jueves, 23 de febrero de 2017

                        Análisis del film “Hasta el último hombre”. La guerra y la moral religiosa.


Con esta película de Mel Gibson se puede rastrear su lado de fundamentalista católico. En la actuación de Desmond Doss (Andrew Garfield) se suscribe la lucha entre la moral religiosa y la moral militar de preparación para la guerra. Desmond es hijo de un veterano de la Primera guerra mundial que con el tiempo se vuelve alcohólico- Tom Doss (Hugo Weaving)-  golpeaba a sus hijos Desmond y Hall, y a su esposa. Ambos hijos crecen en Virginia jugando en el campo o en el bosque. Un día golpeándose entre hermanos Desmond golpea a su hermano con un ladrillo dejándolo inconsciente; Desmond sorprendido y en remordimiento por su violencia se da cuenta que pudo haberlo matado. Luego en una escena de violencia sorprende a sus padres peleándose y su padre a punto de asesinar con un revólver a su madre. Desmnod interviene presurosamente y desvía los tiros forcejeando con su padre, y apuntándole con el arma. En esa escena se da un cambio fundamental en su vida. Como parte de su práctica religiosa adventista promete no volver a empuñar un arma, o matar a alguien. Se convierte en un terco fundamentalista religioso que no abandona sus principios así choque con la realidad.

Con el tiempo ambos hermanos crecen y Hall un día se enlista en el ejército para luchar en la Segunda guerra mundial. En una plática en el comedor Tom Doss rememora su experiencia en la guerra y delata su profundo desacuerdo por la decisión de su hijo, al que ordena desaparecer de su vista. Desmond se enamora de una enfermera, luego que auxilia y traslada a un herido de accidente en su pueblo. En medio del sufrimiento humano en un hospital descubre un ángel a quien amar; queda flechado y se decide a conquistarla. Dona sangre y en una segunda oportunidad trata de hacerlo nuevamente logrando formalizar una cita con Dorothy (Teresa Palmer). Van al cine y luego le roba un beso cuando son a punto de ser arrollados por un automóvil. Aunque narrar estas escenas de romance, no cuajan con el tema del ensayo es relevante precisar que muestran el lado espontáneo y flexible de Desmond dispuesto a ser creativo y no tan moralizado. La conquista por su inocencia y arrojo para llamar su atención, por su insistencia para quererla.

Viendo que la mayoría de los hombres se están enrolando en el ejército para sacrificarse por la patria, aunque este detalle se sobrentiende, él decide por fe también hacerlo. Se lo confiesa primero a su padre a quien halla en el cementerio, y en vano él trata de convencerlo. Y luego a su enamorada Dorothy, quien molesta y preocupada, le propone casarse antes de perderlo en contienda. Se enlista en el ejército e ingresa al cuartel para entrenarse para el combate. Al principio todo parece estar en orden, simpatiza con sus camaradas en los dormitorios y es uno de los mejores en las pruebas militares. Pero sucede un día que en el entrenamiento son fusiles se niega a coger un arma para practicar el tiro. Es sometido a proceso disciplinario, primero por su capitán Glover (Sam Whorthington) a quien detalla sus justificaciones para no usar las armas. Se rebela como un intrépido y terco objetor de conciencia adventista (promesa ante Dios de no romper los principios religiosos). Es hostigado por su sargento Vince Vaughn y sus compañeros por sus creencias religiosas y hasta lo golpean en la noche, pues al entercarse en seguir sirviendo choca con los valores militares. Es sometido a prisión y lo someten a corte marcial por sus superiores para ser defenestrado del ejército. El se niega a declararse culpable pues no hizo nada y siempre cumplió lo que sus superiores le dijeron. Su padre Tom Doss, ex militar logra intervenir y conseguir una orden de que se le enrole como medico en combate y sus superiores desisten de sus cargos ante el juicio.

Va a la batalla con su comando la sección 96, y en el camino a la sierra Hawk en el propio Japón ve como en retirada a los caídos en batalla y a los heridos, completamente aniquilados por los japoneses. En combate revela los testimonios de los últimos médicos que quedan, calificando a los japoneses como asesinos que no se rinden. Desmond ya en combate con los japoneses se las arregla para atender a los heridos batiéndose entre los heridos sin usar una sola arma. Al parecer logran batir en retirada a las primeras secciones de enemigos en el bunker. Pero a la mañana siguiente los japoneses como Kamikases invencibles logran desalojar de su posición de la sierra Hawk a los soldados norteamericanos que ante un baño de sangre no tienen otro remedio que salir de la sierra y retirarse a su posición en la costa. Desmond increíblemente se queda en el campo de batalla y en medio de los bombardeos de la zona por la marina, se hace la pregunta existencial de dejar de lado sus creencias, y tentado en muchas ocasiones de usar los fusiles regados por el campo de batalla, en medio de cadáveres. Logra auxiliar a muchos heridos durante el día y la noche, incluso japoneses, consiguiéndose escurrirse de los embates del enemigo. Se las arregla para bajar mediante redes a los heridos, mientras los soldados norteamericanos se preguntan quien es el héroe que esta salvando a varios compañeros de su comando. La guerra lleva al hombre a un estado límite, donde el sentido antropológico de la existencia humana no vale nada, o pierde significado lo que nosotros construimos de nosotros mismos. Desmond se convierte en un héroe pues lleva sus creencias a riesgo de perder la vida a un homenaje de protección por la vida humana de sus compañeros caídos.

Es tanta la importancia que Desmond adquiere entre sus camaradas, que su comando  espera su oración del Sabbat para intervenir nuevamente en la sierra de Hawk. Ya en combate el ejército norteamericano logra vencer a los japoneses, cuyos líderes se suicidan en Harakiri por la derrota de sus fuerzas, prefiriendo luchar hasta el último hombre caído que perder sus posiciones. Aunque en un corto espacio de la película se expresa el lado religioso samurái de las creencias japonesas, es lícito referirse a este punto porque se ejemplifica en combate el nacionalismo kamikaze del imperialismo japonés, que en muchos espacios de la película pone a prueba el nacionalismo norteamericano, cifrado en sentimientos racionales individualistas. Digamos que el sentido de la vida en guerra de los japoneses es declararse ya muertos antes de combatir, mientras que las vidas de los soldados norteamericanos expresan historias vivenciadas como subjetividades en riesgo  que son consideradas a salvar.

El final de la película con los testimonios reales de los excombatientes se narra como afirmándolo el lado nacionalista de Mel Gibson. El ser una historia real de un médico en combate que dio su vida por salvar a sus compañeros se trata de revivir el lado nacionalista de EEUU hoy vulnerado por la sociedad de consumo. Esta película demuestra el lado guerrero y sacerdotal del poder que hoy regresa como populismos dictatoriales y nacionalistas. Ahí donde el individuo clama sentido por tanta caotización multicultural y consumista en plan de guerra, se recurre a resucitar del fango la violencia del guerrero y religioso como un modo de afirmar sentido con ilusiones y simulaciones místicas que van más allá del racionalismo occidental. Buen film para verlo como una nueva tragicomedia del nacionalismo. Ya Mel Gibson ha sacado de la historia narraciones como Corazón Valiente y El Patriota que laten un espíritu nacionalista y etno-céntrico. Recomendable verla.



sábado, 18 de febrero de 2017

Análisis del film “La llegada”. 
La comunicación y la miseria de Occidente.





