viernes, 19 de febrero de 2021

Redes sociales y violencia.



Las redes sociales aunque son una fuente de distracción y fuente de conocimiento. También resultan ser una fuente de enormes peligros tangibles para las personas. Se estima que ahora no sólo los jóvenes usan las redes sociales sino también los adultos y los adultos mayores por múltiples razones más allá del recreamiento como la comunicación.

Las redes sociales son ventanas que nos alejan del Cara a cara antropológico y de la socialización de la calle. Hoy en plena pandemia las redes sociales han incrementado su uso debido al confinamiento que hay que acatar. El peligro que tienen es que las personas pueden sufrir estafas o comunicaciones engañosas a los adolescentes y niños por parte de delincuentes. El real riesgo que representan las redes es que banalizan  la realidad y vuelven el mundo digital en una realidad en donde nuestra atención mental resulta esclavizada

Un mundo de violencia y delincuencia en las calles empuja a los sedientos consumidores de las redes a buscar afecto y comprensión en el mundo virtual como una forma de aplacar la rutina y la insignificancia de la vida social. Esta alteridad  puede ser peligrosa para la salud mental de los navegantes porque los transforma a una realidad hiperreal donde pueden ser lo que desean y darle sentido a lo que hacen. El efecto sublimador de las redes permite su afluencia y no es para nada raro que se hayan vuelto en una extensión del ser humano.

La soledad del mundo administrado empuja a los cibernautas a acelerar la transformación de la realidad en un mundo sin socialización y de ingenierías sociales donde el carácter social y antropológico se ve alterado. El acercamiento ya no posee un carácter afectivo sino simplemente  comercial y obsceno. Una necesidad para combatir la soledad que sufren las personas por haber vivido un mundo de ilusiones. Las redes sociales aceleran su dominio sobre nuestra subjetividad y a cambio recibimos una falsa sensación de sublimación de nuestros sentimientos y emociones más íntimas.

En los últimos tiempos el consumo de la pornografía en red se ha convertido en un mal endémico pues detalla la incapacidad sobre todo del hombre para entablar una relación de cercanía con el sexo opuesto más allá de la necesidad esquizofrénica de consumir una hiperrealidad de cuerpos que actúan el sexo y dañan la mente de los consumidores. Esta pandemia ha de haber aumentado el consumo de estas fuentes de obscenidad donde la mujer se convierte en objeto sexual, en un solo un cuerpo vibratorio.

El peligro de las redes es la alteración del acercamiento. Para nadie es un secreto que el riesgo psiquiátrico que significa el consumo de las redes puede alterar el carácter y la sensibilidad de las personas a un grado de represión y violencia donde la familia sufre los estragos de una mente vaciada  de motivos. Hoy con la pandemia está realidad es muy cercana pues el confinamiento ha hecho que la digitalización de la economía y del consumo a la carta hayan postergado por este tiempo la inevitable riqueza del cara a cara.

A pesar del carácter atomizador de las redes en circunstancias notables también pueden llegar a ser una fuente de convocatoria frente a los abusos y la criminalidad de la política. Las manifestaciones y la protesta alcanzan su cenit cuando a través de la redes se convierten en un efecto socializador de la opinión y de los troles por un espacio de confrontación política en las redes como el Facebook y el Twitter. Más allá del efecto propagandístico que reportan las redes con el llamado a la protesta no dejan ser un medio donde se trastoca la antropología del cara a cara. La convocatoria hace el llamado a la masa enfurecida y no siempre a una sociedad civil informada y con cultura política

Las redes sociales han logrado convertirse en un medio de vigilancia y espionaje. Los perfiles que armamos para dar detalles de nuestras vidas y nuestro estado de ánimo, así como una opinión sesgada muchas veces son vigilados por cienos de personas. Es esta ventaja la que acechan los recursos de mercadotecnia para colar sus productos a través de los perfiles y ser las extensiones perfectas de una tienda o comercio. El mercado se inocula a través de las redes para generar una economía muchas veces que halla a oferentes y demandantes de recursos legales como ilegales.

Por último, creemos que las mutaciones que están provocando los medios digitales en los imaginarios sociales aceleraran el distanciamiento afectivo y emocional de los seres humanos. La soledad será un problema metafísico para muchas personas y el grado de diferenciación acelerada pondrán en las calles aberraciones, explotación y violencia como nunca antes se vio. La exclusividad y la violencia serán privilegios de los conectados como la miseria y la ignorancia la enfermedad de los desconectados.

 
J





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