Intriga y coyuntura politica
Es un consabido generoso y vulgar como el proceso político termina siendo un show farandulero del más ruin y bajo. Se dejan de lado sin mayor problema las discusiones prolijas y profundas de los temas neuronales, y se da mayor valor a la chismografia incisiva y procaz dónde no importa el desarrollo de la sociedad sino la puesta en escena del espectáculo y el ridículo para sacar del poder a todo aquel que represente una amenaza a las cuitas privadas y prebendatarias. Una simulación torturante es un caldo de cultivo para tapar el escándalo político más peligroso, y así a la enésima potencia.
Y la prensa, en su diametral apuesta por ganar dinero acosta del crédito político,no cesa en su intención de desdibujar al ejecutivo y al congreso no para extraer la verdad política sino para desestabilizar el poder, e imponer intereses subalternos. Cada poder del Estado es farandulizado, y envuelto en la insidia más descarada para obtener y concentrar poder, así la democracia y la moral pública sea fagocitada por la imbecilidad de las ideologías. No importa el crédito hacia el optimismo y el carácter constructivo de alguna acción sino destruir al opositor y con el al tejido institucional, que con su desmantelamiento afecta la cultura y la vuelve violenta e incierta. Ahí donde el interés prevalece se desprestigia y empobrece a la sociedad, para que en esta lenta agonía y descontento ganen las fuerzas que viven del caos y la inmoralidad. Para nadie es un secreto que el desarraigo de la democracia puede venir acompañada de su disolución, y con su muerte el advenimiento de la peor de las tiranias
No es una exageración pensar que con la farandulizacion de la política quien gana es la ignorancia y la estupidez, a la cual el ciudadano siente con un sabor de criticismo y resignación. Nos oponemos al secuestro de nuestras instituciones, pero no nos organizamos para limpiarlas de la miasma clientelar y corrupta. Lo que hacemos ante la perdida de la paz, producto de la delincuencia, es protestar y democratizar las urgencias más laudables, pero nadie decanta el descontento en un discurso sensato e implacable hacia la casta política maligna.
Lo que hacemos es ignorar el secuestro de la política y concentrarnos en la construcción económica de una vida privada y de emprendimientos. Nuestra cultura no deja de inventar y procesar con la economía nuestra búsqueda de un sentido de vida auténtico, pero lo hace desconociendo los obstáculos históricos y ontologicos que nos dividen y nos enfrentan. Hace falta la insurgencia de nuevas estructuras de inteligencia que imaginen una sociedad de la deliberación y la integridad. Repensar la nación es el deseo siempre vivo de todo aquel líder que desee modernizar el país.
Por ahora la intriga más nefasta y agresiva desangra nuestra siempre deslucida democracia y no permite que la cultura y las nuevas subjetividades dejen atrás siglos de autoritarismo y ceguera colectiva. Nuestra violencia simbólica y criolla juega a lo estrafalario y indecente, convirtiendo a los políticos y los burócratas en mafias que se enriquecen sin que hagamos nada de nuestra parte. Se presentan nuevos liderazgos que quieren rescatar a nuestra sociedad de la desmoralización, pero lo hacen desde la coyuntura marketera, olvidando que hay que remover el subsuelo de la sociedad y debatir temas estructurales que hacen viable a nuestro apatico sistema democrático.
Hoy vivimos sin democracia, vivimos en la tiranía de la mediocridad y el abuso, pero aún la vida quiere escapar de su hostilidad hacia la política, y demuestra su búsqueda de vivir con paz y opulencia. Queremos que nos dejen crecer y participar de un futuro nacional auspicioso y fértil. Mientras existamos embarrados de vulgaridad y crueldad devolveremos rabia y adoctrinamiento. Ahí donde el caos favorece a los demagogos siempre saldremos salpicados de su funesta corrupción. Solo la trasgresion de nuestra cultura, que es la base de su creatividad a costa de nuestra educación, es la que fortalece a las infamias y a las clientelas.
Solo quién se juegue por la educación a largo plazo podrá romper este sistema enfermo y autodestructivo. La cultura criolla que nutre nuestra política aprovecha nuestra incapacidad para buscar conocimiento. Aún nuestra sociedad no despega de las narrativas humanizantes y sensibileria pues, a lo único que conducen es no buscar la ciencia y la creación tecnológica. Aún nuestra estructura intelectual y de trabajo es muy barroca y diletante. Mucho desperdicio de coordinación y nada de ingeniería técnica y social. El político está en la cumbre de un sistema indolente y vampiro, que busca corromper todo el edificio social para reproducirse como concepto y a la vez como forma de vida legítima. Aún estamos a tiempo de luchar contra las mafias que ensombrecen nuestro destino como nación y poner en la cumbre del trabajo a las inteligencias que dibujen un futuro de desarrollo y armonía . Por ahora toca evitar las amenazas a la democracia y nuestro modelo de economía, y sobrevivir siendo cada uno arquitectos de nuestro propio destino. Se lucha desde el ingenio pero también desde la fuerza política.
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