martes, 23 de febrero de 2021

El oscurantismo de la epoca




Vivimos una época de grandes peligros. El capitalismo en su adicción a la acumulación ha sobrepasado a la naturaleza a límites nunca antes vistos. El mundo es otro con la aparicion del virus y será otro cuando se vaya. Se ha generado un corte de aguas donde la vida humana ha experimentado una decadencia ontológica. La identidad entre el hombre y su mundo ha culminado y este se halla sin un lugar cultural en la tierra. 


Esta desterritorializacion o desarraigo ha hecho del hombre un sujeto cercado por la tecnificación del mundo. Enajenado vive adicto de ilusiones y simulacros que consume porque su vida solo transita y está asediada de peligros y hostigaciones que lo llevan a la esquizofrenia total. El hombre carece de lo fundamental para mutar hacia lo mejor. Esta época oscura hace del hombre un antropoide que se ha degenerado y queda desguarnecido ante una sociedad del riesgo latente sin que parezca importarle. La crítica se desvanece en el empequeñecimiento de la academia y el planeta queda en manos de los gigantescos saqueadores. 


El cambio climático y el virus han empujado a las sociedades ha territorios contaminados y desérticos donde los grandes recursos de la tierra vienen agotándose rápidamente. Las selvas desaparecen, las emisiones de CO2 no han bajado, el descongelamiento de los polos, el cambio extremo del clima en el planeta, han hecho que las protecciones que pueda fabricarse son nada frente al afán de lucro de los grandes capitales. 


La ciencia ha hecho un gran esfuerzo por detener el virus con la vacunación masificada que recién comienza. Pero el peligro del bioterrorismo es una opción posible. El SAR COV 2 ha demostrado la impotencia de las naciones y sociedades para detener la enfermedad con los medios clínicos ha mano. Otra amenaza de pandemia tendría que acogernos en una época de grandes adelantos en la medicina. Y eso por lo pronto es efímero. Pues casi todas las enfermedades son crónicas y el hombre es un ser enfermo. El acercamiento a los medios de vida ecoalternativos parecen confirmarlo. 


El oscurantismo parece atacar a la ciencia. Como nunca sus búsquedas y descubrimientos atajando por todos lados a la mente humana la conmueven emocionalmente y la debilitan. El autodesarrollo de las emociones que se exige es una nefasta obligación o pérdida de libertad en las decisiones del hombre. La ciencia se ha.convertido en un instrumento que esclaviza la mente humana y la lleva al desvarío total. Los otros aspectos de la ciencia no parecen tan importantes como lograr la integración a toda costa de los oprimidos.  Por lo pronto, la ciencia parece tener una obsesión con la parte orgánica de sus invenciones. 


El mundo se ha vulgarizado y se ha puesto violento. Las esferas de protección civilizada pierden sus murallas rápidamente y ya no se busca la formación del Alma de los sujetos sino solo instituciones de programación mental que sublima el comportamiento humano para hacer lo que es funcional. El funcionalismo de la época programa las mentes a pesar de su abismal ignorancia. El resultado es un hombre reprimido y estresado dispuesto a consumir, devorar y ser completamente impulsivo. Hoy los sistemas educativos se preocupan de desennoblecer a las personas y arrojarla a un egoísmo que coordine procesos y encadenar instrucciones de administración. Los que están excluidos de esta logística perecen en el hambre y la delincuencia. 


Cuanto más el espíritu del hombre requiere de una escandalosa evolución tanto más este involucióna y se vuelve un ser oprimido por el pasado y las represiones de la vida hipermoderna. La razón ya no es un juego de convencimiento sino un aparato de persuasión para dominar a las persona a hacer lo conveniente. Interpretar este desastre es ver como la libertad es trocada en violencia y violación de todos los derechos humanos. La humanidad es una palabra hueca que sirve a los negocios del capital más salvaje. 


