viernes, 17 de agosto de 2018

El ajedrez, Lasalle y otras energías…





A mi  me gustaba el ajedrez desde muy guagua. Me lo regalo un tio militar que había luchado en la guerra anti-subersiva, y quien al ingresar a sociología me regalo un lote de libros rojos, todos confiscados a los cumpas. El me enseño los rudimentos, y con mi hermano menor jugábamos, cuando no nos dejaban romper las lunas de la puerta con la pelota. Con el tiempo lo jugaba con amigos del barrio, y ganaba varias veces, pero a ellos les gustaba la timba, y las damas chinas. Una vez lo jugué en colegio en un torneo improvisado y casi lo gano, sino fuera por mi pata Zegovia que sabia de defensas y estrategia.

Cuando me llevaron al palacio de los curas de Lasalle, la selección en aquel tiempo había perdido a tres de sus mejores jugadores, que ya exescolares, habían partido a estudiar en Norteamérica. Uno de ellos fue el mítico Natividad del Carpio. Un joven de quinto año que era tan genio, que la Universidad del Pacifico no podía con el. Lo mandaron becado a los Yunaites, y según se ahí se quedo ganando un chupo de plata. Recuerdo cuando me acerque a sapear a los ajedrecistas luego de las clases, que esos tres tigres llevaban su tarea a los torneos, y se ponían a jugar apuestas con sus compañeros a ver cuanto duraba el contrario.

El maestro era el profesor Oblitas, un ajedrecista condecorado que por aquellos años se batía con Granda, pero este no tenía rivales. Ahí conocí a mi Pata Pacheco, un genio, pues era el primer tablero, y luego otros dos amigos de bases menores que eran también muy hábiles en ataque y defensa. Había también un chibolo, no me recuerdo el nombre, que le jugaba de igual a igual al profe, pero tenia 11 años, y un cegatón el que su madre además del ajedrez, lo llevaba a aprender piano, y natación.

Ingrese como jugando al grupo y como habían vacantes el profe Oblitas me tuvo paciencia. Ya me habían botado de la selección de futbol por argolleros, y porque un dia, inspirado les di un baile con el equipo B.  El profe Carrillo, un zambo buena gente que me tapo una pelea que tuve con su nueve, un tuco pendejito, que no le gusto que le hiciera el reloj, me saco del equipo, y me aconsejo que probara otro deporte. En los recreos me llevaba hasta los mejores defensas de esa selección, pero como el medio era malo para el futbol que practicaba, callejero y sin táctica, fui perdiendo la chispa. No me  gustaba el baloncesto, pues no era alto, ni tampoco el vóley, bueno porque era un niño machista, entonces decidí probar suerte en el deporte ciencia.

Me acuerdo que de tanto practicar ya tenia algo de nivel, y siempre me iba a la plaza Francia donde hacia un poco de platita, y me tomaba unos cañazos con los tios, que de eso vivían, y de vender unos libros de partidas monumentales de los grandes maestros. Ahí conocí las historias del ajedrez romántico de Alekhine y Capablanca hasta, Kasparov y Karpov. Me gustaba las historias alrededor de las partidas y como de anécdotas salían los ataques y las defensas, en especial los gambitos y el sacrificio de piezas. El profe vio que era bueno para el ataque, asi que me enseño como hacer celadas y trampas, y me especializo en la defensa holandesa, y en la partida de reina. Siempre me decía gana el centro, y anula a la reina, ganas material y simplificas y en la final ganas por ahogamiento. Si le das jaque mate, usa el gambito Evans, o la defensa india….

Bueno de casualidad lo hice ingresar a mi hermano que si había podido ingresar a la selección de futbol, pues desde el barrio era un perro de aquellos, solo que ahora mas fuerte y técnico, pero salió al año siguiente, porque no nos daban de comer, y porque el estaba  empeñado en competir a todo nivel con los genios de su base. Y lo hizo, los tres años que estuvo primer puesto. Ese cenizo siempre se me pegaba a mi, pero cuando lo dejaba para ir a la playa, o a meterme por los bares de Breña a jugar timba, se molestaba conmigo. Lo entendía y lo protegía,, cada vez que algún abusivo se metía con el.
Los torneos iniciaron y nos llevaban en una custer a todo lujo, pero ni agua había. El subdirector me hablaba con afecto pues sabia que también era aplicado en mis estudios, pero siempre en son de expulsarme del colegio me recordaba las peleas que había tenido con los tucos a los que el director y los hermanos a solapadamente protegían. Claro el herma no Alberto no sabia nada de esto, pero estaba con los brazos cruzados. Siempre íbamos al Colegio Inmaculada en Monterrico Surco… Era un colegio de ADECORE grandazo y espacioso, con su propio zoológico, y era mixto, razón que me llamo mas la atención, pues comparada con las nenas de Santa María o del Carmelitas, estas chicas eran de alta sociedad, y eran unos amores.  Jugábamos en el comedor del colegio. Un salón enorme con mesas y tableros de ajedrez. Yo era cuarto tablero, y Pacheco de mi generación era primer tablero, y luego Luis, creo, y otro amigo eran el segundo y tercer tablero. En esa época ya Lasalle no contaba con buenas selecciones, y las mejores eran el Salesiano, y  Claretiano. Recuerdo que el primer año que jugué peleaba las partidas, pero me ponía algo nervioso, y de diez partidas gane cinco, perdí cuatro e hice tablas con un moreno al que le propuse jugar pelota si salíamos de ahí.

