martes, 2 de marzo de 2021

Comunicacion y sociedad peruana




Los límites de la política para comunicar las normas de convivencia sanitaria y los protocolos de bioseguridad, hablan de un severo problema de comunicación como del sentido trascendental de lo que se publicita. Los contenidos semánticos del lenguaje profesional y del discurso oficial son desestimados por el sentido práctico de la sociedad porque se ha producido un serio abismo semántico entre la cultura política y lo que procesa la cultura peruana. El lenguaje de sentido práctico no está nombrando los semas nuevos de la cultura popular producto de mutaciones profundas en la cultura socializada.

Los procesos de socialización puestos en cuestión por la colonización de la lógica del interés privado han degenerado en gruesas limitaciones de los Marcos institucionales para reproducir y conservar el conocimiento social. Se ha producido un desfase ontológico entre lo que comunica la semántica oficial y lo que viene procesando los campos más liminares de la sociedad.  El lenguaje particular está siendo silenciado y oscurecido por el lenguaje oficial de un modo tan represivo que no es nombrado por el pueblo, no está siendo socializado y comunicado. Los lenguajes profesionalizados y los saberes populares están desconectados provocándose un escandaloso desconocimiento empirico de la cultura peruana.

Al estar divorciados los saberes prácticos de la cultura  oficial no se renuevan los Marcos de socialización y no se recoge  el conocimiento social de las nuevas generaciones en las aptitudes y contenidos epistemológicos de las profesiones y el sistema educativo. Los silencios y las mutaciones que se ven latentes en la cultura se ven desperdiciados por la socialización normativa que pronto todo se vuelve desinformación y en otras violencia simbólica que reprime emociones e intimidades. Aquello que no se nombra recibe la violencia de lo existente. La objetividad de la realidad esconde por medio de la violencia los momentos de ruptura y mutaciones de la cultura peruana. Lo que resulta es una cultura que silencia su propia evolución semántica echándose a perder las reservas de saberes y creatividad que puede dar un principio de realidad prontamente conocido.

Un primer silencio es el que se da en la institución familiar. Los olvidos e irresponsabilidades que vemos oyendo en las familias hablan de una institución que no está educando en lo más práctico a los menores. Muchas veces la violencia familiar y la indiferencia del ambiente familiar producen una subjetividad que no sabe comunicar sus emociones y que no recibe el respaldo de significados normativos para desarrollar su personalidad. Los problemas tan liminares o íntimos de la familia peruana arrojan a la sociedad un individuo que no sabe comunicar su personalidad y que no recibe valores íntimamente enseñados. Si ve violencia reproduce violencia al crecer o muchas veces una subjetividad sin desarrollo psicológico. 

Un segundo Marco institucional que también está minado por la incomprensión es el sistema educativo. La escuela en vez de ser un ámbito de formación del Alma práctica y de dotar de los saberes mínimos de una sociedad, es un ambiente donde reina el desgobierno y la inhabilidad pedagógica para comprender los nuevos cambios transgresores del adolescente y del joven, lo que termina en menor aprendizaje o deserción escolar. El no poder comprender al educando y una historia de violencia e incomprensión dificulta la conformación de una actitud que este predispuesta a aprender conocimientos educativos. 

Este desdubujamiento del sistema educativo transmite una gran problemática a la educación superior. Sino ha existido una comunicación fluida con los estudiantes tampoco puede haber una internalizacion de los contenidos más especializados  de la cultura universitaria. La historia de las emociones de las que se hace cargo la universidad muchas veces no llega a cuajar en una formación profesional sólida. Muchas veces no existe vocación profesional y si una cultura profesional totalmente relajada. Es aquí donde el saber práctico de las culturas populares es deshecho o bien se reproducen saberes clandestinos que no son nombrados o se dan de forma paralela a la gestión educativa. 