Hoy se habla de una economía social de mercado como la que poseen los europeos. Pero estas atracciones no dejan ver que el costo de ciudades tecnologizadas y programadas es la Soledad existencial de sus moradores como no el suicidio posible. La vida empieza a experimentar que el recuerdo o el holograma de la televisión son los únicos espacios para sus espasmos de bondad y riqueza emocional. La internet ha evitado la entropía de la sociedad moderna pero ha provocado una integración tan esquizoide que la adicción a sus realidades solo conoce el agravamiento de la mente como su seriedad más maquinal. La web es un mundo para respirar mientras el mundo se cae a pedazos. 


El mundo privado del hombre ha muerto. Hoy el sexo con frialdad es un platillo exquisito que todos buscamos. El amor da miedo porque se carece de lo esencial para amar como lo es una personalidad madura. Hoy los sometidos viven su sexualidad sin reglas y distracciones. Es una necesidad básica que cada día se convierte en una distracción que perjudica la mente del hombre. Hoy como nunca vemos en las redes el exhibicionismo de los cuerpos deseados pero casi por ninguna parte sentimientos trascendentes o algún alivio de pertenencia. El hombre ha hecho del sexo una necesidad animal y le arrebatado el erotismo ciego de la seducción. El amor perece en esta jungla de seres desposeídos de razón. El cuerpo es solo una comida más para no volverse loco en el mundo administrado. 


Hoy todo parece estar en caos. La delincuencia generalizada,  la violencia contra la mujer, las drogas que se escabullen por doquier, el presentimiento desaforado de un acto terrorista, la sensación inescrutable de que no hay seguridad ha donde se vaya, y por último, la perdida de confianza en las instituciones políticas para conducirnos al bienestar. Parece que el espíritu del hombre es corroído por instintos de muerte y destrucción como si fueran diversión depravada. Es extraño decirlo pero la ilustración de los grandes pensadores no adivinó que la racionalidad se convirtiera en algo asfixiante, que detonaria en la diferenciación total de las personas. Una búsqueda de reconocimiento individual que ha abandonado por todos lados la sensatez del respeto por las personas. La persona atemorizada e integrada solo por sus adicciones depresivas ha perdido toda imagen de racionalidad y de felicidad. La esperanza en la redención convive con el sueño de una vida exclusiva. A medida que todo se desmorona los fantasmas del fracaso y la Soledad despotrican contra todo lo sensato y civilizado. El sentido de la vida se pierde y con el la esperanza en una patria paradisiaca. 

El retorno de la religiosidad confirma la incertidumbre de los sujetos. Entregados a una ley superlativa esperan confiados un cambio para mejor. Sin actuar la plegaria no funciona. El recrudecimiento de la creencia se genera en medio de una época de miseria y destrucción. No son pocos los que han hallado consuelo en la práctica de la fe. Pero esta llega para oscurecer una sociedad que ya no actúa racionalmente y que pone a Dios al servicio de sus conveniencias particulares. No es Dios quien es escuchado sino las acciones cínicas de los hombres las que arreglan la figura de su creencia y fidelidad a la palabra. La hipocresía y la rigidez moralizante actúan con violencia simbólica en nombre de Dios.

Las mutaciones que se vienen dando en el capitalismo para inhibir los efectos dramáticos del cambio climático son aún insuficientes. Parece que asistiremos a esfuerzos dictatoriales de aguantar las protestas y de gestionar el hambre de la gente. El capital tendrá que humanizarse y el consumismo volverse light si es que no desea su desaparición y con el de la vida de la especie. Pero para que esto pase los grandes poderes se enfrentarán y la oscuridad de pugnas comerciales como de guerras es una posibilidad. Nadie de las elites quiere el cambio del hombre hacia el espíritu y la naturaleza porque el capitalismo se arruinaría como modelo de acumulación. Por ahora el instinto ciego es luchar por un lugar estoico en la vida sino se quiere perecer de estupidez. Y la mejor alternativa es una política de cuidado sobre si mismo. El hombre de la modernidad ha muerto y asistimos a la aparición del hombre que busca en su propio interior las bendiciones de la sabiduría y una vida plena. Los medios alternativos de vida ya son una realidad. Solo hace falta que esta época oscura de autodestrucción no sea una Real amenaza contra la vida del hombre. A pesar de la gran envidia que crea creemos que la vida conseguirá su reafirmación y el sistema de producción será re formulado. Saber cuándo sera la fecha es un misterio.




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