miércoles, 17 de marzo de 2021

Vacio de poder. Vacio juridico.

 



Desde hace décadas se ha venido acentuando un desprestigio de la política que ha hecho mucho daño a la democracia liberal. Todos los poderes e instituciones del Estado reciben fuertes desaprobaciones que deslegitiman sus acciones en la cancha. La política sufre un vacio de poder. Una desatención cívica que hace que cada ejecución no vaya acompañada de un sello legal que sólo es algo formal. Las leyes disfrazan de legitimidad del acto político pero no logran evitar  la desaprobación de las medidas del Ejecutivo y del Congreso. 

¿porque a pasado esto? ¿ porque el poder es factico y no democrático? Porque desde el Fujimorismo se ha ido propagando un discurso de la antipolitica que ha buscado la captura del Estado sin importar la validación de la democracia. Como sabemos el Fujimorato fue una dictadura que empleo todos los medios a su gusto para desacreditar a sus contendores políticos. Su propósito era destruir la figura democrática y poder corromper el Estado sin ninguna resistencia. Prácticamente la forma legal de sus decretos de Estado era sólo una formalidad que producía un desprestigio de la resolución jurídica de las medidas.

Cuando se reinicio la democracia ha sido de tal volumen de corrupción pública en todos los niveles del Estado que la población ha seguido teniendo una actitud desapribatoria de los políticos. Se generó un sector formal del Estado y una cultura informal o formal del microempresario o una ideología del autodesarrollo por la cual las personas han hecho sus vidas desentendiendose de lo que hacen los políticos. Lo que hay es un escepticismo político y un criticismo sin aventurarse por la participación política. 

Han habido movimientos juveniles y protestas de todo tipo, pero ninguna de estas medidas ha sido para reforzar algún elemento partidario, sino para rechazar a los políticos y pedir que se vayan todos El  cinismo y la hipicrecia de los políticos a la hora de dar declaraciones  sin importar a sus represantados sus robos desafortunados y la impunidad con la que han sido acompañados han provocado el desprecio del ciudadano de a pie, pero no muchas veces su derrocamiento. La política se ha vuelto una carrera para asegurar los intereses particulares de los políticos y no una representación firme y contundente.  

Se ha generado una clase política en todo el territorio nacional que ha capturado los poderes del Estado que bloquea la renovación de cuadros o ideas de reforma del Estado. Las leyes se han dado para acompañar las decisiones lobbistas de los políticos que al alcanzar el poder benefician a sus amigos empresarios que han financiado sus campañas políticas. Esto genera un vacío de poder, donde este elemento de voluntarismo democrático escasea o no puede darse por la interrupción de los políticos para lograr el bienestar y el desarrollo. Este vacio socava la democracia y desestabiliza la política al punto que es la responsable de la vacancia presidencial o la figura del cierre del congreso.

La gobernabilidad viene siendo minada por la irresponsabilidad de los políticos. Pero también es una causa de la desatención cívica de los gobernados, pues sólo critican, y no hay constructivusmo ni particpacion política. Frente a este panorama de la corrupción política en los últimos años ha venido apareciendo una sociedad civil proteststaria de jóvenes y militantes de las izquierdas que han salido a las calles frente a toda medida antipopular que el Esrado ha planteado. Muchas veces se han levantado contra cirugías necesarias como la carrera pública magisterial o la ley servir de la carrera profesional en el Estado, siendo reactivos al progreso. Pero en más de las veces se ha hecho contra medidas que afectan el bolsillo de los ciudadanos o contra la corrupción pública. 

No es de extrañar que en este último gobierno hayamos tenido hasta tres presidentes vacados, y se pida la posible censura de Sagasti. Hemos tenido la disolución del congreso electo y hemos  tenido que elegir otro.  Los intereses privados y los negociados por detrás de la representación política han generado el rechazo de la población que ha salido a la calle a defender la democracia y no a ningún político. El enorme vacío de poder se ha transparentado en la ineficacia para gestionar debidamente obras de inversión pública como la reconstrucción de Piura.  O como derivar de forma provechosa proyectos de ley que favorezcan al bienestar del pueblo. Lo que hay es una fuerte debilidad del Estado para reclamar para sí la soberanía gubernamental, lo que se traduce en crisis política, y corrupción política. 

