Simulaciones y ridiculeces… (La política y la ignorancia del desarrollo)
Anclado en la selva me tope
frente a frente con las noticias del canal N (8) y luego de curioso el 10 de
RPP (radio programas del Perú)…. Había decidido no volver a tomar en serio los
simulacros de acciones políticas que no llevan a nada y el desperdicio de
verborrea tecnocrática que nadie ejecuta y es capaz de llevar a su correcta
aplicación. Más allá de un sentimiento anarquista o desobediencia escéptica que
la mayoría de irresponsables cometen, el estado de ánimo del que partían mis
consideraciones era vagamente emocional e insuficiente…. Se requería modelar
esa actitud en ideas, diagnóstico y porque no en propuesta…… Esto último es más
complicado y dejo el ejercicio para lo inicial. He de observar que el desprecio
ante la política en el ciudadano común es un sentimiento razonable, pero a la
vez conveniente para la privatización del poder. Y a la vez, en contraposición,
la actitud de criticar la indiferencia de las personas ante el proceso de la
cosa pública es también una premisa equivocada…. Pues la disposición afectiva
hacia la política parte de que la vida en ella no sea un desperdicio de tiempo,
y no conlleve al gran show en que se ha convertido…. Ambas actitudes son
emociones larvarias y confusas a las que hay que darles una lectura racional
del lugar en que se hallan, y cuales son las acciones pertinentes para liberar
a la política y a su ingeniería institucional de teatros, viajecitos, y
seminarios con cocteles, y parrilladas sensibilizadoras…. Hay que dejar de lado
esa escena triste de que se le saca la mugre al capital o se decide el destino
del mundo desde ágapes en hoteles cinco estrellas, o desde salas de reuniones
con conversaciones al aire….
El arte de los peruanos ha sido
la verborrea espectacular, inservible, crítica, moralista, pero a la vez
complaciente e incapaz de llevar las fastuosas recetas que exhibe a la acción
concreta y a su sostenibilidad social. El gran abismo entre la palabra y la
acción técnica ha sido un arte que ha favorecido el florecimiento de poetas,
literatos y dramaturgos, y por tanto de personas y generaciones de eruditos que
sólo han comerciado con ficciones y mentiras. Los grandilocuentes castillos de
ilusiones que han dominado nuestra imagen de nación milenaria han escondido la
poca voluntad para concretarlos, o el poco esfuerzo para socializarlos. El
sentido común a lo largo de la historia se ha construido en base a silencios y
tergiversaciones, a ficciones y psicologizaciones que sólo han perseguido el
disfrute y el jolgorio personal. Las ideas clericales y rebeldes de las que han
bebido nuestros jóvenes han surgido de un estado de ánimo que sólo ha buscado
la diversión y el dispendio a base de poco esfuerzo. Ha sido una empresa de
seductores y de ociosos, que se han convertido perjudicialmente en ideas y
programas que dominan nuestra realidad y de cómo actuar en ella. El Perú se ha
construido desde una cantina, o desde un aquelarre de floripondios rodeados de
libros y hologramas.
El daño que ha ocasionado olvidar
este divorcio esencial ha conducido a lo ridiculez que escuchamos en radios y
en programas considerados serios, donde me respondo que el origen de nuestra
ocurrente ironía y sarcasmo popular parte del disparate y la incoherencia para
enfrentar los problemas que nos rodean como país. Nos reímos de la estupidez
que nos rodea. Doy ejemplos. En esos días que me hallaba encerrado en
habitaciones cálidas hurgando en la TV de la selva para saber de pesca y de
salud natural mientras me tope con el escandalo de Magaly Solier. Luego la
vergüenza de los sistemas de bloqueos de señal de celulares en el penal de
Trujillo. Y por último la consabida entrevista al Presidente Ollanta Humala
Tasso, en varios canales de señal abierta. La TV se ha convertido en un espacio
de simulacros y de performances que se presentan como serios y reales, donde la
noticia es una forma de información que refuerza aquello que critica y vapulea.
