martes, 18 de diciembre de 2018

Sobre posesión y separación



Evaporar la violencia del mundo no ha sido una tarea fácil. En realidad pacificar la sociedad no perseguido la conservación de la especie sino introducir esta violencia originaria en el cuerpo y crear una psicología obediente y absorta de su timidez de salir de sí misma.

en realidad estos ingenieros del alma han querido desalojar al deseo de las relaciones sociales y señalar que el desenfrenado amor y atracción vapuleante que se han tenido los sexos es contrario a toda norma de civilización.

Toda forma de individuo de esta civilización naciente ha sido ya una mónada egocéntrica incapaz de sentir y hacerse el amor. Ha interiorizado que debe perseguir el amor y la pasión como si una empresa racional se tratara, controlándola y a asegurarla. Por eso la pérdidia. Pues aquel que no se entrega, no explosiona, no perdura en la piel.

Han dicho que posesión es dominio, obsesiva explotación. Y asi han alejado al hombre y a la mujer de si mismos de su justa gratificación. Sobre esto han inventado la discordia entre los sexos donde los adultos es el retrato fiel de la represión a perderse en el desequilibrio. El feminismo y el machismo se agitan en esta idea.

Pero sólo en la posesión que quema puede perdurar lo gratificante. Sólo en que ama hasta el túetano puede acabar con la relación de dominio que separa a los cuerpos. No hay otra forma. Pues es solo en la cosificación extrema y lúdica se puede volver a ser inocente y sagrado. Y no es una cosa de ojos o de hiperrealismo es sentido al máximo, posesión que quiere el perderse en el otro cuerpo y fusionarse. Sólo así la vida que mata la conciencia puede ser enteramente honesta con su ser. Sólo en la posesión puede dejar de ser esclavo.

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