Para entender ésta película uno rememora la arenga de Kant en la Paz Perpetua para que las naciones de Europa se entiendan y lleguen a un estado universal donde se abandone la minoría de edad y se instale la razón autoconsciente. O si no el consejo de Jurgen Habermas en su opus magnum La razón comunicativa, donde nos dice que la modernidad es un proyecto incompleto porque Occidente no se ha entendido. Que los problemas del mundo se resuelven dialogando y desarrollando una ética del discurso, principios elementales para llegar a acuerdos y establecer el bienestar del Estado, que al final somos todos nosotros. La miseria de Occidente es que enseña que encima de la palabra esta la guerra y la confrontación. Su proyecto racional y el sueño de sus hijos bastardos como Estados Unidos ha sido corromper tras su arrogante razón instrumental el ciclo de la vida en la tierra. Ellos son los irresponsables que no han entendido los límites de su técnica y de su formalismo moral.

La llegada empieza con los recuerdos de madre de Louise Banks (Amy Adams). La llegada de su bebe, como juega cuando ella es una niña y esta disfrazada de vaquera. O la llegada del cáncer que acaba con su vida y ella esta al pie de la cama llorando mientras su hija, calva por las quimioterapias yace inerte y no se puede hacer nada. En la película no se ve al padre de la niña, por lo cual se sobreentiende que hay un conflicto conyugal, o tal vez que el lazo íntimo antes de que llegue el papel del padre es un lazo maternal, como nos dice el psicoanálisis.

Luego vemos que Louise resulta ser una profesora de lingüística en la universidad. Y que el día en que esta llevando una de sus clases acontece la llegada alienígena.  Doce naves que se ubican en lugares estratégicos de la tierra, suspendidas en el aire y en forma ovoide. Se ve luego el aparente caos que esta visita provoca en la tierra, mientras Louise prosigue con su rutina y la universidad luce desierta y se escucha que la población en el mundo ha abandonado sus actividades públicas y se mantiene comprando alimentos y combustible, para aislarse ante cualquier improvisto. El caos es la ausencia de control. Una cultura como la Occidental ha odiado la ausencia de control, a pesar de su premisa comunicativa ha vivido temerosa del accidente y de lo que le resulta un misterio. Por eso el lenguaje es la presencia de un imperativo por nombrar lo desconocido y protegerse de aquello que merodea allá afuera y que resulta ininteligible. El concepto ha violentado la vida, y la ha tratado de aprisionar en el derrotero de la teoría. Todo lo que es Occidente: Atenas e Israel padece del mal atrapar la realidad para transformarla y volverla en objeto de dominio.

Al parecer Louise prosigue con sus actividades en su despacho, y se presenta el Coronel Weber (Forest Whitaker), quien le pide que traduzca una conversación entre un humano y unos sonidos desgarradores alienígenas. Al principio no se llega a un acuerdo, pero finalmente la recibe y camino a Montana en un helicóptero conoce al físico teórico Ian Donnely (Jeremy Renner), quien al leer el libro de Louise observa la idea de que el fundamento más esencial de una civilización no es el lenguaje sino la ciencia. Premisa que se vera fallida y que en la película remite al belicismo y al desplazamiento megalómano de una tecnología militar que no comprende la presencia de la misión alienígena. Ye en el campamento de  Montana que se ha instalado cerca a la nave se ven los sumos cuidados que los militares y científicos despliegan con la comitiva que va a ir a comunicarse con los extraterrestres. Con trajes aislantes y vacunados contra agentes infecciosos o bacterias alienígenas la comitiva con Louise y Ian ingresan en la nave donde la gravedad es casi cero y los instrumentos de video y de comunicación sufren  distorsiones.

Al principio la comunicación es nula con los alienígenas que son como calamares gigantes (Hectápodos), por lo cual Louise apelara luego a enseñarles a los alienígenas por medio del lenguaje escrito en una pizarra acrílica, sus identidades tanto de ella como de Ian. Increíblemente los alienígenas se comunican a través del trazo en humo que arrojan de uno de sus tentáculos de un lenguaje en base a círculos que no terminaban de cerrar. Poco a poco la comunicación, y el aprendizaje y descodificación del lenguaje de los heptápodos permite saber el porque habían llegado a la tierra, y que interés tenían en una nuestra civilización. Mientras la comunicación parece prosperar, en los otros lugares de la tierra donde están estas naves ovoides se declaran  ultimátum tanto de China, Rusia y Sudán para iniciar hostilidades con los alienígenas. Sus científicos y militares no habían podido descifrar los motivos de su llegada, razón por la cual la misteriosa visita preocupa y crea el caos en todo el planeta, con situaciones de saqueos generalizados y declaraciones de toques de queda.

Louise y Ian no son escuchados por el coronel Weber quien al recibir ordenes superiores de la CIA y del gobierno declaran también iniciar hostilidades con los alienígenas. Ya para eso Louise a través de visiones sensoriales de su pasado con su hija y vida conyugal, parece entrar en comunicación extrasensorial con los alienígenas. Pero en la última visita que hacen en compañía de Ian se produce una explosión y son sacados violentamente de la nave, que se retira de Montana unos metros más arriba como en son de retirada. Las últimas formaciones que los heptápodos habían trazado significaban que su visita deseaba dar un arma o regalo a la humanidad y ayudarla en contra de una gran enfermedad que iba a asolar la tierra en 3000 años. Pero todo esto es visto por Louise cuando llega a ingresar al interior de la nave alienígena e interactúa lingüísticamente con el heptápodo. En una apertura de su conciencia a niveles superiores de comprensión de su pasado, presente y futuro, en un entendimiento del mundo cuántico y de toda una simbología de figuras e imágenes que no se condicen con la miseria de la humanidad obtiene una comunicación directa con los alienígenas. Los gobiernos no pueden comprender el motivo de la visita y deshacen e interfieren la comunicación internacional entre científicos y políticos, que no llegan, paradójicamente, a usar la mayor arma que la vida les ha dado: el lenguaje. El lugar donde mora el ser. El uso, o la forma en que hablamos y usamos el lenguaje determinan nuestros procesos de producción de conocimientos y saberes. Aprender un idioma es recibir en la mente el reservorio cultural que una civilización ha producido en su derrotero histórico.  No hay en realidad una unidad lineal del lenguaje sino que todo es circular, como una serpiente que se muerde su cola.

Louise logra evitar que el desenlace sea la guerra en contra de los alienígenas cuando se roba el celular del agente de la CIA, Dan Ryder (Larry Day) y se comunica con el líder militar chino Gral Shang (Tzi Ma). Con el número que ella logra recordar de una escena futura en que el líder chino Shang le enseña en su celular y le dice que  decir, uniendo el presente y el futuro de un modo circular, como un eterno retorno sin tiempo. De este modo se evita la guerra y se llega a comprender el motivo de la visita de los extraterrestres, pero mostrando una civilización donde las peores profecías y representaciones mesiánicas generan el caos y el desgobierno global. A pesar que se trabajaba en un equipo global para entender la llegada de estas gigantes naves se corrompe la comunicación y se muestra el pobre nivel de conciencia que posee la humanidad occidental. Un problema en la comunicación, el uso que le damos al lenguaje, los modales o formas que establecemos al comunicarnos  son vitales para resolver problemáticas que afectan a todo el planeta.

