Una historia de familia. Ficciones
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Mii abuela salió de Cajamarca su tierra en búsqueda de nuevas oportunidades para sus dos hijas bebés. Por instigación de su hermano mayor, un policía incorruptible pero lleno de amargura y agresividad, y con su madre María recalaron en Lima en los años cincuentas. Mi madre, su primer hija tenía dos años, y su hermana Victoria un año. Llegaron en un solar de teniente Arancibia en los Barrios Altos, y pronto la falta de dinero como la mezquindad de la bisabuela y de mi tío abuelo Victor, hicieron que las hermanas se murieran de hambre, y la madre saliera a buscar costura o a lavar ropa ajena en aquellos callejones de un solo caño. La vida de mi abuela María había cambiado de golpe. De ser la princesa de su padre, a la que no se dejaba hacer nada ni siquiera estudiar, tuvo que enfrentarse cara a cara con la miseria.
En unos años críticos conoció a un noble Huanuqueño con quién se casó. Con el como si hubiera economía resuelta tuvo cuatro hijos más: Rubén, Raquel, Susan y Luciana. Ahora las necesidades se incrementaron y sino fuera por el oficio de carpintero de Juan y los apoyos a regañadientes del hermano y la bisabuela hubieran caído en la desnutrición crónica. Mientras la bisabuela vivía con mis tíos, mi busabuela escondía con llave su comida. Y como sería el de hambre de las pobres criaturas que lograban comerse zanahorias y verduras que ya estaban en las últimas. A lo mucho arrancaban pan duro y una que otra longaniza.
La abuela se dedicaba a la costura. Hacia la comida y más presta que perezosa se iba a la calle con sus amigas. En ciertas épocas su primo José con su mujer venían con vinos y cañazos en mano, y todo era un jolgorio de entonadas voces, dónde se escuchaban las rancheras mexicanas, los boleros cantineros y las serenatas de los panchos. A mi madre que ya era un adolescente no le gustaba la irresponsabilidad de mi abuela, que se comportaba como sino fuera una madre. Los otros hermanos eran polluelos; aún no se daban cuenta de lo impropio. Mi abuela seguía en las suyas, y aunque muchas veces el tío furioso venía a la casa de Barrios Altos a insultarnos y a poner orden mi abuela seguía en las suyas como sino estuviera casada.
Todo esto lo veía mi madre Estrella y su hermana de padre Victoria. Y desde pequeñas empezaron por odiar a la pobreza y querían cuando crecieran estatus y desarrollo profesional. De más está decir, que mi madre Estrella cuidaba a sus hermanos y les daba de comer y los ayudaba a estudiar. Solo Raquel un pan de Dios tenia una suerte de retraso y una enfermedad por la cual su organismo desarrollaba tumores por todo el cuerpo. Ella murió con su familia a los ,cuarenta y ocho años por cáncer al cerebro. Aún mis hermanos la recordamos como una madre.
Mientras la pobreza apretaba los zapatos de los nenes en base a buenas notas destacaban en el colegio y pronto el único hermano postulo al ejército. No agarro la vacante y se preparo un año más logrando una plaza para oficiales en la policía. Mi madre con su trabajo en una zapatería de chinos le compro su uniforme y otros menesteres. A los tres años de internado en la escuela de la policía salió con el grado de Alférez, y tal era su nivel que pronto fue elegido para ser seguridad del presidente Belaúnde, en su segundo mandato. Bien por el, escapaba a la trampa de la pobreza.
