domingo, 28 de febrero de 2021

Periodismo y sociedad. ¿Libertad de expresion o desperdicio de la inteligencia?







El carácter de grosería que alcanzan los medios periodísticos hoy en día resume el estado deplorable de la experiencia cotidiana: a medida que se pragmatiza la vida social el sujeto solamente recibe como significado orientador aquello que ingresa como mera distracción. La lógica del deseo, de la oralidad desbordada  dirige lo que antes se consideraba función ejemplar de una conciencia pública ilustrada. Es decir, lo que no llegó a ser suprimido por la tecnología escrita adquiere en los intersticios de la barbarie socializada un condicionamiento exclusivo y perverso, lo cual subraya lo desamparada y expuesta que se haya la subjetividad ante la embestida de la imagen y de la sordidez lingüística. La prensa, sobre todo la más espectacular, desplaza la tarea de edificar una noticia que desenmascare los tentáculos del poder por un artefacto que profundiza el desconocimiento de los recursos públicos para desenvolverse como organización individual . A pesar que el negocio de fabricar noticias-ideologías no estrangula totalmente la reinterpretación que el discurso ordinario pueda efectuar, lo cierto es que la consecuencia crítica que se pueda despertar queda neutralizada tan pronto el producto que se consume recrea y desestresa la mirada.


En la medida que la noticia desactiva y hace retroceder las socializaciones educativas que la personalidad necesita recibir para leer con credibilidad lo que lo somete, esta se conforma con quedar perdida en la praxis de lo inmediato, de la certidumbre de lo existente como un medio que anula y permite olvidar la autodestrucción civilizatoria . La noticia escandalosa que desoculta lo privado, lo íntimo de lo vulgar, oculta con total desparpajo el padecimiento del espíritu social que queda maniatado por el rostro sediento de lo pornográfico y violento, No es que la brutalidad se haya instalado en el código periodístico por accidente sino que esta es la ganancia de un discurso que pretende ensombrecer la evidencia de lo injusto, del sufrimiento desnudo, ante el cual somos indiferentes por terapia. Si bien la ideología es el fruto descontrolado de una identidad que no desea deshacerse de su sometimiento, lo cierto es que el bien periodístico orientado por el principio de realidad facilita y reporta los recursos necesarios para que el individuo favorezca y perfeccione su propia sujeción . Como el individuo es devorado por el universalismo del mercado que lo obliga a sofisticar su propia iniciativa de consumidor-apropiador, esta estandarización que lo disminuye lo arroja a los brazos de un consumo que lo desfigura y lo hace marioneta de su propio goce .

En la noticia el individuo se proyecta, se hace personaje embelezado de un drama doloroso que sólo le produce satisfacción y disipación. Cuanto más la realidad social lo exilia hacia las fauces de lo obsoleto y lo fugaz, acrecentando la sensación de ser sólo un cuerpo atrapado en un espacio y tiempo insoportable, tanto más el individuo se hunde en la proyección mediática como un modo de abarrotar los silencios y los vacíos que el desgarramiento fáctico le provoca . Sin embargo, a medida que se prolonga en las selvas de la abstracción sensorial tanto más se desconfigura la mentira de no ser más que un contenido extraviado en una jungla de formas esporádicas y frívolas. La subjetividad se hace presa de una mediatización que le permite acceder a la lascivia de lo abstracto y al show de una metafísica que es violentada por el contoneo absurdo de lo festivo y caótico. El dolor de la objetividad lacerada se convierte en mercancía del goce tan pronto aumenta el desamparo ontológico del sujeto: el individuo se alimenta de su propia condición incompleta, de su propia escasez y pobreza semántica: la noticia nos empequeñece a medida que nos hace reír, a medida que nos distrae, a medida que nos agranda.


En las líneas que siguen trato de bosquejar una fenomenología de lo periodístico para defender la conjetura de que la noticia es un producto rebelde de lo social periférico y que si bien en sus orígenes estuvo afiliada a una labor contestataria y humanista ha devenido en instrumento servil de los agentes de la globalización periférica, por lo cual se sustenta que la noticia es objeto producido y condicionado por la evolución o precariedad de la formación socio-histórica. En la media que ésta estuvo en control de los actores internos se percibió un compromiso combativo del periodismo por desocultar y ridiculizar las relaciones tradicionales de dominación que asfixiaban el desarrollo ; sin embargo, al desactivarse el progreso endógeno y al internacionalizarse el mercado interno se va hacia el extremo de ser considerado el periodismo como una actividad que reproduce y encubre la ideología dominante .