Louise ve su futuro en pantallazos de vitalidad, su futuro como madre, y su relación con el padre de su futura hija Hannah (Abigail Pniowsky) en Ian. A pesar que sabe de un modo intemporal en su interioridad lo que será su vida, estamos para vivirla de un modo trágico, voluntad de vivir, como diría Shopenhauer. Y bueno se ve como enseña en cátedras el lenguaje de los visitantes extraterrestres y como se le agradece por su valor e intrepidez. El tiempo no es anterior a la existencia, sino que es una percepción personal que se halla adentro de nosotros. La interioridad de cada uno de nosotros es un tesoro de aprendizajes y saberes que debe expulsarse en la sociedad y tener el valor de vivirla en colectivo. Comunicarse en un plano elevado de conciencia remite a hacer relativos y motivo de mutación al espacio y al tiempo; pues sólo el amor une a veces lo que la subjetividad no es capaz de aprovechar en el tiempo que cada uno de nosotros tiene para vivir. En ese sentido esta entrega de Denis Willeneuve resulta espectacular para quienes enlazan emociones con experiencias trascendentales de la vida. Y no hay que dejar de mencionar la banda sonora que te hace sentir la falta de gravedad y la fuerza de lo extraño que resulta el registro alienígena. La comunicación requiere de intiución no solo es algo pensado de manera estrategica. Si la que salva el planeta es una Mujer cientifica, Villeneve como Director de este film al igual que en Blade Runner 2049 esta insinuando algo que por oposición al cienciologo de Tom Cruise, que es: la mujer encierra un algo que no es comunicado en la realidad. No es solo intelecto o cuerpo, hay un algo espiritual que la torpe idea de belleza y atractivo esta oscureciendo de modo nefasto para el proposito de vida de toda dama. Su ser interno esta siendo reemplazado por solo superficialdad, poder y sexualidad sin ataduras. El espiritu no es bello. Pero a mas belleza y atractivo mayor sera la falta de una real pasión y amor que niegan no necesitar. Eso acarrea el odio y la locrura del control a la belleza. Louise no es asi, Como tampoco la hija de Declard. su imaginación y lo que encierran es la medicina para el mundo....






viernes, 17 de febrero de 2017






De suicidas y sociópatas.




Notas a cerca de lo casos límites en la sociedad actual


Ronald Jesús Torres Bringas

Introducción.

Este artículo es un producto de notas y observaciones hechas sin afán de sistematización. No obstante, la importancia de lo escrito en estos renglones merece una indagación más exhaustiva e empírica, debido a la relevancia del tema que nos convoca a escribir, a saber: las conductas sociopáticas y sus conexiones con la realidad social. Lo señalado debe ser tomado como hipótesis de gabinete, presentadas en la coyuntura dada la importancia que viene recibiendo los casos de asesinato y parricidio por los medios de comunicación en los últimos años. En una primera parte se hará una revisión teórica del marco en el que se gestan estas conductas sociopáticas, sacando la afirmación de que la constitución de la modernidad esta impregnada de violencia y de locura, a pesar del juego de diálogos y cultura de paz que promete. Luego un evaluación de los casos recogidos del mundo periodístico de los parricidios con comentarios generales, para culminar en ligeras conclusiones y una propedéutica social.

Ilustración y violencia social.

Aunque a veces el análisis sociológico no se ocupa de estos temas, capturados por lo general por la acuciosidad psicológica, es menester arrojar luces sobre estos temas de modo sociológico pues manifiestan señales de que la sociedad no anda bien. En estos casos límite, es como indagaba Durkheim[1], donde se observan con mayor severidad las desconexiones entre el sistema de instituciones políticas y económicas que produce la sociedad, y la vida desnuda o instintiva que debe ser sublimada en este mundo producido[2]. Si la sociedad soporta elevados niveles de violencia y criminalidad es un indicador de que los proyectos de racionalidad productiva que se levantan en su nombre  suprimen a la vida que acontece o la cohíben de toda aquello que resulta gratificante, lo que se devuelve en agresividad e incertidumbre[3].

Como alguna vez señalara Fiodor Dostoeivsky en su novela “Crimen y castigo”[4] se sabe del nivel de racionalidad de una civilización observando sus cárceles. O más ilustrativo que eso. En la película “Terciopelo Azul” de David Lynch se observa la escena de una oreja cercenada en el césped de un barrio residencial en Estados Unidos de los 60s, mientras juegan los niños/as y se respira una agradable atmósfera de paz. ¿Cuánta violencia ha tenido que soportar el alma humana para pacificarse y ser domesticada? ¿Cuánta vigilancia y violencia simbólica ha tenido que sufrir las personas a través de la historia para fabricarse un yo, una personalidad que gobierne sus impulsos ciegos?

Hoy ese proyecto de domesticación o civilidad se haya en crisis. El avance de la sociedad de consumo que erotiza todo a su alrededor, y la consiguiente desvinculación que produce el avance de la tecnología de los procesos culturales en nombre de los que se edifica, han hecho que el saludable proceso de ilustración originario de Europa se diluya de forma accidentada. El crédito generalizado[5], y el impacto de una sociedad del espectáculo a través de la multiplicación de estímulos han logrado incorporar como sistema necesidades y servicios de forma contradictoria a los apetitos y expectativas de liberación que antaño presionaban sobre los cimientos del capital[6]. En la cumbre de las grandes revoluciones en contra de la sociedad planificada[7], como lo fueron los movimientos sociales del Mayo del 68[8] se ha fabricado un sistema económico de servicios y falsas necesidades que han despolitizado a las personas, y que han hecho ingresar a la psicología en un proceso de regresión y de narcisismo extremo que divorcia a la vida de las gigantescas mutaciones materiales que se atreve a introducir el capital, sin ninguna resistencia, en las economías nacionales de todo el planeta. El resultado es la cancelación abrupta del modelo histórico de personalidad basado en la razón, impuesto desde los postulados de Descartes, y del contractualismo liberal, y el arrojamiento de la identidad a un proceso de competencia salvaje donde las emociones y los instintos más profundos como la sexualidad y las tendencias agresivas pierden estabilidad y se convierten en recursos y capacidades que hay que usar con destreza y sin piedad para alcanzar bienestar y predominancia[9].

