música del grupo Néctar ensordecía el ambiente. Las expresiones de esos rostros de trabajadores y comerciantes eran graves y macizas, como perdidos en sus pensamientos y a la vez hartos de una ciudad que estresa y golpea sus ilusiones. Las madres ingresaban empujando y sin pedir permiso, y una que otra joven debía estar alerta ante la punteadera de algún gracioso o pervertido que nunca faltan.

Mi maestro me había dicho que no me concentrara sino era necesario, pero al estar ahí embuído en ese mar de gente sentí la querencia de cerrar los ojos y percibir la energía de ese tumulto de migrantes y gente de la cultura popular. Y lo que sentí fue su aire enrarecido por la frustración y la rabia de no tener lo que sus sueños le empujaban. La energía de las mujeres con la regla era muy fuerte y desestabilizadora, y muchos hombres solo pensaban en sexo y en escenas calamitosas de venganza o desenfreno. A pesar que me golpeaban el cuerpo y era sólo un guiñapo pálido sostenido de una baranda de metal, podía sentir el deseo y la frustración acumulada de aquellos paisanos y lo mal que la ciudad los trataba. Y en gran medido el silencio de zoombies y la inmutabilidad ante la música de Chacalón expresaban un cuadro de soledad y desafección que yo ya había visto en  otras oportunidades. Cuando llegaba a mi paradero final, el mar de gente que salía hacia Gamarra me asesto varios empujones y sólo en mi alelamiento sentía la voz de algunos de los transeúntes “ Cuidado sobrino voy a pasar”….. Estaba confuso y mas débil que nunca debido a que en cierta medida por curiosidad había chupado la energía acumulada de aquel gentío. Me sople sin que me vieran un mapacho, y salí raudo a comprar mis hierbitas. Pensaba que tal potencial concentrada y a la vez tanto miedo a su energía. Compre esa mañana Chia negra, calaguala, papa-madre, miel de abeja de selva, y diversas hierbitas para mi madre. Las mamachas al verme todo pálido y escuálido me obsequiaban mas de lo debido, y uno que otro sapo me miraba las alforjas para bolsiquearme.

A mi retorno aún estaba tambaleando y como no deseaba estar nuevamente como sardina en el metro de Lima, me subí a una custer que me traía hasta la bolichera. Yo estaba medio enfiebrado y tiritaba mas por el frio de Lima que por otra cosa. Me apacenté y silbaba unas bachatas de la época para alegrarme…. Me dolía todo el cuerpo, y abría los ojos hacia la calle para distraerme con las hormigas andantes y silentes de la ciudad, y no se porque el haber percibido tal aglomeración de energías confusas y estridentes alucinaba imágenes y rostros malignos voltear hacia mi, como si algo extraño no deseara  que me sanara.  Me concentre en la mirada de una dama que me veía con impaciencia y a la vez compasión. Se sentó al lado mío cuando ya la custer se vaciaba y me inquirió porque estaba tan enfermo. “ con los ojos cerrados le conteste que por hacer travesuras ñorsa” y cuando abría los ojos para fijarme en su expresión condoliente tal dama había desaparecido de mi asiento. Sólo quedaba una carta de esas de lectura como un sello al lado de mi asiento, carta que arroje con la mano por discernir que algo malo era.  Apreté mis hierbitas y mis menjurjes y cuando la vista ya me fallaba contemplé por la ventana a una mujer regordote tirada en la acera con una mirada aguzada y maléfica que se reía de mi. Luego sentí risas por todos lados y hasta las voces de los pasajeros que conversaban se me hacían lejanas y con risas y carcajadas por todos lados. Recupere la conciencia, era un sueño. Llegue a al Bolichera me embale en mi combi y llegue a mi casa mas trapo que de costumbre….. La energía de las culturas populares encierra secretos de dolor y  desapasionamiento que no saben lo que son. Esa tarde me limpie con tabaco y me bañe limitándome a ver TV y cine en mi casa.

Otro día aburrido, pero ya  mas entrado en carnes y con el brillo de la ayahuma y la renaquilla, le hice un favor a ,mi hermano. El acababa de estudiar una maestría en la Universidad de Lima, y deseaba porque no tenía tiempo regresar un texto de consulta a la biblioteca de esa universidad. Como a mi me gusta estar en el fango pero a veces entre Versalles y bellezas, le dije que no había problemas. Salí por la tarde bien comido, y con mi mapacho salvador en los bolsillos. Tome la S y legue cerca del Jockey Plaza, y luego de registrarme en el control de la universidad ingresé en el campus, y yo sabía porque las miradas de mujeres muy hermosas se posaban en este servidor sin que yo fijara mi mirada en ellas. Yo estaba sanando de algo rabioso y tenía que evitar emocionarme con el sexo opuesto o sino retrasaba mi  tratamiento. Al pasar al lado de estos tucos y tucas no podía percibir sino muy levemente su energía. Eran hermosas y muchos muchachos se hallaban agolpados cantando y tocando la guitarra en los jardines y en las zaguanes de las facultades. Cerraba los ojos cada vez que me acercaba a una dama muy bella y no sentía sino una energía muy leve. Y era igual con los caballeritos, no sentía nada. Pensé ellos liberan y creen en todo lo que ven en sus posesiones y riquezas. El espíritu en ellos no existe mas que levemente o esta alterado por la superficialidad. Cuando cavilaba esto paso por mi lado de modo silencioso una muchacha vestida de forma sombría, y con un chal verde sobre el cuello. Vi sus tatuajes y supuse que sabía de las artes. Me miro fijamente y sonrió volteando el rostro,  sabiendo quien era. Saque con alerta mi mapacho y ella se alejo en las multitudes abrazándose de alguien que parecía ser su enamorado.

Deje el texto en la biblioteca, me regrese por los caminos del campus y seguía sintiendo la mirada coqueta de la mayoría de mujeres muy bellas incluso más altas que este servidor. Salí de allí pues ya me estaba calentando y tome una custer amplia que me sacaba hacia Benavides. Iba parado y un aroma a cortezas de sahumerio me invadió el cuerpo. Volteaba para distraerme pues las imágenes de la enfermedad eran implacables conmigo y veía radiantes sirenas tucas por todos lados. Recuerdo que al pasar por mi lado una traviesa muchachita me pincheteo el trasero, lo que motivo un altercado con su enamorado, al que sólo trabaje de boquilla, pues convaleciente no podía mostrar las uñas.  Baje medio alelado nuevamente en Benavides y me escondí por un parque cerca a la ANR. Y me sople para protección. Deduje que aunque en un mundo indiferente de hombres y mujeres racionales las malas artes estaban al flor del día. Cada quien estaba ingresando en este mundo del manejo de las malas energías, y había que estar al acecho de que no robaran la mía, que tanto trabajo me costó acumular para sanar. Ya en mi casa me encerré hasta mejorar y luego de unos trucos me puse a trabajar, siempre con mi mapacho para cualquier eventualidad o para presumir que me gustaba fumar ese tabaco tan sabroso. En esos momentos   recuerdo a Luciana aquella chiclayana que conocí en uno de mis viajes de trabajo, diciéndome al oído “ Hay realidades mas allá de la comprensión humana de estos pobres borregos absurdos. Si me engañas te mueres, lindura”…. Trague saliva y al otro día ya estaba embarcado en Oltursa rumbo a Lima…. Que tal embrujo….Pero esto es ficción sólo eso.

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