En la última parte del ensayo ejercitaré una reconstrucción de la ideología periodística con el propósito de elevar un discurso propositivo de lo que podría llegar a ser la producción de las noticias. Que se sepa de antemano que en lo particular no estoy a favor de lo que es hoy en día el oficio periodístico, por eso creo que se debe ejercitar una noticia que reconstruya el espacio público, y que nos provea de los elementos de juicio suficientes para consolidar el desarrollo de la totalidad social.


Historicidad de lo periodístico.


Desde sus orígenes la prensa cumplió la función de resguardar el espacio público del control siempre huidizo de la racionalidad particular. En un mundo estratificado y jerarquizado que agotaba la plena expansión de lo humano lo periodístico no existía como actividad profesional, ya que los discursos que reflexionaban sobre la vida social y que orientaron ulteriormente su desempeño informativo no eran más que voces aisladas y engarrotadas en los océanos del oscurantismo feudal. A medida que la voluntad burguesa lograba desafiliarse del estancamiento productivo de la realidad tradicional y conseguía tejer relaciones productivas superiores a una economía de la subsistencia el pensamiento burgués urgía convertir su proyecto de revolución social en un discurso que toda la sociedad sometida asumiera . Esta labor de ideologización que trataba de desactivar la gramática estamental que estrangulaba el pleno desarrollo del individuo, en sus inicios fue afrontada como un programa que encumbraba a la humanidad a una posición de bienestar general, del cual la burguesía era sólo  un representante estratégico de la  razón histórica. Al confundir la tarea particular con la necesidad de emancipar a la sociedad del yugo tradicional, la razón periodística en consonancia con la justificación epistemológica que elaboraba el discurso intelectual logró articular un relato lo suficientemente convincente y radical como para dinamizar la expresión de la lógica de producción capitalista. El discurso revolucionario que buscaba presentarse como un compromiso social de todos los actores tomó la forma del panfleto, del libelo, del folletín combativo y de la retórica periodística que sin perder el compromiso humanista alimentaba un programa de cambio ontológico de la sociedad basado en el modelo del sujeto individual, aquel que amparado en la razón debía minar las bases objetivas del régimen antiguo para liberar a todas las fuerzas concretas que hicieran posible la metafísica burguesa .


En este contexto la noticia periodística no sólo constituía una opinión pública partícipe del nuevo contrato social sino que ayudaba a conformar los tejidos sociales que facilitaron la reproducción de la sociedad burguesa, y de todas sus subjetividades típicas . A medida que se producía el desmantelamiento de la sociedad de castas la prensa cumplía la función de cotidianizar todo el discurso del programa ilustrado como una orientación proselitista que buscaba acelerar la consolidación del mecanismo mercantil. La conciencia colectiva ya no hallaba mensajes de reproducción comunicativa en la información de la ideología religiosa que perdía seguidores ante la pujanza de la disciplina puritana, ni en las formas tergiversadoras de la retórica popular, que fueron consideradas chisme o fanfarronadas, sino que centraba sus esfuerzos de darle viabilidad  a la empresa capitalista cambiando la gramática vernácula por una mentalidad centrada en la tecnología escribal y en los proyectos psicopedagógicos del Estado nación . La prensa fue el primer procedimiento institucional que barrió las formas de socialización oral y las memorias arcaicas, y que logró dar solidez a una forma de socialización represora acorde con los fundamentos ideológicos del liberalismo económico. En tanto consiguió cumplir a cabalidad la tarea de reproducir la agenda de la esfera pública  la prensa logró a su vez aplastar los dogmatismos desaceleradotes de los residuos pre-capitalistas y asfixiar todo intento de socializar los medios de producción, como una dimensión de equilibrio estratégico desde el cual incentivar la iniciativa privada y multiplicar la gestión de los actores empresariales. Si bien en la práctica propagandeaba difundir la libertad económica y cierta apertura maniatada del sistema político, en realidad preservaba un modelo de realización individual bastante conservador en materia religiosa y de estilos de vida cotidiana, lo cual explica que la cultura escribal subordinaba la felicidad individual a las responsabilidades de la maquinaria productiva.