La inscripción de los aspectos sensoriales y emocionales en las coordenadas de un mundo de la productividad acelerado, ha distorsionado la vida socio-afectiva y a hecho regresar las tendencias agresivas y violencia acumulada que la racionalización pretendió negar. A pesar que los apetitos de realización y liberación que veían en la historia han sido inhibidos con cierto éxito, la crueldad silenciosa con la que son calificados en la sociedad contemporánea rasgos sensibles de la personalidad crean las condiciones para que la vida íntima y la regiones más recónditas de nuestros sentimientos y pasiones estallen en cuadros severos de violencia, crimen y descontento generalizado. La razón dialógica, y su proyecto privado, el amor romántico, que habían sido puestos en el lugar de la brutalidad y la violencia insensata, se erosionan peligrosamente ocasionando que las carencias de afectividad y la incomprensión a varios niveles hallen en la violencia y en el egoísmo extra-limitado rutas de escape a la soledad que se percibe, ante la falta de amor[10].

La desalmada competencia genera que los lazos sociales protectores de la sociedad en la familia, en la escuela, y en el barrio, y por lo tanto en la política y en el trabajo pierdan atractivo para el sujeto, retrayendo la construcción de sus preferencias alrededor de instintos primarios como la sexualidad y la violencia tribal[11]. La crisis que sufre el mundo de las instituciones, desde la familia, la escuela hasta la política no es sólo expresión de la incompatibilidad de estos sistemas de organizaciones para el sujeto que surge, sino que de otra manera, sugiere que estas estructuras de gestión y producción de las demandas de la persona son diques objetivos que lo arrojan a la marginalidad y a la trasgresión, como una forma de exclusión de las grandes decisiones. A medida que el mundo producido se desmorona o pierde conexiones con la cultura las nuevas subjetividades se refugian en el mar de las pulsiones, sin vuelta posible, produciendo ahí donde gobierna la ironía, la diversión y el erotismo más delicioso una sensación de agotamiento y de miseria sombría que no se canaliza en creación, sino en anarquía y en desafección ante la sociedad en la que se vive y se trabaja[12].

El dominio del mundo producido inhibe la regeneración de las instituciones, o no deja aprovechar que la nueva sangre imponga sus sueños y los canalice de modo real. El desmoronamiento del mundo industrial, y con él la debacle de una sociedad protectora y preocupada por la formación del sujeto ha supuesto que el sujeto se halle desamparado de improviso, y que para él suponga un tremendo esfuerzo el tener que acomodarse a una sociedad donde todo es frio interés desnudo, y nada esta hecho objetivamente de acuerdo a sus nuevas sensibilidades. Se genera lo que se dice un abismo entre un mundo institucional cuyo poder pervive incólume, pero ya no tiene legitimidad, y una nueva sensibilidad[13] cuyas fuerzas motrices no se hallan representadas o se encuentran violentamente excluidas. El nacer en una sociedad donde los deseos de realización se hallan cancelados, y no se puede construir organización política y material de acuerdo a lo soñado produce en el sujeto un  severo desencanto con respecto al mundo, y a la vez la decisión de corromperse y sobrevivir a toda costa. En parte el hecho de que la mayor incidencia de criminalidad se encuentren en los jóvenes[14] demuestran que se viene conteniendo la regeneración cultural de la sociedad, y que éstos prefieren desarrollar subculturas ilegales y paralelas al mundo institucionalizado[15] como una forma de protesta y de hallar la comprensión y la vida que no hallan en una sociedad presa de atrofia y de un extrañamiento incurable.

Análisis de casos

En el caso de un patrón de asesinatos por parricidio en los últimos tiempos se citan los ejemplos emblemáticos de  Guiliana Llamoja[16] que acuchillo a su madre María Del Carmen Hilares hasta provocarle la muerte en el 2005, cuando ella sólo tenía 18 años. Hoy esta en libertad luego de estar unos años en ´prisión, al parecer reintegrada a la sociedad. En medio de este drama había una fortuna en juego. Un segundo caso, es el asesinato de Myriam Fefer[17] (2006), al parecer  asesinada por orden de su hija Eva Bracamonte Fefer a manos de un sicario colombiano, Alejandro Trujillo Ospina. En este caso se vio incriminada la supuesta pareja sentimental de Eva Bracamonte, Liliana Manarelli, hoy libre de todo cargo. También en este caso hay una fortuna en medio, disputada por el hermano de Eva, Ariel Bracamonte. El juicio de Eva Bracamonte fue anulado y hoy espera un nuevo proceso en libertad. El tercer caso, es el parricidio de Elizabeth Vásquez Marín (2010), por orden de su hija Elizabeth “Elita” Espino con ayuda de su pareja sentimental Fernando Gonzales Asenjo, y su amigo Jorge Eduardo Cornejo Ruíz, hoy condenados a prisión. Elita Espino fue condenada a 30 años de prisión. También hay una fortuna en juego. Y por último el caso más cercano de parricidio: el asesinato de la empresaria panadera María Rosa Castillo (2013), a manos de su hijo Marcos Arenas Castillo (22), en el que esta incriminada seriamente su novia Fernanda Lora (19), acusada de instigar el parricidio[18].

En estos casos sonados de parricidio se puede sostener que la poca disposición a hallar en la educación y en el ambiente de familia los valores o ideas fuerza que moldeen una identidad estable en los jóvenes, predisponen a un uso perverso de la libertad[19]. Los traumas e impases afectivos son revertidos en rencor hacia las figuras paternas (todas mujeres) porque la existencia de la autoridad se convierte en un conflicto de poderes, donde la prohibición y el yugo paterno no representan estímulos de educación, cuando si de obstáculo para ambiciones desmedidas. La falta de sentido de culpa, el dinero que empodera indebidamente, y la vida sin límites y vivida con crueldad conforman una identidad donde no hay ley que detenga, o que se imponga para seres que se sienten por encima del bien y del mal[20]. El narcisismo crea un ser capaz de todo. La violencia fría en contra del ser amado, al punto de quitarle la vida crea una persona que calcula y que se sumerge en la mentira constante. El desequilibrio del que parte toda experiencia de resilencia y de invención profesional, que tanto necesita la productividad de una economía salvaje, es el contexto psicosocial para la formación de tendencias criminales en una sociedad que importa poco, y donde la lucha por el hallazgo de la creatividad debe darse sobre la necesaria indigencia y desarraigo colectivo. El capital requiere destruir la sociedad para elegir a los genios que lo reproducen.

Un caso cuyas consecuencias son distintas, pero que se nutre de causas similares es el suicidio del joven estudiante Emilio Egocheaga D Angelo[21]. Cito este caso de reciente data como ejemplo para señalar que un contexto similar de lazos familiares rotos, incomprensión y excesiva frivolidad y pobreza en las relaciones sociales inmediatas en los jóvenes trae como consecuencia impactos y reacciones distintas a la formación de inclinaciones criminales. En el caso del estudiante Emilio Egocheaga la fuerte depresión causada por la ruptura de sus padres lo llevo al suicidio[22], luego de estar sufriendo un fuerte cuadro de aislamiento, sin poder comunicar su aflicción y en un medio donde su fragilidad e interioridad no contaba. A diferencia de los casos de parricidio, este joven no canalizó su posible desadaptación con rencor hacia sus padres, sino que reprimía sus emociones y vivía en una errática timidez, sin haber podido dar forma a una identidad. La baja autoestima, el miedo a la vida, y la desubicación frente al mundo lo llevaron a no querer crecer. En este sentido, un dato que alentó la depresión fueron las dudas del joven a cerca de su futuro profesional, pues abandono en el último año la carrera de ingeniería industrial, para empezar de cero en la de comunicaciones; una señal de que deseaba inclinarse por las letras y testimoniar su dolor interno.

