El miedo es lo que nos aleja de la plena libertad. La sociedad sitiada por las amenazas de la vida moderna construye sus mundos de la vida entre la vigilancia y las rejas. Nunca como antes el precio de la seguridad depende de la vigilancia sobre los opromidos. El hambre conduce las libertades individuales hacia el crimen y la vida fácil. El miedo no proviene sólo de la calle sino que tiene una función más trascedental.
Esa función consiste en tener a como de lugar a las personas integradas al sistema de explotación y de consumo del cual sólo son insumos baratos. Hoy los medios de comunicación y de publicidad son los encargados de transmitir ese terror que empequeñece la existencia. Son verdaderas máquinas de alterar las emociones del ser humano y desarraigarlo de su ubicación en sus intereses particulares. Prometen libertad frenética a cambio de una cruel servidumbre.
Pero el miedo hoy ante el virus es un miedo visceral. A parte que la pandemia roba la identidad a sus sujetos estos son exhibidas como probables cuerpos enfermos. El resultado es el miedo a salir de casa y de abastecerse con todo lo que se pueda para burlar al virus. Y a su vez una temeridad insensata ante un posible contagio. Los medios debilitan el carácter pero también te inhiben a tener que consumir.
Una intersujetividad mascarada por todos lados de hospitales sobresaturados delincuencia campeante, feminicidios y obscenidad pierde en poco tiempo el equilibrio de sus emociones y cae presa de la paranoia como de las neurosis. El riesgo a morir víctima de estos flagelos habla del Estado de descomposición moral en que ha caído nuestra sociedad como del terror para mantenerlo integrado.
Hoy el confinamiento desobedecido y acatado por pocos nos enseña la fuerza objetiva de la mercancía para trasladar al sujeto ante el peligro de la enfermedad. No importa el prójimo porque en el mercado salvaje se compite con fiereza y represión. Los que pueden acatar las medidas o se saben cuidar de los peligros de la calle ven como la sociedad se desmorona por la pantalla. Y el desánimo es más al ver como los políticos pugnan por el poder vendiendo su alma al diablo o ser mitómanos
Los medios siempre han buscado informar y comunicar lo que resultan ser los procesos sociales en los que nos vemos envueltos. Pero también ha sido vehículo de socialización como de resocialuzacion. Creaban lo que se llama una conciencia colectiva. El cine, la radio, y la televisión funcionaban para darle una territorialidad a nuestras acciones sociales. Cuando irrumpio la Internet y los medios celulares lo que se provoca es la dislicacion como la anomia. En este segundo contexto, los medios echan mano de los medios como los periódicos y los noticiarios para transmitir el miedo que controla.
El gran teatro de la delincuencia es que no será desaforada porque es necesaria para Mantener la subordinación de los explotados. Podrán haber operativos y normas cada vez más rígidas, pero el germen del delito que es el hambre como la vida fácil no son solucionados por que cada quien es consecuente con su propia vida. El delincuente mata porque el camino al dinero es cometer lo prohibido y no le importa caer en la estigmatización de la anormalidad. En estos tiempos la delincuencia es propia de Marcos de socialización como son la familia y el sistema educativo que no funcionan.
Los medios iniculan el terror para quitarle fortaleza mental a las personas. Su objetivo es fabricar una noticia que desanime y despolitice a los sujetos. Como también es su rol que la persona consuma todo lo que la publicidad dispara contra nuestras mentes. Los medios de comunicación han conseguido una mutación en los imaginarios colectivos para controlarlos así como han probado que la plasticidad de la libertad no conoce el yugo del desierto de lo hiperreal.
Cada vez más personas en el mundo expresan su deseo de vivir una vida auténtica, lejos del miedo y de la escoria del consumo. Su decisión ha sido mirar a un regreso a la naturaleza. Aunque ya los medios hacen propaganda de este ecologismo en sus sociedades e intentan reformular sus sistemas de consumo para volverlo más saludable. Pero es tarde la libertad deja de ser un desperdicio de tiempo y se convierte en actividad creativa y artesanal. Contacto con los medios alternativos de vida.
Hoy el peligro de una extinción masiva ante la amenaza del cambio climático está generando la aparición de una conciencia colectiva a pesar del miedo que concita el terrorismo latente. Esta conciencia busca una vida natural y a la vez normalizada y feliz.
Por lo pronto la pandemia ha logrado atemorizar a las personas ante el riesgo de la muerte. Y los medios de comunicación se han valido de este hecho para inyectar el terror y el consumismo a gran escala.
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