En la medida que desaparecían los últimos vestigios de la cultura popular, y se alfabetizaba completamente a toda la población la prensa cumplía la función de resguardar los lineamientos de la libertad negativa con el propósito de que el sujeto desarrollara y desplegara sus abrumadoras potencialidades a salvo de los constreñimientos despóticos,  y así éste lograra sustituir la incertidumbre que el colapso del mundo tradicional le producía por una cultura del éxito y de la aventura empresarial. Es decir, en un contexto en que la revolución individual se supeditaba al progreso de la totalidad social la prensa constituía un canal institucional que recogía las inquietudes de la opinión pública de modo tal que la preservación del sistema social dependía de individuos que concebían aún su existencia al interior de organizaciones e ideologías colectivas que todavía no se hallaban debilitadas .


De esto se comprende que la noticia era un resultado particular que enriquecía la esfera pública de una lucha de saberes singulares y oficiales que terminaban por agotar la discusión de la agenda social, logrando así  la consolidación de consensos y alternativas que eran expresión de singularidades que interactuaban al interior de una sociedad plural . Al proponer se invitaba a la opinión pública a movilizar argumentos y recursos organizativos para involucrarse al interior de la autogestión social. En la medida que la sociedad civil participaba en el fortalecimiento de las políticas públicas la prensa legitimaba su misión particular de ocupar a la subjetividad de temas serios e importantes, y de este modo producir una ciudadanía consciente y responsable de su rol de autoconducción social. Si bien la imagen que propagandeaba de la sociedad era reduccionista y de excepción de temas de la vida privada, la prensa desplegaba su accionar alrededor de temas que si eran de interés público, y por  lo tanto, era una empresa de la información comprometida con el mejoramiento ético de la sociedad organizada. Al servir al desarrollo de la cultura y en la medida que el sistema educativo moldeaba el espíritu social la prensa era una actividad creativa sujetada a las necesidades de reproducción de la sociedad, careciendo, por consiguiente, de una racionalidad específica del éxito económico que luego sería la responsable de la degradación informativa y moral .


Es a raíz del agotamiento del paradigma escribal y la revolución informacional que supondrían los medios audiovisuales que la hegemonía educativa y politizadora de la prensa culmina. La vida que había estado aplastada y encorsetada al interior de grandes programas de organización industrial, atrapada en un tiempo repetitivo e insoportable reacciona en contra de la conducta estandarizada de los procesos disciplinarios de un modo que no se tenía previsto: esta que había estado encapsulada al interior del mundo administrado toma el control de las ideologías que la esclavizan resensorializando el sistema productivo y desdibujando los esquemas represores que cuadriculaban su expresión . La lógica de deseo, que antes había sido combustible de un proceso de sublimación civilizatorio que permitía la reproducción del principio de realidad capitalista , domina hoy por hoy los escenarios de la vida social, ajustando la lógica sistémica a las necesidades absolutistas de la personalidad individual, en un contexto  en donde las instituciones que anteriormente habían socializado al individuo se flexibilizan ante sus caprichos. Así, al agotarse los grandes referentes que esquematizaban la acción social se ingresa a un escenario en que el único discurso que cuenta es la realización individual, en donde el cambio social depende de la habilidad que  disponga el sujeto para mutar aceleradamente su biografía íntima ante la sensación de estancamiento y vértigo simbólico . El peligro de quedar fuera de las coordenadas del poder obliga a la subjetividad a circunstancializar sus emociones en aras de conseguir  los recursos socioeconómicos para hundirse en las aguas de la sensualidad y el caos.


Teniendo en cuenta este panorama biopolítico en donde hasta nuestras fantasías experimentan el riesgo de desaparecer ante la arremetida de lo precario y gaseoso las instituciones que habían sido responsables de la reproducción de la esfera pública, como la prensa, pierden legitimidad para definir el rumbo de la agenda social, pero en compensación ganan suficiente autonomía ideológica para convertirse en una descarada empresa del sensacionalismo periodístico y del simulacro noticioso . Ante la superioridad tecnológica que significa la mediatización del discurso social la artesanía periodística se ve obligada acomodar sus productos culturales a las nuevas condiciones  de la proyección sensorial esclavizando sus contenidos semánticos a las urgencias de reproducción oral que no encuentran oposiciones. Así, el registro escribal es sustituido por la jerga informal más plástica de modo tal que ya no se busca edificar una opinión pública preocupada en responsabilizarse del todo social sino que busca agigantar el apetito de reafirmación individual que provoca a la larga el desentendimiento de la conciencia de su obligación con la realidad social.