La desinformación no parte de que no se exprese lo que acontece, sino en
la forma como se interpreta, en la forma
como se distorsiona una acertada lectura de las cosas y de como se frena toda
acción ante ella. La noticia así como la farándula de Peluchin parten de que se
banalice lo que pasa, y se vuelva un chisme que inhibe la decisión, y la acción
juiciosa.
En primer lugar manifiesto mis
respetos por la consecuente Magaly Solier. Lo que se le sucedió en el servicio
del Metropolitano de Lima con ese fracaso de hombre, pervertido, es un ejemplo
de lo separado que se hallan los sexos, y de como la mujer en este país es aún
un enigma incomprensible para nuestra sociedad y para el machismo. Indignada por la frustrante escena que tuvo
que experimentar, cuando un imbécil que no sabe respetar ni considerar a una
mujer se masturbaba detrás suyo, denunció ante cámaras en RPP (Radio Programas
del Perú) que el acoso contra la mujer es insoportable, destructivo y que debe
acabar, que alguien debe hacer algo. Su polémico testimonio y la actitud desde
la que su irritación se publicitaba es una prueba de la situación desfavorable
en que se halla la mujer en el Perú, a pesar de lo que han ganado y de su
ascenso social educativo y organizado en las últimas décadas. No se ha
comprendido que el empoderamiento del sexo femenino no es sólo laboral o
político sino que es sobre todo un proyecto
cultural que persigue equidad de condiciones en la sociedad patriarcal,
así como un viraje moral en cuanto a la idea de la mujer y la expresión de su
cuerpo y sexualidad. Hasta ahora ese ascenso ha sido leído por los hombres, en
una buena proporción, y por lo sectores conservadores, y retrógrados del país
como un desafío ante la naturaleza de las cosas, como un reto que vulnera la
seguridad de los hombres y de su inherente hombría.
El ascenso del feminismo, y la
incomprensión de los hombres, no ha erosionado esa idea autoritaria de que el
cuerpo de una mujer es un objeto que tiene un precio, y que debe ser tomado y
vilipendiado cuando el machismo lo requiera. Se le ha enseñado con más cinismo
que antes que comprender y estimar a una mujer es un acto de afeminados, y de
cursis, y que el único camino para conseguir placer y la fidelidad de una mujer
se basa en el poder económico, en la coacción, en la demostración
política, en la suplantación o en el
espionaje. No comprender, ni considerar los sueños y el mundo de las mujeres,
conduce a no saber enamorarlas, a no saber llamar su atención ni a quererlas.
El deseo sobre el cuerpo de las mujeres, su exagerada cosificación, crece con
cada incomprensión de lo que piensan y sienten, de lo que logran y conquistan
en la realidad. Ahí donde no hay esfuerzo ni poder para impresionar se accede
al acoso, a la violación y a la pornografía viviente, y por tanto a la
desviación de lo que es hombre, sin que se crea en el amor, porque se odia a
las mujeres, a las que se desea. Sentencia: Todo hombre que piense a ciegas que
conseguir la sonrisa de una mujer, o su alma con el carrito que le pones
delante de su casa, de los galones que se ha conseguido, con el dinero, o la
amenaza en el negocito que le pones, no es hombre, da risa y pena…. Hombre es
algo que no se aprende en ninguna universidad, o con el status que se nace, no requiere del dinero, sólo es ser león y
niño a la vez, alguien que tiene fuerza y romanticismo. (Esto es otro tema).
Esto es quizás un tema aleatorio
y que se da de fondo. Pero el tema más mas indignante y a la vez vergonzoso
sucedió luego en otra escena de RPP, cuando ya se trato específicamente de la
denuncia. Ante el agobio y frustración de Magaly Solier, y el encaramiento de
la periodista de RPP, al Gerente de PRONTRANSPORTE del Metropolitano de Lima
Ítalo Fernández, que sólo se justificaba con el seguimiento del caso y la
exposición de un protocolo de denuncia que es un saludo a la bandera, ella sólo
atino a testimoniar: “Que denuncien las mujeres si están pasando por esto y yo
voy a llegar hasta el último con este hombre", afirmó. "Y si ustedes
no hacen justicia, yo voy a hacer justicia. Este tipo de hombres hay que
castrarlos, cortarles desde abajo, eso es lo que voy a hacer" (Fuente de
RPP. http://peru21.pe/espectaculos/magaly-solier-denuncia-acoso-sexual-bus-metropolitano-2185572).
