lunes, 23 de julio de 2018

El susto y el tercer ojo




Tengo un primo por parte de madre que estudiaba en el colegio de primaria al que yo mismo cursaba. No fue bautizado sino hasta los 11 años en una iglesia cerca a Gamarra. El asistía a sus clases y jugaba con los niños de su edad con normalidad hasta que un buen día regreso del colegio pálido y como en trance. Mi abuela y tía preguntaban que sucedía,y el tenia hasta los ojos volteados y de la nada empezó a llorar y decir un lenguaje incomprensible. Llamaron al Dr Suárez y el no vio signos de alguna enfermedad física hasta que recomendó que le sonaran el huevo. Antes por ,Barrios Altos vivía una chinchana que le leía las cartas a varios de los vecinos, y que en ocasiones muy especiales sobaba el huevo. Mi abuela que la conocía desde hace 40 años la trajo y desnudaron a mi primo y lo pusieron parado en una tina repleta de agua con rosas y hierbas aromáticas. Le Sobo el huevo por todo el cuerpo recitando oraciones al señor, a la virgen y San Judas Tadeo. Hecho el huevo en un vaso transparente y la clara del huevo arrojaba posesión. 

No había ido al colegio varios días, pues no comía ni articulaba palabra. Al culminar el ritual le preguntaron que pasaba y el aun atemorizado decía que todos los días una voz de niña lo llamaba al quinto piso abandonado del colegio, y que le decía que se sentía triste y con frío. Mi primo le hablaba y le hacia compañía. No se imaginaba que era. Hasta que un día a su lado los miembros y la boca se le engarrotaron y un aire a podrido inundo la escena. No se como cuando ese demonio lo iba a besar el se encomendó a Cristo y salió huyendo escaleras abajo. Su maestra no le creyó nada, pero al saber la historia la directora le prohibió a cualquier persona subiera a ese piso abandonado. Yo supe por mi hermano de lo que ahí acontecía y curioso subí con una barra de fierro solido. Al casi estar en el piso blandi la barra y le pedí con respeto al almita que dejara en paz a mi primo y que buscara la luz. Me acuerdo que sentí algo helado y un dolor en la mollera muy extraño. 

Desde ese día mis padres como sean bautizaron a mi primo muy a la alocada y el cambio rotundamente hasta que sus padres se lo llevaron a Arequipa. Un buen día mi salón de quinto de primaria hacia tantas travesuras, hasta ponían salsa brava y heavy metal, que la mismísima directora nos hizo subir al Salón abandonado del quinto piso, por puro castigo. Volvimos a trompetear el lugar hasta que un viento raro azotaba las ventanas, ruidos inexplicables salían de todos los contornos de la habitación, y uno de mis amigos fiel testigo de Jehová, nos dijo al escapar de ese endemoniado lugar, que ahí estaba el espíritu de una niña que había sudo violada por un profesor, hace como una década atrás. Huíamos escaleras abajo cuando nuestra profesora ausente nos preguntó quien nos había hecho subir ahí. Lo extraño es que tres de nuestros amigos botaban espuma por la boca y otras dos vomitaron algo negro en los pasillos. Había sido un incubo que no aceptaba su muerte. Ni más se habló del tema. Al bautizarse perdió toda esa habilidad.

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