El periodismo preocupado por consolidarse en un negocio millonario cumple al pie de la letra la tarea de justificar el predominio de la organización empresarial como el único camino formalizado para conseguir la supervivencia y la tan ansiada realización individual. En este sentido su función específica es disfrazar al avance de la gran propiedad trasnacional ahogando a los grupos sociales en la reproducción de seducciones que son creadas a iniciativa de  las singularidades subalternas pero que prolongadas y rediseñadas por la producción mediática adquieren un significado claramente entorpecedor. El objetivo es crear un noticia que no despierte compromiso crítico sino que sature a la individualidad con informaciones e imágenes que pierden su carácter real, y que por consiguiente, quedan neutralizadas y que sirven de insumos que el individuo utiliza para gestionar rutinariamente su deseo de sentirse reconocido por la sociedad. En otras palabras, el afán de diferenciarse constantemente en una realidad cargada de obligaciones empuja al individuo a reinterpretar la noticia según sus urgencias inmediatas que son hundirse conscientemente en su propia alienación con el propósito de olvidar el empequeñecimiento objetivo que le ha reportado el hundimiento de las grandes narrativas. Ahora que la dominación ya no estorba la noticia es consumida como un sedante que distrae, que sólo exhibe la pura cáscara sin causar alarma o preocupación, porque lo único que importa es el show mediático, el discurso chismográfico que desoculta la intimidad de las bajezas no para producir conciencia moral sino para mofarse de los defectos internos de la naturaleza humana .


Imperialismo mediático en la periferia.


A diferencia del rebasamiento ontológico que supuso la sociedad de la información con respecto a la modernidad escribal industrial que terminó por desdibujarse, en las regiones periféricas la prolongación de la tecnología electronal se reveló en un momento en que el modelo desarrollista no terminó por desactivar el registro oral-mitológico de las sociedades tradicionales . Con diferentes matices el poder de reinterpretación y decodificación ciudadana que las sociedades hegemónicas desarrollaron para conservar su sector industrial a salvo de la corrupción hedonista y del quietismo del ocio no evolucionó con la misma intensidad en las sociedades periféricas. Aquí el populismo político y la ideología nacional-desarrollista no consiguieron hacer madurar una estructura socioeconómica lo suficientemente avanzada como para negociar ideológicamente el impacto negativo que posteriormente ocasionaría la mas media al sintonizar, acrecentar y desterritorializar los discursos ontológicos de sus espacios de origen concreto . Al autonomizarse ciertamente la producción de la cultura de su referencia material se generan socializaciones individuales y colectivas que se divorcian de su función social provocándose una brecha creciente entre subjetividades que viven en un mundo gaseoso y cargado de ficciones que no hallan correspondencia real, y una estructura material encarcelada en la involución económica . La existencia de una asimetría objetiva entre significados, gramáticas y actitudes que experimentan la vacuidad del espectáculo, y circuitos socioeconómicos que no llegan a constituir un mercado internacional, conduce al desarrollo de personalidades desconectadas de su realización ciudadana e incapaces, por tanto, de repeler el impacto de la vida conformista y estandarizada. Siendo nuestra individualidad producto de una desvinculación objetiva de la totalidad esta se muestra incapaz de esquivar la desestructuración o fragmentación simbólica, porque no se cuenta con una base material y emocional lo suficientemente repartida en el universo social. En contextos como los periféricos, sostengo que la cultura oral al ser engrandecida y estirada por su armonía con la mediatización bloquea el desarrollo programático de la economía, exponiendo la psicología individual a una situación de inmadurez cognitiva, que genera una recepción acrítica y frívola de los productos mediáticos . Así, legitimada la voracidad de un espíritu desregulado, la espectacularidad de los reportajes se dedican a  sobre estimular la lógica de este deseo desbordado con el único propósito  de hacer dinero de un negocio que engarrota el ciclo de formación de las economías nacionales y que interrumpe el desarrollo de una racionalidad sensata capaz de revertir el cinismo e instrumentalización que se percibe en el mundo social.