La ley no sirve, pues una perorata de intenciones, diseños y propuestas que
nadie tiene la voluntad de aplicar, y que en realidad no es efectiva.
En la actitud de Ítalo Fernández
de sólo mencionar los mecanismos que se iban a utilizar para resolver este
escandaloso hecho de vergüenza pública se dejo sentir la misma indiferencia y
desafección por los ciudadanos que constató Magaly Solier cuando pidió ayuda en
el bus del metropolitano para detener a esa basura de hombre, que no debe
respirar. ¡Debieron ver la cara de la periodista y de Magaly Solier al escuchar
los pretextos del gerente! No sabía si avergonzarme o ponerme a reír. En su
sólo cumplir con escuchar se dejó sentir la simulación de institucionalidad y
de resolución de problemas en que reincide El Estado y sus autoridades. Estaba
fastidiado y con aires de soberbia, pues no pedía perdón, y la verdad no va
hacer nada, pues es un huevón que esta en un cargo que no entiende…. El abismo
entre la letra y la acción, es una realidad de ausencia de voluntad, pero a la vez de un profundo desconocimiento
institucional y organizado de los problemas que les suceden a las mujeres. La
mayoría de leyes y disposiciones son sólo represivas y letra muerta,
consultorías, recomendaciones y acuerdos protocolares que piensan que desde el
Estado, y desde la ilustración pública se puede hacer algo. La verdad es que el
cinismo y la hipocresía de esta época nos hacen creer esa barbaridad de la
preocupación de nuestras autoridades, cuando es un tema eminentemente cultural
y de cambio psicológico. Un poco de sinceridad no le vendría mal a nadie, pues
solo la sociedad puede alterar esta situación de violencia en contra de las
mujeres, cuando cambien sus valoraciones en relación a la mujer y sus cuerpos.
Un segundo tema que llamo mi
atención fue la vergüenza que ha pasado el gobierno al apurar la instalación de
Un sistema de bloqueo de celulares en el penal “El Milagro” en Trujillo y en
Chiclayo. Siendo un problema para el combate al crimen que las órdenes
centrales del crimen organizado se dictan desde los capos de las cárceles, se
ha forzado la aplicación de un sistema de bloqueo electromagnético de la señal
de los equipos móviles desde los penales de máxima seguridad. El congresista
José León de Perú Posible, comprobó su
operatividad el lunes 26 de Mayo pasado, desde un lugar preciso del penal, y su
llamada pudo salir hacia afuera del penal. Aunque se especuló que hubiera
cierto sabotaje o hackeo del sistema que el gobierno piensa emplear, señalado
por el Director del INPE (Instituto Nacional Penitenciario) José Luis Pérez
Guadalupe, lo cierto es que se mantiene en un período de prueba por 30 días, luego
de lo cual se sabrá su adecuada utilidad. Hay de modo formal una apuesta por
desactivar las comunicaciones del crimen organizado, y de potenciales rivales
políticos presos, pero lo real es que se ha pagado mucho dinero a una empresa
privada, sólo para dar la idea a la sociedad de que hay un combate vertical
hacia los tentáculos de la delincuencia, cuando su gestión tendrá un manejo
claramente político, que no interferirá con el desarrollo del crimen.
Se propaga una solución
ceremonial para contentar a la opinión pública alarmada por la inseguridad
ciudadana, cuando se sabe que el delito ya ha corroído las esferas medulares
del poder público y sólo es un obsequio tecnológico, que no oculta la escasa
organización y los pocos recursos de la institución policial para hacer frente
al delito que ya es un tejido social acendrado en la sociedad. Las planillas
doradas de la oficialidad burocratizada, los sueldos de miseria, y los escasos
efectivos policiales, así como la corrupción en varios sectores de la policía
permiten pensar que el problema es de capacidades y de preparación y no de los
juguetes que se adquieran. El avance del delito no es sólo producto de la
descomposición cultural que ha potenciado la desordenada modernización del
Perú, sino una premisa necesaria de erosión de los valores morales de las
culturas, ahí donde es necesaria la adicción y la degradación para el consumo y
la ignorancia.