Mientras tanto los otros hermanos deseosos de escapar a la pobreza trabajaban y estudiaban. Solo mi tía Raquel se quedaba con la abuela a ayudarla en el tejido y la cocina. Cuando llegó la época de la juventud mi madre consiguió un empleo en Diamante, una tienda de calzado. Hizo buenos amigos y conoció a Manuel. Quien sería mi padre. Susan la más bella de las hermanas, consiguió un trabajo en Basa, una antigua fábrica de plásticos y juguetes. Y ya en los ochenta mediante un sorteo se ganó un departamento en las torres de Limatambo. Dónde vinieron s vivir toda la familia a excepción de Rubén y mi madre Estrella que ya tenían su compromiso. Solo Luciana la enjuta y tímida muchacha no ataba ni desataba, no trabajaba ni estudiaba. Luego postulo sin éxito a la universidad y se puso a trabajar en un fábrica de comida. Muchos años después de casaría para escapar de la pobreza. La hermana de padre y madre de mi madre Estrella se llamaba Victoria, y cuando grande postulo a la escuela de los suboficiales. Consiguió su objetivo y en pocos años era un perito informado. Pero ella era aislada, iracunda y egoísta. De cierta manera todos reaccionaron con ego al escapar a la cultura de la miseria que los rodeaba en ese barrio de Santo Cristo, dónde todo era mediocridad y bullying para ellos.
II
Cuando ya de cierta manera todos tenían trabajo para escapar de ese barrio y mejorar en Limatambo, mi tía Victoria saldría embarazada de su pareja otro sub oficial . Vivieron un tiempo, pero ante el carácter desordenado y borrachín de su pareja mi tía no tuvo más remedio que apartarlo de su vida y de su hija. Jamás mi prima Liz conoceria a su padre, al parecer jamás le importo conocerlo. Rubén se fue a vivir con su prometida y se olvidó de las promesas que le dijo a mi abuela, dejándola con el solo apoyo de sus otros hermanos. Mi madre ya estaba casada y esperando mi nacimiento. Vivia en una casita humilde de Barrios Altos que mi padre compro para hacer vida de casados. Ahí nacieron mis otros dos hermanos. Pero no sería más que Fer y el que escribe los que recibirían la sabiduría de la calle con la mezcla de nuestros estudios.
Mientras eso acontecía en mi casa con la llegada de mi tía Cuca, mi segunda madre, a vivir con nosotros, los demás hermanos vivían en la casa de mi tía Susan. Se enamoro de un soberbio contador de Basa y con ideas de hacer familia voto a sus hermanos y madre de la casa de Limatambo que estaba a su nombre. En una discusión de gritos y lisuras, mi tía Victoria con su hija se fueron a vivir en la Calera, en una azotea. Mi tía Luciana la más indefensa de todos se busco un cuarto con su amiga Zoila. Y mi abuela fue arrinconada con su último hijo a un departamento de Santa Rosa en el Callao.
No está demás narrar que mi abuela luego de la muerte de Juan se volvió a comprometer con un empresario de repuestos. Esto no le gustó a nadie de sus hijos, sobre todo cuando salió embarazada. Mi madre no podía ver al señor Victor y menos mi tío Rubén que culpaba a mi abuela de no haber cuidado bien a su padre Juan. Ahí se hizo más tensa la relación de los hermanos con la abuela y de cierta manera está decisión de aislarse de la ella era el síntoma egocéntrico de que la abuela era el símbolo de la pobreza a la que no querían volver.
Mis tíos prosperaron y tuvieron hijos. Al igual que mis hermanos y el que escribe pisamos universidad y cada quien continuo por su camino profesional . Solo desde pequeño me acerque mi hermano Fer y yo a Liz y a Miguel, y mucho de nuestra niñez como adolescencia radican en los juegos en Limatambo con la bicicleta y en días de carnavales y mata gente. Cuando ya nos hicimos adultos los lios familiares entre los hermanos nos condujeron a no vernos. Solo me veo con Miguel y su familia donde vivía mi abuela María antes de morir. Y ya no con Liz porque su madre envuelta en su amargura no deja que nos veamos. Yo pasé bonitos momentos con Liz mi prima, pero desde que tiene un trastorno de personalidad es una persona hozca y prejuiciosa. Ahora que no la veo a pesar de su mal comportamiento con mi finada abuela le deseo lo mejor. Se que se ha casado y que en ciernes es feliz. Espero volver a verla y limar asperezas.
