Voluntarismo y pragmatismo
Es una virtud sostener que la voluntad es la fuerza más importante en cualquier proyecto. Que cualquier persona si tiene voluntarismo y deseos de superación puede desarrollarse y prosperar. Pero otra es la historia cuando se piensa en los menesteres políticos o grandes proyectos que demandan calculo y planificación. Cuando se trata de racionalizar un proyecto la voluntad es solo un combustible que se disipa en cuanto no hay visión o perspectiva para construir un proyecto. No es solo ganas sino además el más frío pragmatismo.
En los quehaceres de la historia se sabe que las grandes revueltas en contra del sistema han servido más para destruir un orden injusto que capacidad para construir algo luego del fragor de las batallas. Que luego de tanta protesta o activismo se consiguen solo acercamientos, cambios y disposiciones culturales pero nada aterriza en la realidad luego de tanto romanticismo y violencia. Lo cierto es que las energías de la historia en su búsqueda de liberarse de un régimen opresor están alejadas de la inteligencia para administrar aquello que persiguen como utopía. No solo de sueños o romance barato se cambia las realidades, sino en base a mucha inteligencia y gran organización. El exceso de historia acaba en violencia y muerte, ahí donde la ansiedad por un mundo mejor pero sin racionalidad gobierna las conciencias; lo que encontramos es decepción y mucha frustración. La voluntad sin razón es solo berrinche, cuando no intereses oscuros por usar los movimientos para tener poder particular.
Muchas veces se escucha que la sola indignación y honestidad es suficiente para generar cambios laudables al pueblo. Nadie dice que las energías movilizadas por los líderes culminan en riqueza y poder para el líder. Se mueve por indignación y búsqueda de justicia al pueblo, cuando dicho magma o politización acaba en resignación y exceso de criticismo o pesimismo. Por esa razón, todo voluntarismo en vez de ser la aurora de cambios a futuro puede ser el anochecer de conveniencias oscuras y delincuencia enmascarada. Nadie dice que la protesta no es justa, pero cuando está manipulada obedece no al progreso sino a la regresión a la barbarie que toda cultura debe dejar. Nuestro pueblo vive engañado no solo por los medios de comunicación sino además por aquellos dizque revolucionarios o héroes que hablan en nombre de los pueblos y que se benefician de la gesta popular.
Ya hemos sido testigos como un dizque humilde profesor indígena se alzó como presidente del Perú en el 2021. Que en cuánto engaño y prometió busco movilizar a la nación, pues el decia luchaba por ellos. Pero al mismo tiempo que destruía el Estado y polarizaba a la sociedad se preocupaba en robarle al Estado y permitir que sus secuaces partidarios se levanten el país. El quiso darnos un golpe de Estado para controlar la economía y hacer del Estado el dueño de nuestras fuerzas productivas. Nos quiso empobrecer y depender de los bonos y los subsidios del Estado y derramar la sangre de todos aquellos que se negaran a validar la dictadura. Su juego comunista no rindió frutos, pues los poderes facticos que protegen a nuestro aliado sistema democrático se defendieron y consiguieron abortar el golpe. Este no es quizás un ejemplo de voluntarismo pero si un testimonio de que detrás de toda voluntad política se esconden macabras intenciones, dónde los oportunistas se suben al carro y se enriquecen a costa del pueblo. El voluntarismo es de los ingenuos y tontos, sus líderes lo estimulan para enriquecerse ellos mismos.
Hay que aprender de los países que se han desarrollado. No todo ha sido economía de mercado sin Estados. Ha existido la sublimación de una gran ética del trabajo y la realización personal en la construcción de un país y una economía sólida lo que ha permitido la hegemonía de las grandes potencia. No ha existido desarrollo ahí donde no ha existido pragmatismo. Es un gesto de responsabilidad de las élites brindar las condiciones para que la energía de la sociedad desemboque en estructuras sociales organizadas y racionales. Pero en el Perú esa posibilidad se ha negado. A los empresarios más le has importado dar trabajo precario y consumo a las grandes mayorías que convertirse en dirigentes del Estado. No han ofrecido a la nación evolución y educación de calidad. No han arriesgado sus capitales para escapar a la trampa insostenible de la exportación solo de recursos. No sé han puesto a planificar una diversificación de la economía, viviendo de bonanzas temporales. No han buscado la industrialización del Perú, a partir de nuestras ventajas comparativas.
Solo la voluntad de nuevos y pujantes empresarios ha logrado empujar el carro hacia una evolución de la economía, pero ha sido en la carencia total de una sociedad del conocimiento. Nuestra voluntad popular o capitalismo popular ha sido el magma que ha sacado de la pobreza a millones de peruanos, pero en el desorden y en la precariedad institucional. No existe una armonía entre la cultura de los trabajadores y empresarios con los modelos de mestizaje y civismo que las culturas hegemónicas promueven a través de la somera educación o la técnica mediática.
Y está es la razón de la informalidad. Una gran búsqueda de realización y calidad de vida a través del trabajo y el esfuerzo para educarse, pero sin correlato con el sistema económico oficial. La economía privada ha alcanzado a un gran sector de la población que representa solo un 30% de la economía. Pero ha dejado en la precariedad y desorden productivo a un 70% de la economía donde no existe sino el día al día. El peruano es una fuerza que urge de trabajo y desarrollo por parte de los privados y el Estado, pero carece de un sistema educativo que vire hacia la innovación y la tecnología. La institucionalización de la cultura popular solo puede darse si los servicios de una sociedad del conocimiento transforman las mentalidades hacia la ciencia y la creatividad. Si hay creación de valor en la fuerza de trabajo se evitará seguir cayendo en la uniformidad y la ilegalidad. Se podrá darle un orden formal y ontologico a los pueblos y se alcanzará el sitial del desarrollo.
Por eso discuto en este artículo, que la historia voluntarista no debe caer en el primitivismo de la protesta o informalidad. Hay propiedades activas para creer que el trabajo intenso se reconvierte en ciencia y educación, que la vida individual no tendría pretextos para recaer en la tribalizacion de las ideologías o en la criminalidad para hacerse de un futuro. Es necesario no permitir que los sueños de vida, el vigor de las culturas no decaigan en el fracaso ideológico o en la sola pobreza existencial. Y esto se logra si los nuevos liderazgos y los que luchan con su trabajo por un mundo cotidiano mejor avancen hacia la vida política. Hacer política por aquellos que son más agerridos y virtuosos es necesario para defender a la sociedad de las mafias y los mercantilistas que vuelven ineficaz al Estado.
Las fuerzas reactivas de la sociedad como las económias criminales, los tontos útiles de las izquierdas, como sus líderes, deben ser dejadas atrás con la lucha en la política. Pues ellos solo aprenden con balas o votos. Para ellos el capitalismo y la creación de valor mediante el trabajo es una infamia inmoral y todo aquel que los defienda es un enemigo. Solo los grandes líderes organizados pueden dejar atrás a los esclavos y pandilleros. Pero eso solo pasa si hay sacrificio y voluntad política para ordenar el Estado y sacar con la fuerza del conocimiento y un programa claro y pragmatico la miseria y el discurso de la pobreza del cual cada delincuente vive. Recalcó, solo voluntad con conocimiento y planificación pueden hacer la diferencia no sola critica vacía la engañosa benevolencia.
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