Los reveses epistémicos y metodológicos de nuestra ciencia. Observaciones de campo.
Hace años advertí a mis
compañeros asesores en temas sociales de la importancia de la variable social
en el diseño de las políticas y programas sociales. Veníamos de una formación antropológica
y etno-metodológica por la cual el actor social incorpora en su persona y vivencia
el testimonio representativo y social de su cultura. En base a ello, dada la
naturaleza lógica y compleja de la realidad que enfrentábamos los métodos aleatorios
de data estadística dispersa en un campo social eran insuficientes a la hora de
recoger y detectar toda la complejidad de un fenómenos de percepciones y
atravesado por la vulnerabilidad de pobreza estructural. Era un asunto de combinar de manera afectiva
la data estadística que se recogiera de modo ágil y dinámico, y las
percepciones y testimonios ideográficos que el entrevistador o promotor social
detectara en la investigación.
Pero surgieron varios problemas de
orden epistémicos, y ontológicos que nadie advierte porque el argumento de
Weber de construir un tipo ideal, zambulléndose en la investigación
participativa acarrea salpicarse del sentido común estereotipado de la cultura
a la que se desea alterar o modificar de modo racional. Un primer error es
considerar a las culturas intervenidas como poblaciones aquietadas y
esencialistas en el tiempo. En un sondeo rápido y observación por bitácoras uno
se da cuenta que el decir, y el quehacer de las personas vulneradas por la
pobreza, y otros temas a fines oculta una moral inclinada al ocultamiento de
las referencias estructurales determinantes para comprender una realidad local.
Por ejemplo cuando uno visita una comunidad Shipiba-Coniba, más allá del
lenguaje y las apreciaciones a primera vista que recoge como, locales
comunales, escuelas, posta de salud, TVs, y medios de comunicación por
celulares, ellos definitivamente no
cuentan, y hasta tergiversan toda la rica variedad cultural y sabiduría que
encierran. Igual cuando uno entrevista un actor de sectores populares, lo halla
castigado por una visión negativa y hasta realista de la vida, pero en cuento
se desalerta de inmediato se ven los filtros y los usos del tiempo festivo que
las culturas populares desarrollan para enfrentar la miseria estacionaria.
Este primer problema de
planteamiento de acceder al registro de sentido de una cultura, sabiendo que no
siempre en el dialogo se puede acceder, lleva a un segundo problema de orden epistémico
y metodológico que así nadie no más advierte. Todo aquello que es sometido a estudio, es
cambiado en el mismo momento en que es diagnosticado. Lo que lo tocas lo
cambias. Los diagnósticos situacionales y los embarcados en atrapar el Yo
social de una cultura por métodos de educación popular, concentran sus energías
en involucrar a los líderes que cuentan
con la información y la mirada más general y vivencial de los problemas de su
comunidad. Se elaboran estudios comunitarios en base al enfoque que el actor le
da idealmente y en base a una expectativa generada que es trastocada por el
hecho que todo el tiempo el líder da una versión negociada y muy escéptica de
su realidad, para influir en la conducción de los ejes que se articulan para la
intervención social. Esto en sociología se llama vacío de representación epistémica.
Los líderes, muchas veces operadores
clientelares alteran las coordenadas de investigación y de inserción de los
programas sociales, por no ver disminuidos sus poderes e influencia. Entonces
alteran los accesos a la realidad, y por lo tanto dominan una realidad de
actores despolitizados alterada entre su decir y hacer, que tiende a la metástasis
organizativa y a la vulnerabilidad
social.
Un tercer problema de orden epistemológico,
porque tiene que ver con la idea de ciencia que manejamos en la academia, es el
desarrollo de una observación real de las zonas grises y pragmáticas de cómo se
construye el poder social en determinada localidad. Muchas veces atizados por
la comprensión weberiana, o por la idea que en la pragmática del lenguaje
hallamos todo lo que queremos, no advertimos los mundos clandestinos y no
esencializados de una cultura. Registros socio-psicológicos que escapan a la
esfera pública, y que son donde en realidad se tejen los patrones guías que
comandan la construcción de un poder colectivo. Hablo del submundo y de la
penetración de la economía de servicios en cada experiencia de modernización
que tejemos. En la observación de las experiencias residuales y estigmatizadas
uno se da cuenta del desfasamiento metodológico y epistemológico que guía nuestra
comprensión de la realidad. La inteligencia para modelar la sociedad se ha
divorciado del ritmo asfixiante y rutinario de lo público, y desarrolla desde
un pragmatismo de la supervivencia un dominio privado e indirecto del curso de
la sociedad; lo cual nos lleva a un mundo inaccesible para las clásicas metodologías
de inserción social, que tienen que operar más allá de las herramientas
inocentes de la comunicación estratégica. En pocas palabras, la data recogida
en muchas versiones es una versión sesgada y convenida de cómo el poder se
quiere presentar ante un actor o agente que desea invertir o alterar la
realidad.