Mis tíos están desunidos. Ni siquiera la muerte de mi tía Raquel o Cuca en el 2006 pudo con las divisiones en nuestra familia. Pronto los chismes y las intrigas y esa egocéntrica posición de creerse con la verdad sin ceder o reconocer errores ajenos han hecho que mis tíos por parte de madre no se vean hace mucho tiempo. Aún recuerdo el día que mi tía con cáncer al cerebro fue llevada a una institución para sacarle una resonancia magnética para poder operarla; mi tío ni siquiera porque la vio temblorosa en silla de ruedas se animo a cargarla y subirla en su carro. Fui yo quien la traslado a mi pobre tía Raquel a nuestra casa en Surco. Ella estaba con un tumor en el cerebro. Aún recuerdo que estando enferma y con dolores de cabeza inmundos se acomedia a servirme y me decía que yo iba a estudiar mi maestría. Que tal sacrificio. La operaron del tumor, pero tenían que drenarle la hidrocefalia y si resistía dos días sin problemas iban por el segundo tumor que yacia en el cerebro. Mientras dormía bajo los cuidados de mi tía Victoria le sobrevino el paro cardio respiratorio y murió lejos de su casa sin despedirse de sus sobrinos. Aún me culpo por su muerte, pues no murió en su casa con olor a santidad.
La enterramos en un cementerio en Surco y aún cuando ya no voy a visitar sus restos, se que está en mi mente y corazón y le converso todos los días para que nos cuide o renazca en una mejor persona. Mi tía era de un amor incondicional y siempre me demostró valores y cariño hacia mis padres. Desde su muerte mi hogar no es el mismo hay muchos silencios y rivalidades entre los hermanos. Solo nos respetamos y saludamos pero no siempre nos dirigimos la palabra. Ese tonto orgullo de profesional nos hace soberbios e infraternos. Con la muerte de mis padres se conocerá a los verdaderos hermanos. El tiempo dirá quien tiene más temple.
Cuando mi abuela con Miguel se fueron a vivir a Santa Rosa en el Callao, los siguió la tía Luciana aún muy joven. Pero al poco tiempo por planes para hacer dinero mis tíos Susan y Victor tuvieron que alquilar la casa de Limatambo y venirse a vivir al departamento de Santa Rosa. La convivencia era un lío. De nuevo mi tía Luciana tuvo que irse y se quedó mi abuela con Miguel. El tío político Victor le hacia la vida imposible. Se demoraba mucho en el baño o tenía todo sucio en la cocina. Pronto mi tía Susan le pidió que dejara el departamento . Mi abuela recaló en un cuarto en Surquillo y después ante la insistencia de mi madre Estrella, mi abuela se vino a vivir con sus chivas a la casa de mi tía Victoria en surco que estaba recién construida y no había como cuidarla. Poco a poco también mi tía Luciana que no trabajaba ni estudiaba se vino a vivir poco a poco a esta casa. Ahí con su marido Ricardo con quién se casa tuvo dos hijas, y prácticamente se quedaron a hacer familia ahí. Con el tiempo Miguel también embarazo a su pareja y ya el caso rebaso la paciencia de mi tía Victoria.
Un buen día les puso un ultimátum de desalojo a mi tía y abuela, pues iba vender la casa para un proyecto de restaurant y gimnasio. Cómo mi abuela no se veía fuera sin Miguel pronto mi tía Victoria y su hija Liz se molestaron con mi abuela y no le buscaron ningún lugar para vivir a pesar de los años de mi pobré abuelita. Con la suerte del señor se mudaron con sus cosas a una casita en San Juan cerca del mercado de dónde nos proveemos nuestros alimentos. Y luego de mudaron a Sagitario en Surco donde después de la muerte de mi abuela Miguel vive con Karen y sus dos hijas.
III
Resulta que nos cayó la pandemia del COVID 19 y tuvimos que encerrarnos y alimentarnos lo mejor que podiamos. Mi hermano Fer al que le debo la vida y la salud de mis padres, ambos adultos mayores también, se encargó con su dinero hasta ahora de la alimentación de la familia. Todos los fines de semana salía el solito con su mameluco y su mascarilla a comprar los comestibles y los utensilios de la casa. Yo salía a mis controles médicos cuando la curva de contagios estaba baja. Y cuando mi hermano Gian se enfermó tuve el acierto de comprar ivermectina y darle en gotas a mis padres y a mi. Solo mi hermano Fer no consumió, pues el cree en la ciencia a rajatabla.