Un tercer ámbito que conduce a problemas de comunicación resulta ser el mundo del trabajo. Cuando el profesional pisa por primera vez el mundo laboral se halla frente a rutinas y normas que debe interiorizar para desplegar toda su creatividad y ser alguien útil para una empresa. En el trabajo se prueban de forma empírica todos los saberes objetivos de la universidad, o se choca contra una cultura de saberes profesionales con un estilo diferente al que le contaron. La empíria y el sentido pragmatico que se desempeñan en su labor son las actitudes más eficientes para tener éxito y resolver problemas. Paralelo a estas rutinas se halla toda una cultura egocéntrica y de estatus donde el maltrato o el aprovechamiento del cargo para fines ilícitos pueden confeccionar una personalidad que despliega relaciones mafiosas o manejos irregulares. Muchas veces el mundo del trabajo hasta el informal requiere del saber criollo de la sabiduría pragmática y de la viveza para conseguir un resultado. Lo que se consigue con lo narrado es una institución del trabajo donde la socialización edifica una personalidad transgresora y delincuencial que no respeta las normas más generales de la sociedad.

Un cuarto ámbito es el mundo de pares. El ambiente de los amigos traen códigos y rutinas donde el joven interioriza un relajamiento de su disciplina para dar forma a una vocación o talento. Muchas veces las amistades llevan al joven a estar cerca a la diversión y al mundo del hampa. Se socializan símbolos donde se rompe con cualquier norma establecida y el permiso para practicar se convierte en indecisión para gestionar un proyecto de vida. Se cae en la inmadurez y en la inseguridad para planear una vida. Digamos también que en esta etapa es donde el mundo de los sentimientos y sueños no son más que olvidados por la cultura oficial y se construyen culturas paralelas con significados que conducen a la violencia y a la agresividad lingüística. 

Otro Marco de socialización resulta el acceso a una carrera politica.  En este sector es donde concurren las personas que han tenido una actitud de cambio y de aprendizaje mayor que en otras instancias. Quizás muchas veces, esto no vaya acompañada de saberes profesionalizados de gran calado pero es aquí donde las transgresiones de las otras instancias adquieren un valor político de decisiones y participaciones. No es que se involucre a la mejor persona sino a la que más habilidad tiene para soportar los climas tan estresa ntes de las disputas y debates políticos. En este sector de la socialización que es mínimo en la juventud se da espacio para que se silencien con la retórica y la mentira los saberes legítimos de la realidad social a la que representan. La comunicación con los actores populares es desoida y se imponen plataformas de saberes ideologicos o planes de gobierno que desconocen olímpicamente la realidad tan compleja del país. 

Y un último Marco de socialización donde quedan olvidados los saberes del mundo popular es el de los medios de comunicación. La mass media y la noticia transforman las mentalidades a tal punto que lo que se aprende en la realidad fáctica es obviado por los conocimientos mediáticos del mundo del marketing y las industrias culturales los medios forman imaginarios y tergiversan la realidad de sus audiencias. En otras palabras, si tenemos una cultura que se Salta las normas que nuestras biografías han internalizado, tendremos en la mass media la confirmación y empeoramiento de la conciencia colectiva. Las redes y la TV resocializan y tornan normal el abuso y la violencia. El mundo privado es devorado por las comunidades virtuales y por lo tanto, las mutaciones de la cultura popular quedan aplastadas y segregadas por la violencia de la realidad fáctica del poder. 

En estos últimos años, y más con la pandemia hemos sido testigos de una barbarie socializada e interiorizada. Nunca como antes ha primado el ego irresponsable y mezquino de la personalidad transgresora. La desobediencia a los consejos para frenar la primera y segunda ola son la otra cara de una sociedad que desconoce las profundidades y abismos de sus saberes prácticos. Los usos y costumbres de la cultura peruana han quedado subordinados a una cultura donde reina el poder del dinero y el frío interés egocéntrico. Los silencios históricos de la psicología peruana han dado forma a una conciencia reprimida y conservadora donde la libertad para ser creativo queda asfixiada por el mundo de las transgresiones públicas. Por eso decimos, que la comunicación entre culturas y saberes es una aporía que no tiene solución por el momento. Lo que reina no es el dialogo Franco o sincero sino la imposición jerárquica donde hay caos y entropía civilizatoria. La grosería y la violencia son la norma. 





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