Esta enorme incapacidad de los poderes del estado para administrar de forma legal los bienes del Estado ha hecho que también la forma jurídica de la constitución quede sin valor efectivo, y se impongan medidas populistas que retraen de forma jurídica lo que se puede legislar o no. El derecho ha sido pasado por encima y se crea una situación de voluntarismo político que no tiene argumentos constitucionales. Varios proyectos de ley del congreso han sido declarados nulos por el Tribunal Constitucional, por no saberse los límites de los poderes del Estado. Y otro fenómeno social que ha generado el debilitamiento de la norma jurídica es la incondenable inseguridad ciudadana. Ya que en cuanto atrapan a los delincuentes muchos de ellos son liberados y vuelven a delinquir. La población reclama justicia pero lo que reciben es hurto y muertes a mansalva. 

La figura de la vacancia presidencial si bien expectorante a un coimero como Vuzcarra, es un artículo de la constitución que se somete a múltiples interpretaciones, sobre todo en su enciso de vacancia por incapacidad moral que resulta muy general y ambigua. Bajo esta figura los políticos han sacado tres presidentes en tan solo cuatro años. La figura ha sido la incapacidad moral y la corrupción que los ha acompañado. Lo hemos visto en PPK y en Martin Vuzcarra, con suma razón, y en la disolución del congreso en el 2019 por su obstrucción a la gobernsbilidad del país. Por ahora la forma legal sufre de un vacío jurídico que se extrapola a la sociedad donde el que tiene más dinero logra fallos a su favor y no se promueve la justicia. Otra forma de vacío jurídico es que la ley no es igual para todos sino que se ha partido para defender el derecho de minorías culturales que lo que hacen es fragmentar las normas de los reglamentos, del código penal y de la carta magna. La legislación pierde no sólo fuerza por la manipulación política sino porque ya no corresponde con las transformaciones sociales y culturales de los últimos tiempos en el Perú. Por lo que merece reformas internas. 

Hoy para fundamentar sufrimos de un vacío de poder porque no hay soberanía para aplicar las gestiones del estado. Y además hay vacío de poder cuando la crisis política se agudiza, de tal forma que paraliza el poder ejecutivo del Estado. Lo estamos viendo con el proceso de vacunacion donde no hay suficientes dosis para avanzar más rápido. Y donde los escándalos políticos nos restan credibilidad como sociedad frente a la comunidad internacional.  El liderazgo político es débil en el Esradio. No contamos con funcionarios realmente gestores y administradores de la cosa pública. Lo que hay es un estado lento y excesivamente burocrático. 

En cuanto al vacío jurídico, la ley es acomodada para favorecer intereses de facciones. Y no una regla que orienten y de valor a la acción política. Mientras exista este problema la legislación se fragmenra en el territorio y se fomentan interpretaciones que bloquean gestiones que favorezcan el bienestar general. Por ahora el vacío de poder alimenta la corrupción y promueve el voluntarismo ideológico para resolver problemas. La justicia comunitaria se presenta y el Estado retrocede en su planeamiento del Estsdo. Se requiere un Estado modernizado que sea validado por una ley que facilite y valide procesos gubernamentales. 

Hoy en el gobierno del profesor Pedro Castillo la acción política va por fuera de su legitimidad jurídica y democrático. Es tan exasperado el populusmo de la izquierda conservadora que amenaza la estabilidad de las leyes de la carta magna, provocando un caos social de la cosa pública, destruyendo el Estado que llaman burgués. Su objetivo destruir el país y echarle la culpa al sistema de la crisis económica y política. Con esto se genera un vacío de poder, pero a la vez un vacío legal, donde las decisiones políticas, muchas de ellas promesas populistas no son refrendada legalmente y lo que vemos es la captura del estado por un dogma de raíz marxistoide que amenaza los derechos individuales y las libertades civiles de la vida cotidiana. Castillo y la izquierda son una sería amenaza para la vida cotidiana de las personas y para la reproducción social. 

 






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