Como sostuve en otros escritos, los diseños y
las propagandas en relación a la resolución de una crisis institucional
esconden que la aplicación de formas técnicas impropias para ciertas
condiciones culturales no examinadas, no consiguen modelar las respuestas
organizadas que se prometen, sino que el objetivo es empeorar la vida anómica
que se piensa combatir…. Una solución técnica frente a una cultura trasgresora
se enfrenta pensando que la fuerza de las medidas, el sobrepujamiento de los
pesos y contrapesos normativos, así como la adquisición de ornamentos
tecnológicos de vigilancia es suficiente para construir una cultura
organizativa eficiente. Un pathos enfermo en el Estado, o en cualquier historia
organizada sólo cambia en base a un compromiso con un nuevo poder, con una
nueva fe cívica, y eso debe sedimentarse en modificaciones normativas, reglamentarias
y diseños técnicos originales ambientados a la cultura de los gobernados. Es un
impase no focal o funcional sino sistémico y espiritual.
En una cultura tan compleja e
indescifrable como la peruana, tan poco consciente de sí misma, la integración
tecnocrática es un acto de reunificación anímica que atraviesa el cuerpo
social, de construcción de un pueblo sintiente. Y eso es algo que sólo puede
generarse desde renacimientos culturales que conecten a la gente en relación a
una nueva creencia cívica, un secreto único que los peruanos y su inteligencia
han extraviado en los estertores de la historia. No hay que redefinir lo que se
ve sino como se siente originalmente lo que nos rodea. Sientan lo que
habitamos, eso es el principio de una renovación popular. La toma del Estado no
es la salida, no se puede cambiar nada desde él, eso de que si es un cuentazo,
pues no es un organismo soberano de múltiples formas. Quienes patrocinan esta
idea lucran con ella, o plantean el cambio social de modo equivocado para
aniquilar el nacimiento de nuevos sueños y expectativas, que sólo refuerzan el
poder. (Esto es otra historia)
Como tercer ejemplo de este abismo se menciona la curiosa
entrevista que periodistas políticos Augusto Álvarez Rodrich (canal 9), y
Roxana Cueva (canal 5) le hicieran al presidente constitucional del Perú
Ollanta Humala Tasso, el domingo 1 de Junio del 2014. Se puede comentar largamente a cerca de los
pormenores de la entrevista, el énfasis puesto en justificarse ante la
deslegitimación de su gobierno y de su persona, y los comentarios ácidos de sus
rivales políticos en sesiones aburridos de politología y de proselitismo
inservible atizado de emplazamiento moral, pero no lo voy a hacer. Creo con
firmeza que criticarlo por el lado del estado de la política, o de la erosión
del régimen de gobierno es un supuesto vulgarmente maniqueo. El es sólo un
político tan igual y semejante como el resto. Responden a un sistema y a un
estilo de razón de Estado que hace de la cosa pública una aldea o una chacra de
grupos privados de poder que sirven o hacen ridiculeces para el poder económico
o los poderes paralelos. Su negocio y su hábito como el resto es fingir que
conduce, sabe y toma decisiones, cuando sus dos actitudes razonables entre ese
mundillo de sirvientes encorbatados son, en primera instancia, saquear y corromper
las culturas locales, y luego permitir la penetración exacerbada de los
intereses económicos. Su gobierno consiste en romper las sociedades locales,
sin que importe que sus profesionales, y aliados laborales de desarrollo
enarbolen la preocupación de saber lo que pasa con el Perú.
Había que ver a Humala carente de
información sobre su cargo, sin conocimientos técnicos, sin rendición de
cuentas, sin saber al detalle como va un programa o el desarrollo de una
medida. Sus ejemplos de colegial y su actitud bastante rústica, además que sólo
mencionaba los listados de medidas y de leyes, como si con promulgarlas ya se
hubiesen ejecutado, es una expresión en miniatura del gran abismo que existe en
el Perú entre lo que la academia, los saberes de universidad, las ideologías
políticas, las ideas fuerza erradas que
nos han educado, y la realidad espiritual ignorada de los peruanos manifiesta.