Un caso sonado en los últimos días es el asesinato de la joven estudiante universitaria de 17 años Karla Vanesa Zelada Suazo, a manos de su ex enamorado Alexi Pacasi Vargas en el distrito de San Miguel[23]. Luego de haberse escondido en el Callao, el joven fue capturado y confesó que degolló a la joven, habiendo sido ayudado por un cómplice. Al parecer los celos y el hecho de que ya no eran enamorados fueron los móviles del crimen. En este caso se demuestra la vulnerabilidad en que se hallan las mujeres frente a hombres que piensan que una relación de pareja es poseer como su fuera una propiedad a la mujer, y que no hay derecho a dialogar para zanjar algún dilema en común. La falta de educación, y como señalo el contexto de donde se obtienen los anti-valores de este joven hacen pensar que la violencia, y la agresión son parte del hecho de ser hombre, y que no hay ley que pese sobre ellos. Por otra parte, la violencia en la que caen los varones son señales de que la masculinidad ha entrado en severa crisis y las tendencias más autoritarias y machistas alcanzan formas de agresión socializada[24].


Conclusiones y propedéutica.
1.      A diferencia de los enfoques de la desviación, donde el crimen y las conductas anormales eran la excepción a la regla, en nuestras sociedades postindustriales la conducta criminal y psicopatológica es casi común, y es la exageración en un tejido social donde la anomia es la regla institucionalizada.
2.      El crimen, y las conductas sociopáticas, sobre todo en jóvenes son las señales que la sociedad de consumo que se levantó con el objetivo de contener el cambio histórico, desde Mayo del 68, ha logrado un éxito parcial. Han separado a la juventud de las fuerzas históricas, pero al costo haberse generado una subjetividad desamparada y sumergida en la violencia.
3.      Ahí donde las emociones y la sensoriedad son admitidas como capacidades de producción se incorporan de modo cruel áreas de la vida, que inoculan creatividad al mundo tecnificado, pero con el resultado de que se desestabiliza más el ser, y se vive en un gran resentimiento generalizado.
4.      Las políticas democráticas de diálogo, de amistad y de amor romántico fallan, como rutas sublimadoras de civilidad, lo que deviene en violencia y en el desarrollo de una personalidad que halla en la barbarie una forma de vida y de placer enfermizo.
5.      Ahí donde hay mucha libertad, que hace posible el consumo, retrocede la educación y se esfuman los valores de respeto por la comunidad ciudadana, lo que deviene en un maluso de la libertad.
6.      Las conductas sociopáticas y de forma indirecta las tendencias suicidas son expresiones de que la sociedad se viene descomponiendo en favor de una modernización desbocada y destructiva. La búsqueda de invención despierta también lo peor del ser humano por mor de la productividad.
7.      Como propedéutica las rutas para medicar nuestra cultura frente al avance de la criminalidad y la depresión, residen en el equilibrio mismo de la persona, al tolerarlo todo, como individuo autorreferido o en la insurgencia de una revolución cultural que reconecte a la sociedad, la cultura con el sistema política y sus fuerzas materiales.





[1] DURKHEIM Emile. El suicido. Editorial AKal. 1992
[2] Esta expresión pertenece a Jean Braudillard, y menciona los complejos sistemas de producción que se edifican para dar sentido a la vida, más allá de la simple como inestable vida impulsiva o instintiva.
[3] MARCUSE Herbert. Eros y Civilización. Editorial Ariel. 2003
[4] DOSTOEIVSKY Fiodor. Crimen y Castigo. Editorial Península. 2011.
[5] LIPOVESTKY Gilles. La era del vacío. Editorial Anagrama. 1993.
[6] DEBORD Guy. La sociedad del espectáculo. Editorial Anagrama. 1967.
[7]  Categoría propia del contexto de postguerra, o de la guerra fría en el mundo, que señala el papel intervencionista del Estado en  la economía y en la sociedad, como una forma de inhibir el avance del socialismo en el planeta.
[8]  Según el que escribe la mayor efervescencia por convocatoria y programa de cambio social lo representó el multivariado movimiento estudiantil de Mayo del 68 en Europa, y en varias ciudades de América Latina. Su agotamiento haría que el mundo irrumpiría en el desencanto postmoderno.
[9] HARDT Michael y NEGRI Antonio. Imperio. Editorial Paidos Ibérica. 2005
[10] STRAUSS Leo. Progreso o retorno. Editorial Paidos Ibérica. 2004.
[11] Esta idea es parte de la tesis de Horkheimer y Adorno que a la letra dice: “El fruto del imparable progreso es la imparable regresión…” La Dialéctica de la Ilustración. Editorial Sudamericana. 1967
[12] MARCUSE Herbert. El hombre Unidimensional. Editorial. 2003.
[13] Expresiones de esta nueva sensibilidad son las culturas indígenas, los jóvenes de variadas tendencias, y las varias minorías culturales, así como los productos de la cultura popular y el artesanado.
[14] El costo económico de la delincuencia organizada en el Perú. http://www.unodc.org/documents/peruandecuador/Publicaciones/UNODC-costo-crimen.pdf
[15] Las pandillas, o los grupos de esquineros trajinantes son ejemplos de esta dimensión sub-cultural
[19] SAFRANSKY Rudiger. El mal o el drama de la libertad. Tusquets editores. 2001
[24] BOURDIEU Pierre. La masculinidad. Editorial Abya Yala 1998

jueves, 16 de febrero de 2017

A mi loquita de la escarcha. (Lo directo no lo es)




Hace años recordaba los lieros y alocados años universitarios en San Marcos, cuando veía con melancolía el parque cívico. Más bien debieron llamarle parque de los besos o encuentros o algo así. Y lo recuerdo porque fue en aquel lugar donde me enamore como un niño de María Claudia, mi adolescente de la escarcha.. Yo iba en los años superiores, y ella era de trabajo social, y hacía trabajo en la salas de la antigua biblioteca de sociales.
Siempre habíamos tenido nuestros encuentros ópticos con alguna sonrisa de esas que electrizan, pero nunca me había animado a acercármele. Ella era dulce y veloz como una gacela en eso de saber matar con la mirada y volver loco a cualquier rufián. Me había costado tener una justificación para caerle, pues ya varios cuervos estaban detrás de esta gacela. Y ella era de aquellas chicas que se ponía escarcha en el rostro de colorines para impactar y coquetear con cualquier desprevenido. NO me parecía malo que fuera así pero si desgarrones debieron salir de esos labios no consabidos. Ella era chiquita de figura compacta y delgada, y con una sonrisa y ojos que devoraban cualquier racionalidad. Esas cejas del pueblo me mataban.