Si bien al principio los medios de comunicación incentivaron en la región periférica la configuración de imaginarios nacionales acordes a la urgencia de constituir una identidad comunitaria, en el siguiente período al descomponerse el patrón de crecimiento industrializante, y al apoderarse los agentes privados de la producción de lo real se ingresa en una escenario en donde la monopolización mediática produce una diferenciación multiétnica adialéctica y disfuncional que se encarga de expulsar de las coordenadas del poder simbólico a todos aquellos actores subalternos que experimentan el padecimiento objetivo . No se busca tejer una estratificación cognoscitiva democrática que persiga la participación solidaria del entramado social, reproduciendo una redistribución justa y productiva, sino un astuto plan de culturalizar los hechos sociales con el único propósito de alcanzar un desentendimiento objetivo de una realidad que empequeñece la calidad de vida, una indiferencia sistémica que validad la monopolización del saber. Al interferirse abruptamente la democratización del conocimiento social, debido al paréntesis perpetuo que supuso la reestructuración económica neoliberal, se aperturan dimensiones desunidas entre sí que se autogestionan y crean su propio entorno de acción, desligándose de la obligación de fiscalizar la corrupción del poder político y económico . El hecho de que no se haya logrado insertar a las categorías populares en la confección del poder público y que no se haya logrado conformar una clase dirigente consciente de su responsabilidad con el todo social, ha ocasionado el servilismo de las instituciones a la inversión privada, deteniendo la expresión de una mestizaje cultural y relegando la consciencia crítica a un resentimiento envilecedor que la autodestruye .


Dueños de la totalidad desordenada el agente particular  invierte sus recursos en justificar la privatización de los saberes y recursos materiales, difundiendo a través de la prensa una plantilla de la realización individual y de todas aquellas amenazas que se ciernen sobre ella, con el objetivo de reformar una subjetividad que funcione y se adapte rápidamente al ritmo plastificado del mercado. Con esto no quiero decir que se entiendo que toda la prensa asegura el predominio de la cosificación capitalista, lo que trato de afirmar es que en perspectiva todo el saber periodístico se ve obligado a convertir la noticia en algo atractivo y agradable, pues de ello depende la rentabilidad de su oficio informativo. A la gente no le importa traducir la denuncia periodística en movilización ciudadana, porque lo que se apetece es una imagen seductora e irreflexiva que le reporte una certeza relajante y recreativa. El periodismo aunque sostenga que defiende al libertad de expresión y de pensamiento está diseñado de tal modo por la sociedad que su eficacia depende la ceguera e insensatez que propague para legitimar la dominación social. Su ocupación es propalar una idea neutralizada, grotesca y servil que reproduzca la instrumentalización de la biografía individual, pues increíblemente la supervivencia del lenguaje social depende de que muestre indiferencia hacia el cáncer social que amenaza la reproducción objetiva. La descontextualización ahistórica de la noticia garantiza el surgimiento de actitudes que critiquen lo existente sean percibidas como desvaríos  e irracionalidad delincuencial, que sólo buscan perturbar o desestabilizar el todo social por una cuestión de supuesta envidia y descontento social. Y si asimila la crítica lo hace al interior de un marco social reformista que basa la solución de los problemas sociales en la postergación simulada del conflicto o del dolor. El falso acuerdo que la noticia construye maquilla la insurgencia instalada en los cimientos del edificio social con el soborno y la corrupción institucional, pues es inviable engañar todo el tiempo a la sociedad, y a los reducidos segmentos que se organizan para vigilar la democracia, con el chorreo económico y la política social. La prensa presenta el debate de la agenda social que la tecnología electronal disfraza y amortigua; es decir, la palabra escrita al supeditarse a la tiranía de la imagen, y a pesar que exhibe un humanismo exquisito y digerible, termina por plasmarse en una caricatura cosmética que nadie toma en serio. A pesar que en las regiones de mayor avance capitalista y de predominio de las relaciones tradicionales existe una mediatización contestataria y responsable, creo que esta no llega a agotar sino a sofisticar artificialmente el espíritu alegórico y festivo, ocultando, por consiguiente, los elementos institucionales suficientes para solucionar los conflictos y problemas locales.