Se quemaba cerebro. No era cosa de una horita. Ahí se podía estar hasta seis horas craneando como destruir al adversario, o entrampar la partida si el que tenias al frente era un lobo. Me acuerdo que salía de la partida con la cabeza caliente, y siempre apuntaba mis juegos para mejorar. El profe Oblitas me felicitaba cada vez que salía, pues nunca me rendía aunque no sacara el juego adelante. Los que si la tenían yuca eran pacheco y Luis, pues jugaban con unos cracks. Los llevaban hasta finales, y con reloj en la ultima hora perdían por calidad. Una vez nos toco jugar con el Claretiano, y me pusieron al numero dos de cuarto tablero. Le temían  a Luis que había demostrado mejores condiciones para el ataque, y el Profe me dijo entrámpale la partida. Y eso hice. Era gracioso tras seis hora se juego de posiciones nuestra mesa jugaban los cuatro, Y Pacheco se rascaba la mollera para saber como ganarle al mejor de Claretiano, que mas se acomodaba su corte hongo, y se lucia con mi pata. Esa lucha quedo dos a dos, Pues Pâcheco perdió en finales, y el segundo y tercer tablero ganaron sus partidas con sorpresa, y yo que ya estaba viendo a Laura Bozzo calata, me `pusieron el reloj y el rival me destrozo con sacrificio de reina, en el que no tenia chance y me ahogo el rey. Me dio la mano y dijo gracias por quemar pestañas conmigo.

Esos dos años que jugamos no quedamos tan mal,  la cosa siempre era entre Salesiano, Claretiano y San Agustin. Esa noche ya fuera del comedor el rival con el que había perdido, apellidado Belmont me invito a su casa de `playa en San Bartolo, pues en la partida le había causado gracia unas anécdotas que contaba sobre Barrios altos e historias de fantasmas. Me dio la mano, y me dejo su fijo para que lo llamara para cualquier motivo. Recuerdo que le tome la mano, aunque esa es otra historia en el sur hacia fines de los años 90s.

Al dejar el colegio me empile tanto con el ajedrez que no iba a la academia para nada. Solo iba a los simulacros y las pruebas de los jueves. Y alguna que otra clase de historia o de literatura que si etan bien divertidas. Estudiaba por mi cuenta, y como ya tenia nivel por los genios de mi tiempo en Lasalle, me la pasaba en Wilson jugando Mario Bross, Teken, autos de carrera, o me metía a las discos de la Calle 8 y la ramadita, que por aquellos años eran lugares tranquilos, o si no tenia centavos en el bolsillo jugaba con los tios de la plaza Francia y me ganaba algunos centavos,, que me servían para comprar mas libros de razonamiento matemático, y novelas de autores europeos que ya no habían en la biblioteca de Lasalle. M e acuerdo que solo me quedaba en clases de la ADUNI por la invisible, o porque iba detrás de una blancona de otras secciones a la que había conocido en la calle 8 y me gustaba reteharto. Me salía porque no me gustaba escuchar para nada el criticismo y la propaganda de los comunistas de esa academia. Aunque enseñaban bien y por esos años era la mas solicitada junto con la Vallejo, me salía y prefería estar vagando por Tacna, y Colmena conversando con los locos, y los menesterosos y saber cuales eran sus historias

Cuando ya ingrese a San Marcos luego de un repaso en Pitágoras, donde conocí a una morocha a la que  hasta los profesores la silbaban, tipo Azucena del Rio. Me dedique solo a estudiar y observar el desarrollo de mi época. Pero lo mejor que pase en ese veranos ya rememorando a la Invisible, a la cándida y núbil amor de mi juventud temprana, eran los paseos a la playa y a Zarate con esa morocha, que valgan las verdades era demasiado seductora para ir de la manito conmigo, pero ella estaba ahí siempre melosa  e incondicional. No se que me veía, pues ya por esos años tenia reacciones cercanas a un gran peso que me atormentaba el espíritu, y ella era alguien que no merecia enamorarse de un hombre que llevaba ya el fuego de la venganza en la mirada.

 Un sábado antes del examen estuvimos juntos en intimidad con ella, y Lorena  me prometía  compromiso y que siempre me  iba a visitar. Sentí su amor, con toda su piel aferrándose a un fantasma que buscaba algo que no entendía por aquellos años, y lo único que hice ya vacío por dentro, fue vestirme y dejarla ahí sin palabras. En la calle supe que no era una mala persona ni ella ni yo, pero un hambre de poder y de conocimiento ya estaban en mi sangre. Recordaba mis amigos empobrecidos de Barrios Altos, los desprecios de la elite hacia los pobres,, y los comunistas metiendo odio a lo jóvenes y hablando mal de los lumpen es, de mis orígenes. Me di cuenta lo que tenia que hacer, pero confundí por muchos años la justicia con la idea de cambiar el mundo con la fuerza de la violencia, cuando al conversar con algún niño o niña en la calle, o darle un pan a un anciano abandonado, era otro el sentimiento que me definía, pero no me daba cuenta. Estaba recontra-ciego, pero esa energía latía en mi y fue creciendo, como un sol interno. Solo en la selva entendí  quien soy y lo que tenia que hacer…..Solo contagiar cosas.

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