Yo bajaba siempre a la biblioteca para pedir un libro y leer y tener aunque sea un hallazgo con sus ojos dorados. Pero no me quedaba en la sala, pues no era de leer en lugares formales. Sino en el parque o tirado en los pasillos de la facultad. Sólo lo hacía para mirarla, y mandarle recaditos con su amiga, que también estaba más buena que el pan. Pero ella era especial, y debía no desordenarme. Le gustaba mis versitos. Pero ella quería que hiciera una locura, no era de caer así no más con papel arrugadito de tintes marmoleados.. De tanto mirarle, ya la estaba mosqueando, asi que deje esa estrategia que me envenenaba la mente, y me dispuse a abordarla a la hora que saliera.

Por esos años se estaba dando el proceso político de la caída del fujimorismo, y no sin razón se conversaba en todos los pasillos de la caída de la dictadura, del fraude electoral, y de las posteriores movilizaciones. YO no era un líder, sino sólo en espectador muy cercano a los verdaderos líderes, como una suerte de amigo culto, que compartía chelas y versos de vez en cuando. En sus matices, todos estábamos unidos en contra de la dictadura, y se procedería pronto a hacerse un acto de fuerza en la facultad, pues de las opiniones más de uno reclamaba que sociales se levantara en contra de la mafia fujimorista.

Por esos días que yo aglutinaba fuerzas para abordar a María Claudia, me encontré luego de días con una camarada, hermano y amigo de chelas en el primer piso. LO había visto de pasada, pues yo aguardaba que saliera mi loquita de la escarcha de la biblioteca, y estaba como asombrado y maquinando algo. El era uno de esos rufianes rokeros, culto y litigante que al igual que yo no era un líder. Sólo un buen amigo de chelas y de opiniones políticas al paso. Siempre con su higadito de paso, y los respectivos fujimoris para emborracharnos.
Esa noche le vi algo en el rostro que lo pinto tal como era. De un actor pasivo se volvería una suerte de líder imparable, y yo por supuesto ante la amistad un amigo más de su clan intratable. Estaba de acuerdo con la toma, pero no participe en su concepción, sino más bien ya en la ejecución, ya en los días en que las papas quemaban. Esa noche había vuelto de la toma de la Villareal, y estaba muy sorprendido con su organización, me conto algo, y luego que haríamos algo igual tarde o temprano en la facultad. Lo deje despabilándose, pues mi antídoto y veneno pasaba justo mientras conversábamos. Me dijo el muy pendejo, que de vampiro no termines sin sangre, y el siempre con su sonrisa cachosa, cualqiuiera se daba cuenta.
Ella salió de la facu, y me le acerque en la entrada. Como ya nos conocíamos pues hablábamos de que libro quería o que no, le pregunte si podía acompañarla,  pues justo íbamos por el mismo camino hacia Venezuela. Acepto y en el camino di mis pergaminos y empecé decirle si podríamos detenernos a conversar en el parque cívico, y asi capturar más su atención. Ya sentados me contó que era de Huaráz, y que estaba recontra feliz en Lima, y que le agradaba su carrera. Yo que esa platica me parecía más formal para una despedida, dije haría una locura por ella en ese momento, pues me gustaba, y que deseaba fuera un pretendiente seguro de ser el firme… Que vas hacer loco… vas a gritar algo, que pueden decir”…. “ - “EL fujimorismo ya cayó pues estoy con mi heroína de la escarcha….” Puffff….. Eres un maldito….jjjjjaaaaaajjajajjjjajjajajaja, ya no mas me voy, estas loco”    Y asi de rápido y avergonzada se fue….. mañana hablamos eres un loco, tengo que cenar con mis familiares”.

Regrese luego de dejar empolvados algunos versos que pensaba decirle al oído, y volví  a ver a mi pata ensimismado en sus pensamientos. Esta vez será…. Si Marx hubiera leído a Schopenhauer la revolución hubiera sido posible…. Una frase de un gran finado. EL ya estaba haciendo planes y recorrían por la facultades noticias y aires de rebelión. Yo ya había inmortalizado a mi heroína de la escarcha. De repente ya no me hablaría pensaba, no importaba en ese momento. Había que tomar por que la dictadura se venía a bajo….. NO irresponsable ahora será acá.

Me invito a formar parte de la toma, pero yo me aleje en esos día turbulentos en que se sabia que iba a ver toma, por un acto de precaución, y porque estaba ya en algo con María Claudia, siempre a las 7:30pm que nos encontrábamos en el parque cívico. Ella me preguntaba de la Toma, yo algo le soltaba, pero gran cosa no sabía. Era mejor ametrallarla con unos versos de Machado cerca de su orejita con escarcha. Sabía ya de los avances de la sublevación estudiantil y del día que se iba a ejecutar, bueno todo el mundo lo sabía, pero en esas noches me extraía de los aires de rebelión y me encargaba de endulzar el oído de María Claudia, y en reciprocidad ella me mordía los labios y nos recorríamos con caricias cálidas. Ella era un azote de la naturaleza, una fuerza sobrenatural a la hora de seducir. Me prodigaba unas miraditas o me hacía unos gestos y yo de inmediato hipnotizado cumplía todos sus caprichos. Me ponía nervioso o me convulsionaba cada vez que me hablaba de otros chicos, pues en poco tiempo me había encamotado de ella.

Cuando ya los encuentros eran más tórridos y frecuentes nos íbamos a los huecos de Pando a bailar en pareja, y luego de estar sazonados con los tragos sabor a panetón encima nos perdíamos en las inmediaciones de biblioteca y desatábamos una pasión que corrompía las leyes de la física. Ella era dulce como la miel, y su calor me derretía hasta los huesos. Su cuerpo era firme y delicioso. Yo no atacaba como sediento de ella, sino paso a paso, beso a beso, como si se tratara de algo que se pudiera quebrar. Ella era mi ángel de cristal y yo sólo un habitante salvaje de sus contornos y formas perfectas. Un sediento amante de sus sensaciones mas procaces. Esa sinvergüenza del idilio me mantuvo vivo por varios meses. Luego de la Toma ya en verano, nos seguíamos viendo, pero algo sentía que no andaba bien. Ella era de no darse con todo en una relación. No era que le gustara que la cosa fuera lenta, cada cosa en su lugar, sino que ella se aburría de las relaciones estables y sólo deseaba hervirse en amantes desbocados. Por más que yo fuera romántico y pura fuerza con ella, ya tenía otros planes. No me había engañado con nadie según lo pude constatar, pues tenía pocos amigos en Lima, no obstante, buscaba nuevas experiencias y otras aventuras. Inmediatamente entendí su comportamiento y antes de hacerme más daño o ilusionarme con ella, procure desgastar la relación y darnos un tiempo para pensarlo mejor. Entendí que era una chiquilla inmadura que sólo buscaba divertirse y darle a la vida una sonrisa extravagante. No discutí con ella nunca su actitud, y sólo la deje ir, lo mejor que pude y quedamos como amigos.