 El medio, sobre todo la radio y la prensa local, cuestionan despiadadamente los eternos males del centralismo y de la concentración económica, pero por ese mismo criticismo e impavidez regional son incapaces de reconocer el atraso socioeconómico provincial no sólo es culpa de la falta de condiciones y servicios sociales básicos sino de la carencia de una iniciativa colectiva  para  enfrentar sus problemas sin necesidad de exigir que el maltrecho Estado central lo resuelva todo. La ausencia de unos saberes regionales auténticos y autónomos organizados alrededor de elites locales eficaces dificulta una negociación más simétrica con los flujos trasnacionales, por esos estos últimos se aprovechan de la inmadurez estructural de las sociedades regionales y locales para imponer descaradamente sus condiciones, apoyados en el sobredimensionamiento benéfico de los medios de comunicación que se propagan en la experiencia social. Así exista una prensa consciente de la necesidad de ilustrar y educar al ciudadano de a pie creo que el pragmatismo mediático que hoy predomina en los medios periodísticos evidencia lo lejos que esta y estuvo la profesión de formar un periodista que no sólo informe emocionalidades, sino que se aventura resguardar el bienestar general con el desenmascaramiento de los grupos de poder que estrangulan nuestro desarrollo y que hacen negocio de nuestra falta de entendimiento propositito.


Consideraciones finales.


Creo que en los límites de estas reflexiones nada conformistas he tratado de ubicar al oficio periodístico al interior de  su marco social de origen y acción concreta para evidenciar que bajo la etiqueta de libre expresión y de la susodicha democracia informativa el discurso de la prensa ha devenido en un instrumento de justificación ideológica del poder global. De forma aislada he anotado también que si bien el tejido social es capaz de reinterpretar y responder el bombardeo audiovisual de la noticia esta contrarrestación se genera para reformar o mejorar la sofisticación del capitalismo, a veces interrumpiendo momentáneamente la capacidad de regeneración de la acumulación privada, pero casi nunca para despertar una conciencia crítica y responsable por la autodestrucción civilizatoria.


En este sentido, llego a concluir que si bien en apariencia los monopolios informáticos tienen un gran poder de fabricación de la realidad simbólica, lo cierto es que la sociedad aún conservando un gran margen de maniobra para humanizar el sistema social, demuestra la conformidad de seguir siendo apabullada por productos digitales que la degradan moralmente y desvalorizan el contenido de su inteligencia individual; a contracorriente de ser víctima receptiva de la maquinaria social creo que el individuo ya mediatizado es cómplice absurdo de la precariedad de una realidad que sólo es superable a través que éste se decida a revertir la parálisis y la metástasis social . De lo que se trata es de no hacer colapsar el capitalismo pues ya esparte de nuestra carne biopolítica, sino de combatirlo en el propio núcleo de su corrupción y poder  estigmático, rebasando la gramática de las dominaciones con una cultura que rematerialice la experiencia social, socializando así las ventajas de la propiedad privada a todo el cuerpos social, aún al riesgo de temer que se escabulla un totalitarismo resemantizado. Debemos convertir  al mercado en un discurso más, desactivando y anulando su hegemonía con teorías sociales de la convivencia y de la responsabilidad en medio de un mundo invadido por máquinas .


En esta línea argumentativa la prensa debe ser el puente que una el análisis de una inteligencia escribal des-dogmatizada con los múltiples dialectos de la cultura oral para domesticar apropiadamente el bombardeo audiovisual acrítico e irreflexivo, y para invitar a la sociedad civil a exponer y discutir la agenda social en el esfera pública. La prensa debe convertirse en el instrumento crítico del ocultamiento del poder social para reorientarlo al bienestar global, y a partir de ahí hacer negocio con la cultura de masas o hacer comentarios irónicos a cerca de la vida social de un personaje mediático o público. El periodismo esta obligado a hacer lo serio sumamente agradable .


No hay comentarios:

Publicar un comentario

La desunion de una familia

  Hace unos meses conversaba con una vecina que es adulto mayor. Le decía que a pesar de tener 75 años se le veía muy conservada y fortaleci...