Lo que se ama no se ve.
No sabía andar sin linterna.
Mientras me internaba en las matas y en los recovecos de la selva, para orinar
o tener que jalar algún fruto o planta para tomar, me sobrecogía un miedo
visceral. Veía, si es que esa es la palabra como las sombras y las figuras
innombrables se escurrían en la oscuridad. En una tierra de Dioses y hombres
conviviendo, mi cuerpo debilitado por la razón y la vergüenza de sobrevivir en
las ciudades, sentía los sueños, y la realidad nebulezca, acorazada por miles
de sensaciones y peligros que respiraban en mi nuca. Lo bello y lo extraño son
lo mismo, cuando no se es más que un forastero enfermo de seguridad. En esas
noches la contingencia de que la muerte llegara, así como la impresión de que
naufragaba en un paraje de nuevas riquezas y dominios, me hicieron poco a poco,
envolverme con la naturaleza, y conversar a gusto con ella. Lo que se piensa es
temor, es algo chato, ahí cercado por miles de mosquitos, y el acoso de fieras
y sombras empecé a escapar a mi indumentaria de higiene, y me deje llevar por
el origen de lo que permanece y vuelve a nacer. El perfume de algo salvaje, de
algo que se transmite como energías descomunales me reinventaron, me dan
fuerza.
Lo espiritual y lo instintivo son
lo mismo. Lo que es caliente no procede de la astucia sino del juego y del amor
sincero. Lo que arde sólo es sinceridad y osadía inocente. Cuando algo te
atrae, no hay cortejo ni formas, lo tomas y lo embrujas. En la selva, no hay
leyes para lo distinto, uno se quema porque los cuerpos piensan y no se
esconden. Lo que no tiene vergüenza posee salud, y fuerza para enloquecer. Solo
hay que tener confianza para ser, lo demás aunque reticencias y simulaciones es
un juego que va atrapando a la piel, y que culmina en los infiernos. Aquí en la selva entendí esta idea
esquizoide, esta propiedad natural
Una noche me quede sin amigos en
mi chozita. La familia que me acogió gentilmente en Yarinacocha tenía un
cumpleaños en las cercanías del puerto de Pucallpa, y me habían dejado al cuidado
del terruño. Solito con mi linterna, mi perro viejo Lucas, y los gatos
endiablados que jugaban a mi alrededor, me fui quedando en penumbras. Las
personas volvían de los ríos y de las chacras y se escabullían en la oscuridad
entre los matorrales hablando ese dialecto juguetón y amable de los shipibos. A
pesar que me había puesto repelente los zancudos y los mosquitos gigantes me
tenían como menú preferido. Los sapos enormes paseaban, y entre los suburbios,
se sentía algún gruñido o se deslizaba alguna estimada tarántula o serpiente.
Por mi seguridad me refugie en la
chozita que no estaba mal equipada. Por esas cosas del destino esa noche agarró
la TV, y me puse a ver Esto es guerra y luego ALFHS. Mientras me había bañado
en las sombras y me fume un mapacho para las malas energías. Me senté en la
estancia en las cercanías de mi mosquitero y me puse a ver algo de Lima TV. Al
sentirse el sonido en la ventana de la chozita se presentaron dos sirenas:
Helly y Shirley. Eran dos jóvenes traviesas que deambulaban todo el tiempo por
el lugar, muy curiosas y con ganas de quitarse la ropa. Se treparon a la
ventana, y me saludaron con timidez, soltaron su cabello y mi boca se abrió de
improviso… les hablé con cierto respeto, y cada cierto tiempo, en los
comerciales las empecé a conocer. Me atreví a saber de ellas les sonreí y les
converse con cariño….
Eran hijas de un ex militar
vecino, y que no estaban con marido y que les gustaba bailar y divertirse. Eran
unas niñas, pero su aroma era misterioso y encantador. Aunque se que no
comprendían mis palabras, pero si mis indicios corporales de locura, mis
halagos de la selva me ganaron su sonrisa, y su lenguaje a susurros, y esos
ojos primigenios me permitieron jugar con las fotos. Se que tenían vergüenza,
pero su interés no reside en las palabras ni en lo que se ve. Sino en la
atracción directa y en lo nuevo…. Les invite a pasar a la estancia para que vean
mejor la Tv, además tenía meloooo, y ellas eran mis jaguares… Lo pensaron, si
es que esa la expresión, insistí y se precipitaron a mi lado…. Un aire denso se
apodero del lugar.
Mientras las olía, y me
tropezaba para estar cerca de ellas, mis
versos de curandero y mis arrebatos de colegial me permitieron bailar con ellas,
y abrazarlas mientras afirmaba que todo lo que tocaba era de mentiras y que era
muy sospechoso que fueran tan bellas. Requería más pruebas, mas evidencia, les
reclamaba. Me dejaron tomar fotos mientras les besaba como prueba de
científico, y lentamente los alientos se mezclaron y se aceleraron. La
sugerencia de quedar en silencio y de que se fuera la luz eléctrica, de
improviso, dotaron a mis investigaciones de más pruebas: “lo esencial es
invisible a los ojos”. Tomamos unos siete sabores, y fumamos unos mapachos
mientras las risas remotas se acallaban en búsquedas y allanamientos osados….
Su intuición infernal de saber de anatomía en la oscuridad, y ese riesgo de que
lo intenso es eliminar lo seguro y todo orden consciente me permitieron sentir
que lo más delicioso y a la vez inocente sólo reside en amar con todo lo que se
lleva dentro… Su piel febril me comunico una gentil necesidad de hurgarlas y
remecerlas, mientras sus sonidos y temblores de shipibas, y ese aroma raro pero
deletéreo de sus cuerpos me secuestraba. Fue tan intenso y a la vez natural que
pase bastante tiempo con ellas, mientras abrazados me quedé con un sopor
inevitable. En sueños una luz dorada y un aire lejano se apartaron de mi ser.
La oscuridad es una forma de vida. Sobrevivir es una linterna muy paupérrima…
Me desperté al otro día y no estaban.
Me bañe, y me comí mi pescado y bellaco mañanero. Llegaron mis anfitriones.. y
en secreto le narré lo acontecido a mi amigo D….. Y me dijo que no existían en
la comunidad tales muchachas, tales vecinas…. Y de inmediato me preguntó si me
había acercado a la quebrada y había visto algún bufeo. Recordé que unos dos
días antes si había visto dos rosaditos, mientras chapoteaba en la orilla…..
“te han venido a buscar las sirenas… Algo te han querido decir… que loco” dijo
D… De inmediato me cercioré de que perdí
el miedo….. Me habían enseñado a ver en la oscuridad,,,, solos somos plantas
descarriadas, pensé…
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