Luego de arreglarse las relaciones entre los profesores y los alumnos y levantado el cerco de la toma, no la volví  a ver ni siquiera por la biblioteca. Me dedique a estudiar y a hacer mis pesas en el gimnasio para desfogar todo la bravura que me había causado la ruptura de la relación con María Claudia. Justo en esos días mi amigo de toda la vida MX… me sobrecogió con un pedido de ley: que lo apoyara para formar una lista al consejo de facultad de ese año. La democracia si se puede decir que esto haya en San Marcos, había vuelto y debíamos participar para arrojar de la facultad a todos aquellos que habían traicionado el espíritu de la toma y que la habían utilizado para alinearse con los profesores corruptos. Nadie había discutido la necesidad de llegar a un arreglo con la administración de profesores que habían ingresado, pues eran de lo mejorcito, sino que un sector de los alumnos caviares habían vendido el pundonor y el amor de la rebelión estudiantil de las bases a unos profesores que a pesar de sus galones también habían tenido un pasado sucio en la universidad. MX… y otros participamos para representar una tercera opción, y eso fue algo que nadie comprendió, pues nos tacharon de senderistas y de personas que no estábamos preparados para participar en el gobierno de la facultad.

Como es historia de otro relato ese año ganamos el tercio de la facultad pero las contradicciones del poder hicieron que perdiéramos el crédito de los estudiantes que pronto se pudieron en nuestra contra. Yo me salí del juego político de un modo incorrecto, pues debí proteger a amigos a quienes yo había propuesto como gobierno de la facultad, y no salirme asqueado de una política que no me llevó nada. En esa época deje la acción y me puse a interpretar el mundo y el curso de los acontecimientos de la universidad con una barahúnda de ensayos y esbozos, que hasta ahora me acompañan en mis archivos digitales. El origen de esa generación es una de las matrices desde las cuales he podido pensar, y agradezco en estos renglones a los amigos con los que compartí la toma y las elecciones, pues sus interminables charlas y aventuras me dieron la fuerza para convertirme en un escritor que ve la vida como una pasión eterna y estética.

Bueno me olvidé de María Claudia. En cuanto me vio que estaba al frente con unos amigos de la política de la facultad su interés por mí renació. En uno de esos días solitarios que había en la toma volvimos a encontrarnos en los pasadizos y en los renglones oscuros de los salones, y renovamos la llama de pasión que nunca se consumió. Me volvió a insistir que lo nuestro era rico, pero que no dudaría para siempre, y que yo buscando una relación estable con ella lo único que buscaba era mi perjuicio. Ella me hacía daño, pero que rico daño era chocar con ella.

Salimos un par de veces, y aunque ella pareció de improviso a querer probar una relación que yo le pedía, mi orgullo no estaba dispuesto a que alguien me usara como un pañito, o como un chupete que se chupa y se vota a la basura. Así que volví a cortarla, y contra mi voluntad, pues la condenada estaba que daba la hora en cuanto a belleza. De ahí bueno al año 2002 terminé la carrera de sociología y me puse a practicar en el INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática) y no volví a saber de ella. Ya no estaba en la biblioteca ni en las oficinas del decanato.

 De las relaciones que tuve fue una de las más intensas y con la que aprendí que una mujer sin grandes egotismos o ambiciones desmesuradas puede amar sin condiciones y ternura. No fue un abismo o un pecado lo que hicimos sino dos cuerpos con sabor a melao que se hallaron en estos laberintos de la vida. No había máscara en ella; era sólo una hechizera que me embrujo con sus encantos y dulzura, y que desató en mi un aprendizaje por el calor de la mujer. Algo que hasta estos días busco con afán no importándome si me halló con varias bandoleras. Las hembras son las hembras, y los machos los machos. A pesar de tanta vaina la cultura no ha podido corromper la atracción siempre majadera y altiva del amor entre hombres y mujeres, y todas las formas de amor que existan. María Claudia sabía eso por eso me enloquecía; lástima que no tuve algo con ella serio, hubiera sido mi musa y la razón para escapar de la dialéctica negativa. Pero así es la vida.


Recuerdos de peloteros.





Hace años que no visitaba Barrios Altos. En cuanto baje del microbús en las alturas del Colegio Alipio Ponce  en la avenida de los Incas, los recuerdos de mi infancia asaltaron mi mente. Unos flash de mi niñez y adolescencia estaban impregnados en cada pared, y en cada acera de esas calles. Avance unos metros y me precipité `por aquellas calles angostas y húmedas, donde los baches y los buzones destapados son la regla general. Unos choros me reconocieron y no me hicieron nada, una viejecita me quedó mirando largo rato seguramente tratando de fijar sus recuerdos. A esa hora no había peligros pues aunque me había ido del barrio hace años al parecer cada vecino me reconocía a lo lejos. Me adentré en la búsqueda de la casa de mis amigos los Donayre. Con ellos tuve incontables días de fulbito en los pistazos cuando ganábamos las apuestas y nos tomábamos una chicha morada en la tia Vicky.

Llegue a la casa de David y Cristian a la sazón amigos entrañables de mi niñez y adolescencia. Toque el timbre y al parecer no había nadie en casa. Pronto al segundo toqueteo salió al encuentro el hermano menor, y me dijo que ellos estaban en la plaza, y que si deseara los esperara. Me disculpe y le dijo que no era necesario que yo les daría el encuentro. Saliendo de la plaza ambos sin polo y con las bolsas del mercado sonrieron al verme. “hola causa dije casi no los hallo”. Ellos me abrazaron y con su sudor humedecieron mi polo de la selección española. Pero no importaba el abrazo fue como ver a unos hermanos. Nos fuimos a su casa y de inmediato unas cervecitas por aquí y por allá y cuentos de anécdotas de cuando éramos niños y mataperreábamos en las esquinas.

Cristian tenía ya una pequeña hija, y David estaba estudiando Derecho en una universidad particular. Ver chocho a Cristian con su hija, cargándola y jugando con ella me alegró mucho y brinde en su honor. David y Cristian habían perdido a su madre años antes por cáncer, e iban a visitarla con frecuencia al cementerio el Ángel. Justo ese día como para recorrer el barrio con seguridad fuimos hacia el cementerio, y compramos un vino de higos artesanales que vendían en el camino. Recorrer e ir bebiendo por las calles y plazas de mi antiguo Barrios Altos me sobrecogieron y me emocionaron mucho. En esas calles yo aprendí lo que es la amistad, el compañerismo con los vecinos, la lealtad, el honor, los modales y muchas otras criolladas que me han servido de mucho en mi carrera sociológica. Se podría decir que esa empatía que muchos investigadores desarrollan yo la aprendí prematuramente en la calle, y la experiencia.

La visita al cementerio fue corta.  Sentí la tristeza de ambos frente al nicho de su madre y preferí no preguntar los detalles de su partida. Era suficiente para mí recordarla como una mujer que se ocupaba de sus hijos y que en los peores momentos económicos de la familia ponía negocio tras negocio en la calle para superar la falta de dinero en el hogar.  Su padre era un marinero mercante que había conocido gran parte del mundo, y que en ese día que yo los había visitado me recibió con mucho cariño, y bebiendo conmigo, me animaba a cantar uno de los boleros de Daniel Santos de la Sonora Matancera. Era un salsero a todo dar y como para sazonar la tarde me enseñaba unos pasos de salsa brava y unos giros de merengue. El ya con sus años adentro había logrado hacer florecer una agencia de marineros mercantes que daba servicios de empleo en el puerto del Callao. Antes había pasado serios impases económicos, y ahora que ya eran jóvenes todos sus hijos los ayudaba a ser  profesionales con las ganancias de su empresa. Ellos eran muy creyentes del cristianismo e iban a su iglesia evangélica todos los Domingos para estar en paz con el creador y vivir según sus enseñanzas. Ahora planeaban mudarse a San Miguel y mejorar pues me contaban el barrio se había vuelto muy peligroso. Ellos ya estaban arribando y haciendo crecer más a la familia, pues Cristian ya tenía una hija y David esperaba una niña de su pareja. No querían que sus hijos se formaran en un lugar lleno de violencia y de pelafustanes. Era una suerte haberlos hallado. Ya eran sus últimos días en Barrios Altos.