Mi abuela se quedó con mi tío Miguel, Karen y sus nietas. Todo iba bien hasta un año. Pero no sé porque la sacaron a pasear o a tomar una merienda con una amiga desconocida de mi tía Susan que se portó muy bien con mi abuela como si fuera su madre. Y saz mi abuela termino contagiandose del COVID 19 y cayó enferma muy pronto. Mi tía Susan que fue la que más gasto en los últimos años en la salud de mi abuela como un modo de remediar todo el desbarajuste del pasado, la llevo a su casa y le hicieron la prueba y estaba con la enfermedad. A mi abuelita le dolían todos sus huesitos y estaba con fiebre y terciana. No había otra solución. Le comunicaron a mi tío que mi abuela estaba realmente mal y un amigo suyo le conminó a qué la internarse en la clínica Maison de Sante dónde tenían seguro y así lo hizo pero ya muy tarde. Mi abuela entró en UCI y aún cuando se hizo todo lo posible y le llamábamos por celular, el miedo y el terror de no ver a nadie la mataron y murió de un modo muy cruel y doloroso.
Luego de su muerte se desató una guerra en la familia por el cuerpo de mi abuela. Resulta que mi tía Susan y mi tío Rubén decidieron cremar el cuerpo pero pronto los demás hermanos no lo quisieron así. Ya mi abuela estaba muerta daba igual de que modo se conservaría su memoria. Una noche por esa pelea mi tía Victoria llamo a mi casa y yo le dije que no volviera a llamar. Aún recordaba en vida que mi abuela decía que si mis hijas no me quieren entonces están muertas para ella. Al recordar esto fui tajante y corte palitos con quién a pesar de golpearse el pecho en las iglesias no tuvo compasión de su propia madre.Mi prima. Liz me insulto y solo atiné a bloquear su facebook y puedo decir que no les deseo ningún mal pero mejor de lejitos, sus bocas exhalan veneno.
Ahora la que está mal es mi tía Susan. Le ha dado una fuerte neumonía debido a una fibrosis pulmonar y su salud ha empeorado. Hay una señorita abogada algo mayor que con su aparición ha provocado una revuelta entre los hermanos. Resultó que era amiga de mi tía Susan y luego llegó dónde mi abuela y la atendía como si fuera su madre. Intento acercarse a mi madre y por una foto que colgó en su muro del facebook mi tía Vivían esposa de mi tío Rubén armó un escándalo. Mi tío Rubén y está señorita llamada Miriam al parecer tuvieron una relación amorosa hace varios años en la universidad y como la termino está señorita que ni agraciada es, decidió meterse por los palos en nuestra familia y manipular a mis tíos. Es tan misteriosa y atrevida que le manda indirectas a la casa de mi tío, con ciertos barbajanes y hackeo la cuenta del whassapt de mi tía Vivían,y se encargó de dársela a mi tía Luciana que es bien chismosa. Ahí esa tía Vivían que nunca nos quiso despotrica con desprecio de todos nosotros y manifiesta una cólera muy grande. Este nuevo escándalo en la familia ha hecho que no nos dirijamos la palabra y solo mi madre se ve con mi tía Susan que está malita. Por despecho y dolor propio está persona tan extraña ha dividido más a la familia y ha hecho que tenga yo que intervenir para arrojar toda la intriga e insidia que nos recorre.
A mi madre le he conminado que hable lo menos posible con esa mujer pues por encima de una extraña y desinteresada amistad está su hermano y la familia. Ahora que está enferma mi tía Susan ella se porta muy bien y está al pendiente de mi tía Susan. Sin embargo, resulta extraño su proceder y lo mejor es no trabar amistad con ella
He contado estás líneas sobre la familia para desahogarme de toda la rabia que siento por no estar en paz con gente a la que quiero. Los egos matan las relaciones. Yo solo puedo defender a mi madre Estrella y pedirle al cielo que mi tía Susan se mejore y ver qué se puede hacer para curarla.
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