miércoles, 11 de julio de 2018

Escribas y lumpenes...




Hace unos días pasaba por el mercado de San Juan y vi tirado en el suelo a un drogadicto y ebrio sin remedio que balbuceaba creo un bolero de Julio Jaramillo. Estaba hecho un guiñapo, todo sucio y oliendo al vomitado de su juergaza de la noche anterior. Siempre paso por ahí para ver alguna que otra oferta y lo recuerdo como un flaquito entrado en años que siempre esta mirando las carteras y los bolsillos de los transeúntes pues siempre anda ansioso por jalarse cocaína. Esa mañana lo vi y cuando regrese de tomar mis extractos de rana con harto yacón, y mi pan con camote; pase por su lado y le deje en el bolsillo un pan con queso fresco, y dos soles de lo que no tenía. Lo vi y el muy pendejo había estado llorando por algún motivo.
Pensé que tipo de vida llevara este cristiano, porque perderse en este vicio tan estúpido. Cavile así y me fui dándole la espalda. En la otras esquina al llegar a un paradero siempre los fines de semana una iglesia pentecostes sumamente apocalíptica invade la acera y se pone con megáfono en mano a predicar el fin de los tiempos, y la naturaleza caída y pecadora de la carne. Me acerque a ver si son tan hijos obedientes de Dios como dicen, y una ñorsa como de unos 60 años me dio un aviso para participar de una de sus reuniones mensuales. Aproveche y el dije que había un drogadicto aventado en la calle y que requería su apoyo, pues ustedes son sanadores de cuerpo y alma. Me miro como si dijera una falta y su mancha de predicadores me dijeron que ellos no sanan sino al alma que el cuerpo no importa. En el acto les respondí que Jesús andaba entre delincuentes, locos y prostitutas y que ese joven si requería de su ayuda. Se quedaron mudos y me dieron la espalda. Uno de ellos de refilón susurro la palabra del hombre no es mas grande que la palabra de Dios..... Un borrachito que pasaba por ahí, medio lúcido el puta les grito fariseos, y solo atine a soltar una carcajada sarcástica. 

Hay un mal entendimiento de las revelaciones de Cristo. El evangelio es una verdad viviente, si la vives y te das cuenta que para tu quehacer diario y vida interna la palabra de Cristo obra de un modo distinto para cada uno de nosotros. Que si vives su acción no necesitas ninguna subordinación o guías pastorales. Solo hay que mirar hacia adentro, pues quien promete salidas y soluciones en este mundo de la palabra divina comete el mismo latrocinio de los grandes ideólogos políticos y filosóficos. No hay borregos, ya no es el tiempo de pescar hombres, sino de ir a nuestro origen interno y ver que somos dioses tal como el Padre nos lo dijo.... Es cuestión de tiempo para que aquel que viva este tiempo como una apocalipsis lo viva así y se esconda, pero para mi es una oportunidad de cambio y de mutación espiritual. La alegría volverá a gobernar el mundo

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