La vida misteriosa del Perú, ignorada por los propios peruanos bajo su
consentimiento o sin él es el fundamento de una forma de gobernarnos que nos
empeora y nos corrompe.
Y esa es la marca de Humala y de
otros políticos tanto de derechas como de izquierdas: presumen por verborrea
que saben, pero en verdad no saben, no poseen ninguna habilidad para planificar
la sociedad, ni se sienten responsable de sus tareas. Lo perfecto en ellos es
ser sectas de maestros del engaño, personajes que han hecho su poder en base al
alarde y la falsificación, a la espectacularidad y el montaje, y no gente que
se haya hecho producto del trabajo duro y el aprendizaje constante del servicio
público. Son por lo general gente sin preparación y estúpida. Por eso no
conocen del Perú más lo que recogen de sus consultores o del internet. Desde
sus escritorios su maña de operadores políticos es obstruir toda propuesta o
idea buena que pueda amenazar los intereses de sus mafias y su truhanería
ejecutiva, inhibiendo los desarrollos profesionales y atiborrando los almacenes
de supuestos y estrategias cada vez más lejanas de lo que sucede en el Perú. Un
saber estatal involucionado y desconectado del movimiento del país, sólo puede
conducir a que nos gobiernen los peores elementos de la sociedad, y a que la
acumulación de saberes técnicos adaptados a nuestro territorio, expresados en
una estructura profesionalizada híbrida, sea solo un sueño extraviado en la
locura de que la foto, llevar papeles, organizar eventos, traicionar, o
acostarse con un político de turno es el camino a una buena carrera.
Y a las pruebas risibles me
remito. “Mas que ver un hombre que ha perdido sus sueños”. Idea bien cojuda que
sigue haciéndonos creer que lo malo no fueron sus ideas sino el hombre real que
dio una patada en el culo a sus banderas ideológicas originales. La verdad es
que el hombre es una hechura de político que se ha dado cuenta que la mentira
es la forma de alcanzar el cielo, y que no hay preocuparse por prepararse y
tecnificarse, sino que hay que depositar la fuerza de un político en la
demagogia, y en la retórica moralista, para luego flojear y no hacer nada. Todo
hablador que no cambia lo que dice, y que sólo alza la voz, es por lo general
un golfo. Si el poder es la envestidura
de una ley, o el apoyo de los poderes fácticos entonces la gestión pública del
oficialismo de cualquier tienda es sólo simular preocupación o diligencia
televisiva para vampirizar las arcas públicas a favor del libre comercio o
entregarse a la locura de cambiar la sociedad, cuando ambas actitudes
robustecen la corrupción de las clientelas estatales.
Por ello las cualidades de un político se han
hecho chatas y viles; pues el hábito de sólo simular a través del tiempo los ha
hecho carentes de liderazgo, faltos de carácter, con tendencia a la arrogancia,
a equivocarse con desfachatez y sostener la mentira a pesar que nos cause
risa. Por eso en los últimos tiempos
han sido penetrados por una visión cercana a la farándula, pues sólo ver la TV
seria llena de líos, de comisiones de investigación, de show mediáticos, de
escándalos, y de psicosociales con portátiles infantiles a cualquiera le
despierta una considerable vergüenza o
comparar este espectáculo con el especial del humor, o los cómicos
ambulantes…. La devaluación de la política es un resultado de que la sociedad
peruana este al revés, pues el talento está desperdiciado porque se ha
socializado que ser mediocre y simular extraordinaria probidad es la fórmula
para alcanzar el éxito.
