jueves, 23 de febrero de 2017

                        Análisis del film “Hasta el último hombre”. La guerra y la moral religiosa.


Con esta película de Mel Gibson se puede rastrear su lado de fundamentalista católico. En la actuación de Desmond Doss (Andrew Garfield) se suscribe la lucha entre la moral religiosa y la moral militar de preparación para la guerra. Desmond es hijo de un veterano de la Primera guerra mundial que con el tiempo se vuelve alcohólico- Tom Doss (Hugo Weaving)-  golpeaba a sus hijos Desmond y Hall, y a su esposa. Ambos hijos crecen en Virginia jugando en el campo o en el bosque. Un día golpeándose entre hermanos Desmond golpea a su hermano con un ladrillo dejándolo inconsciente; Desmond sorprendido y en remordimiento por su violencia se da cuenta que pudo haberlo matado. Luego en una escena de violencia sorprende a sus padres peleándose y su padre a punto de asesinar con un revólver a su madre. Desmnod interviene presurosamente y desvía los tiros forcejeando con su padre, y apuntándole con el arma. En esa escena se da un cambio fundamental en su vida. Como parte de su práctica religiosa adventista promete no volver a empuñar un arma, o matar a alguien. Se convierte en un terco fundamentalista religioso que no abandona sus principios así choque con la realidad.

Con el tiempo ambos hermanos crecen y Hall un día se enlista en el ejército para luchar en la Segunda guerra mundial. En una plática en el comedor Tom Doss rememora su experiencia en la guerra y delata su profundo desacuerdo por la decisión de su hijo, al que ordena desaparecer de su vista. Desmond se enamora de una enfermera, luego que auxilia y traslada a un herido de accidente en su pueblo. En medio del sufrimiento humano en un hospital descubre un ángel a quien amar; queda flechado y se decide a conquistarla. Dona sangre y en una segunda oportunidad trata de hacerlo nuevamente logrando formalizar una cita con Dorothy (Teresa Palmer). Van al cine y luego le roba un beso cuando son a punto de ser arrollados por un automóvil. Aunque narrar estas escenas de romance, no cuajan con el tema del ensayo es relevante precisar que muestran el lado espontáneo y flexible de Desmond dispuesto a ser creativo y no tan moralizado. La conquista por su inocencia y arrojo para llamar su atención, por su insistencia para quererla.

Viendo que la mayoría de los hombres se están enrolando en el ejército para sacrificarse por la patria, aunque este detalle se sobrentiende, él decide por fe también hacerlo. Se lo confiesa primero a su padre a quien halla en el cementerio, y en vano él trata de convencerlo. Y luego a su enamorada Dorothy, quien molesta y preocupada, le propone casarse antes de perderlo en contienda. Se enlista en el ejército e ingresa al cuartel para entrenarse para el combate. Al principio todo parece estar en orden, simpatiza con sus camaradas en los dormitorios y es uno de los mejores en las pruebas militares. Pero sucede un día que en el entrenamiento son fusiles se niega a coger un arma para practicar el tiro. Es sometido a proceso disciplinario, primero por su capitán Glover (Sam Whorthington) a quien detalla sus justificaciones para no usar las armas. Se rebela como un intrépido y terco objetor de conciencia adventista (promesa ante Dios de no romper los principios religiosos). Es hostigado por su sargento Vince Vaughn y sus compañeros por sus creencias religiosas y hasta lo golpean en la noche, pues al entercarse en seguir sirviendo choca con los valores militares. Es sometido a prisión y lo someten a corte marcial por sus superiores para ser defenestrado del ejército. El se niega a declararse culpable pues no hizo nada y siempre cumplió lo que sus superiores le dijeron. Su padre Tom Doss, ex militar logra intervenir y conseguir una orden de que se le enrole como medico en combate y sus superiores desisten de sus cargos ante el juicio.

Va a la batalla con su comando la sección 96, y en el camino a la sierra Hawk en el propio Japón ve como en retirada a los caídos en batalla y a los heridos, completamente aniquilados por los japoneses. En combate revela los testimonios de los últimos médicos que quedan, calificando a los japoneses como asesinos que no se rinden. Desmond ya en combate con los japoneses se las arregla para atender a los heridos batiéndose entre los heridos sin usar una sola arma. Al parecer logran batir en retirada a las primeras secciones de enemigos en el bunker. Pero a la mañana siguiente los japoneses como Kamikases invencibles logran desalojar de su posición de la sierra Hawk a los soldados norteamericanos que ante un baño de sangre no tienen otro remedio que salir de la sierra y retirarse a su posición en la costa. Desmond increíblemente se queda en el campo de batalla y en medio de los bombardeos de la zona por la marina, se hace la pregunta existencial de dejar de lado sus creencias, y tentado en muchas ocasiones de usar los fusiles regados por el campo de batalla, en medio de cadáveres. Logra auxiliar a muchos heridos durante el día y la noche, incluso japoneses, consiguiéndose escurrirse de los embates del enemigo. Se las arregla para bajar mediante redes a los heridos, mientras los soldados norteamericanos se preguntan quien es el héroe que esta salvando a varios compañeros de su comando. La guerra lleva al hombre a un estado límite, donde el sentido antropológico de la existencia humana no vale nada, o pierde significado lo que nosotros construimos de nosotros mismos. Desmond se convierte en un héroe pues lleva sus creencias a riesgo de perder la vida a un homenaje de protección por la vida humana de sus compañeros caídos.

Es tanta la importancia que Desmond adquiere entre sus camaradas, que su comando  espera su oración del Sabbat para intervenir nuevamente en la sierra de Hawk. Ya en combate el ejército norteamericano logra vencer a los japoneses, cuyos líderes se suicidan en Harakiri por la derrota de sus fuerzas, prefiriendo luchar hasta el último hombre caído que perder sus posiciones. Aunque en un corto espacio de la película se expresa el lado religioso samurái de las creencias japonesas, es lícito referirse a este punto porque se ejemplifica en combate el nacionalismo kamikaze del imperialismo japonés, que en muchos espacios de la película pone a prueba el nacionalismo norteamericano, cifrado en sentimientos racionales individualistas. Digamos que el sentido de la vida en guerra de los japoneses es declararse ya muertos antes de combatir, mientras que las vidas de los soldados norteamericanos expresan historias vivenciadas como subjetividades en riesgo  que son consideradas a salvar.

El final de la película con los testimonios reales de los excombatientes se narra como afirmándolo el lado nacionalista de Mel Gibson. El ser una historia real de un médico en combate que dio su vida por salvar a sus compañeros se trata de revivir el lado nacionalista de EEUU hoy vulnerado por la sociedad de consumo. Esta película demuestra el lado guerrero y sacerdotal del poder que hoy regresa como populismos dictatoriales y nacionalistas. Ahí donde el individuo clama sentido por tanta caotización multicultural y consumista en plan de guerra, se recurre a resucitar del fango la violencia del guerrero y religioso como un modo de afirmar sentido con ilusiones y simulaciones místicas que van más allá del racionalismo occidental. Buen film para verlo como una nueva tragicomedia del nacionalismo. Ya Mel Gibson ha sacado de la historia narraciones como Corazón Valiente y El Patriota que laten un espíritu nacionalista y etno-céntrico. Recomendable verla.



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