Un cuarto problema de formación
social es la nula comprensión de lo que es una idea en el sentido práctico del
uso social. Nuestros interventores y asesores sociales depositan su mirada en
el pensamiento social de un actor, sin considerar todas las circunstancias de análisis
del discurso, y de la introspección psíquica del actor. Él puede estar contando
una mentira, pero por no saber escudriñar objetivamente las trampas que hay que
saber poner en una pregunta ideográfica el actor narra una visión parcializada
de sus intereses y medias verdades. El empoderamiento ciudadano que las ONGs
han difuminado en los entornos vulnerables, ha generado en las personas un uso
manipulador de la realidad sometido al frio interés de conseguir alguna ventaja
grupal o personal. Por eso la importancia de la observación de un problema
contado y en evidencia pura desde varios frentes etnológicos. Pues hasta en las
zonas más idealizadas por los lingüistas y antropólogos hay factores que están mutando
de modo imperceptible por la propia decisión de los actores de buscar mejores
condiciones de vida y el legítimo derecho de vivenciar mayor libertad negativa.
En el sentido práctico del sentido común, la cultura es una agencia de
protección social que encubre determinaciones e intereses que escapan a una lógica
centrada en una idea de sistema. Nuestra
cultura apela a la asimetría y a la trasgresión privatizada para prevalecer y e
ir mas allá de las palabras.
Por eso cuestiono la idea de
ciencia monolítica y sistémica que poseemos. Una realidad que se presenta a
ella misma enajenada por interés o por supervivencia a una idea de contrato
socioeconómico donde cede libertad y su fuerza de trabajo, difícilmente involucra
todas las posibilidades y manifestaciones creativas y socioculturales de la que
es capaz de desarrollar. Esto nos lleva al entendimiento que la idea de ciencia como
un programa o plan preestablecido de
pasos seguros para obtener un resultado abstracto y concreto con el que se
puede operar racionalmente en una realidad está reñido con su objeto de
estudio, por motivos estrictamente de interpenetración de conceptos y metodologías
que han provocado la segregación de las culturas populares, y que han colaborado
quiérase o no con la despolitización de las sensibilidades sociales, arrojándolas
a l mundo distorsionado del consumo y el desclasamiento caotizado. Ciencia ya
no implica dominio de un concepto construido sobre una cosa, no hay sentido
real fuera de los constructos ontológico que nos creamos para opinar, porque
hemos caído en reduccionismos y en determinismos epistemológicos con los que
enfrentamos un socius cargado de asimetría, fragmentación y envolturas
reticulares de sentido que aparecen y desaparecen todo los días. Hoy hacer
ciencia implica superar la dualidad del legalista que dictamina un curso, a los
desinformados y hacer del conocimiento una experiencia cargada de sabiduría practica
donde el científico es un intérprete, pero a la vez un constructor de
inteligencias sociales más allá de las ecuaciones y reglas preestablecidas del
conocimiento académico o político. La
ilusión del control de antemano cede ante un juicio empírico de reconstruir
liderazgos en la misma dinámica de la estrategia y la supervivencia por
recursos escasos, que posean una lectura en la acción misma de las protecciones
e inmunizaciones que toda cultura o comunidad debe desarrollar para procesar
los intersticios de un ambiente golpeado por la coyuntura de la violencia, la
desinformación esquizoide de los medios de comunicación y las practicas
informales de los operadores criminales que viven del desgobierno de los organismos
sociales. La ciencia en este sentido, es un caleidoscopio de innovación social,
tecnologica y preparación psicológica para enfrentar los ritmos espasmódicos del
mundo administrado, donde nada es fijo, y si muy cambiante. El objeto de
estudio DUrkheimiano está vivo, se mueve y es huidizo. Liberarlo de los constreñimientos
del sistema es la tarea de todo liderazgo político. Remontarse sobre la
historia es el rol de todo visionario comprometido con las formas que adopta la
libertad y darle a esa inteligencia la
propiedad anímica para reconciliarse con la vida, con el mundo y con toda forma
organizativa que nazca de su inventiva popular. Más allá de lo que se siga de
la sociedad artificial que soportamos, el pueblo es un espíritu siempre vivo y
en movimiento vital.
Si hoy el tema social carece de importancia se debe al factor
externo de que la comunicación entre sistemas de conocimiento entre sectores y
culturas ha sido penetrado por una visión no realista y si muy diletante de
lo que entendemos por cultura en el
sentido práctico. Hoy la crisis de sentido hace que la variable cultura sea
parte del antagonismo que correo nuestro divisionismo nacional. Cultura es hoy
elitismo u una mercancía más. Para enfrentar una realidad atizada de
desequilibrios sistémicos lo usual es ser como ella, no tener técnicas preestablecidas
para insertarse en ella.
Comentarios
Publicar un comentario