Estos son ejemplos que no sólo
abundan en la TV, donde la exageración de nuestros defectos se hace entretenimiento
y los refuerza, sino que los confirmamos a todo nivel de la sociedad
organizada. De manera general – pues
esta indagación seria materia de un estudio más ampliado de los silencios y de
las impropiedades de haber nombrado mal al país- sólo diré que el desinterés
por no comprometerse con esta tierra, y no desarrollar una identidad articulada
y plural en base al trabajo y al amor a nuestra cultura es el producto negativo
de haber olvidado lo que somos, de tener vergüenza de nuestros orígenes. Hemos
empotrado compulsivamente un sistema de ideas, de usos y costumbres, y una
cultura material de organizaciones y de técnicas completamente ajena al
movimiento vital de nuestra naturaleza, que nos ha desarraigado y que ha
constituido una mentalidad atizada por el resentimiento y la frivolidad. Querer
escapar de la incomprensión de no entender esta tierra, pues los barbones nos
metieron el miedo y diluyeron nuestra sagrada antigüedad mítica en la soledad
de los andes y los desiertos, nos ha arrojado a querer buscar la felicidad y la
libertad en aquello que mas nos destruye y divide. El egoísmo y la indiferencia
que nos caracteriza habitualmente es una propiedad que evidencia que lo que
somos se haya encerrado en nuestras singularidades, que la forma en que vivimos
desconectados, siendo nuestros compatriotas sólo medios de uso, cosas
deseables, nos aleja de realizarnos como personas y como pueblo orgánico.
Hoy la economía moral que nos ha hecho grandes y geniales
supervivientes a través del tiempo se ha vuelto empresa y posibilidad de
desarrollo cualitativo. La emergencia de los sectores de exportación y la
acumulación que le imprimen al país el capital minero han generado en desorden
un circuito de redes económicas y de recursos de trabajo, que lentamente hallan
en el trabajo intensivo y en la comercialización a todo nivel un fundamento
para una diversificación y planificación productiva de mayor calado. Es
necesario canalizar ese dinero que ha entrado a la economía, y la ingente
demanda de mayor calidad de vida, para integrar al país de modo territorial,
comunicacional, económico y político. No hay que desaprovechar este momento de
largo crecimiento y volverlo sostenible con reformas estructurales. Pero la
verdad es que esta recomendación que ya
he merecido varios libros y debates, sólo
es un slogan que nadie ejecuta, por
tres razones esenciales, que son las más importantes, pues hay más.
Una es la falta de voluntad para echar a
adelante esta maquinaria de medidas, de parte de los grupos de poder que
gobiernan este país. No conviene dejar sin efecto el negociazo que es mantener
el libre comercio, y la mercantilización de nuestra cultura, pues comprometer a
la sociedad sería dejar atrás las enormes fracturas sociales que son el origen
de la fuerza de nuestra oligarquía, y es mejor vivir en el rentismo que dejar
que el trabajo duro haga una economía más compleja.
Una segunda, es que a pesar que
la TV hable de una mejor preparación de nuestros profesionales, y de un mayor
conocimiento de la cosa pública la verdad
es que no se cuenta con las experiencias ni las habilidades a gran escala para
reestructurar socialmente nuestro territorio. La falta de sapiencia se expresa
en que se requiere una forma de desarrollo y de acoplamiento sistémico que
recoja los saberes organizativos y productivos de nuestras culturas, es decir
mueva la materia gris, y eche a andar a nuestro recurso humano en modo de
legitimación como mano de obra es constante especialización.
Pero la tercera idea que nadie ve, y que es un
misterio para nuestra inteligencia es que hacer este enorme movimiento de
voluntades y de recursos sólo se puede hacer si es que la construcción de una
cultura material, técnica y científica, - ¡si es que estas serían las
palabras!- sólo puede ser el resultado de liberar los sueños encerrados de
nuestras culturas y de nuestros cuerpos de modo que se busque la articulación
de un pueblo reconciliado con la tierra, y este mito liberado edifique por fin
un tipo sui generis de organización social. No desaprovechar esta bonanza y creatividad
pasa por volvernos una nación, de modo espiritual y material, Pues el
desconocimiento de nosotros mismos es la prueba de que hay un secreto en estos
parajes salvajes que espera ser escuchado y potenciado, que el poder más
oscuros no quiere que despierte. Sientan a la tierra y se vera el modo de cómo
pensarla, y de cómo levantar una nación unida y plural en ella. Lo demás es otra historia.
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