Esa tarde salimos a la calle, en la puerta de su casa, y mucha gente, chocheras de niñez, nos saludaban y conversaban con nosotros. Me conversaban de lo que había pasado con el barrio luego de que yo me fuera a los 16 años. En esos años de ausencia los lazos de amistad se habían fortalecido y habían vivido aventuras divertidísimas en polladas y en juegos de pelotas en diversos barrios de la capital. Me enteré que se habían peleado con el barrio de Manuel Pardo por una chica llamada Lucía y que vino la policía para separar a los barrios, pues todo se escapaba de control y hasta cohete se iba usar. Me contaron que Glafi, la mas poderosa del barrio, se había vuelto la del cuento y que ya tenía varios hijos. Me contaron que los robos habían aumentado en estas calles y que ya el faite no respetaba a las familias. Me contaron que habían entrado a un gimnasio y que todos anchos tenían mejores enamoradas y aventuras en otros lugares de la ciudad. En fin mis amigos habían mataperreado de lo lindo en mi ausencia mientras que yo quemaba pestañas y estudiaba sociología en San Marcos.

Cuando ya estábamos medios sazonados me invitaron a una fiesta ese fin de semana. Y cuando la cosa ya arrastraba emociones empezamos a recodar las aventuras de nuestra niñez, y sobre todo los pistazos con otros barrios y las apuestas que ganamos jugando a la pelota. Me hicieron recodar ese dos a uno al equipo de chup y compañía, muchachos unos años más grandes que nosotros, y ese once a once en año nuevo con el equipo de Huamalies, donde cristian con varias asistencias mías hizo 9 goles seguiditos. O ese cinco a uno a un equipo de Centro escolar en su propio barrio a pesar de los cabes y golpes que sufrimos. Recuerdo que en ese día no nos quisieron pagar la apuesta, ni una gaseosa nos dieron. O tal vez el partido más difícil que tuvimos que afrontar en Piñonate en San Martín de Porras cuando goleamos al equipo local y unos maleados entraron con verduguillo en mano a atacarnos y nosotros embalamos hacia a la avenida y con las justas salvamos la vida. Todos esos partidos me trajeron a la memoria los hurras del señor Cecilio, un viejecito que salía a la puerta de su casa a vernos jugar, y que en las noches nos contaban historias de la Lima antigua. O tal vez los chistes de Pelon que a todos nos sacaba de onda, pues el muy malcriado sacaba unas chapas de padre y señor mío. Me acuerdo que a mi mellamaba Mostroni y a los hermanos Donayre los since… De inmediato mi memoria se perdió en aquel domingo del año 90 cuando jugamos contra el equipo de Chup y Chapu.

Me acuerdo que yo paraba jugando con equipos a media caña, y que nos retaron por cien lucas a que no nos ganaban teniendo una defensa de puros chibolos y como únicos delanteros a Toto y Cristian. MI hermano Fer era chibolo de 11 años, pero nadie lo pasaba, tenía una marca tipo Carranza. Por su edad aún no explotaba todo su talento futbolístico y lo dejábamos como defensa junto a Carlos, David y como arquero a kanashiro hermano de Carlos. Esa tarde a pesar de haber jugado unas tres horas seguidas en un pistazo de casi dos cuadras enteras pudimos contener los embates del equipo de Chup, y contragolpear con pases largos y arremetidas en la defensa del equipo contrario. Casi todo el tiempo nos  atacaban o tenían la pelota en campo contrario, lo que nos quedaba marcar muy bien y esperar a que la pelota cayera en los pies de este servidor o de cristian, pues el morenaje era muy rápido y bastante técnico. Recuerdo que su juego era comparable al Tino Asprilla, por sus piernas largas y los tremendos trancazos que se mandaba a la hora de llevar el balón. Yo jugaba como un volante de ataque; cada vez que el balón llegaba a mis pies tenía la habilidad de romper cinturas y dar habilitaciones a profundidad. Esa tarde le hice guachitas y autopases a Chapu a Chup o tal vez no me acuerdo a Juanito. A pesar de sólo dominar la derecha había desarrollado los efectos en el pie y cada pase que daba era milimétrico y hasta con estética. Varias veces ponían la mano para que el balón no llegara a los pies de Toto o de Cristian que definían a lo Romario, con mucha clase.

El primer gol fue un contragolpe. Chup perdió la pelota en ataque cayó en mis pies me saque dos rivales y con una asistencia veloz Toto definió de empeine y cruzado. El arquero no pudo hacer mucho. El empate lo hizo Chup se llevó a mi hermano y a Carlos y con el arquero ya casi vencido se la cedió a Juanito que sólo la añadió. Luego de varios ataques y defensa al parecer el choque iba a quedar empate. Ya los muchachos del equipo contrario se metían con  todo y barriendo a Toto, a David y a Cristian; querían ganarnos como sea. No se como Fer gana un balón en defensa, cede a Toto,  me la da larga la recibo pateo el arquero la desvía con mucho esfuerzo cae en la posición de Cristian se lleva al arquero y goooool. Era el de la victoria. Ya jadeando y cansado el equipo de Chapu y Chup tuvo que aceptar su derrota. Esa tarde nos tomamos unas gaseositas y charlamos de las anécdotas del partido. Recuerdo que justo un veedor de talentos lo llamo a Cristian a un lado y lo invitó a las canteras de Universitario de Deportes. Cristian en esa época tenía 14 años.

Luego me hicieron recordar el juego de año nuevo en contra del equipo de Quique y compañía. Unos siete muchachos que jugaban en el jirón de Huamalíes y que tenían fértiles atacantes y volantes. Ese encuentro quedó empatado once a once y fue un partidazo. Ya para esa época del año 92 ya éramos más grandes y curtidos en los pistazos y la cosa era con apuesta. Quique, Malpartida, y Pelón jugaban muy bien. En media hora de juego nos metieron un tres a cero. Nada podíamos hacer. El calor era exorbitante y las patadas que recibíamos Cristian, chaposa y yo nos entumecieron un poco. Estábamos fríos, pero pronto empezó la remontada. Con tres goles de Cristian y otro de mío con el empeine externo, volteamos el partido. Pero Quique ahí mismo se deshizo de nuestra defensa y puso el seis a cuatro. Pudieron alargar la ventaja pero Libio que era un muro evitaba las arremetidas de Quique y Martinica. En una de esas me la ceden me llevo a dos usando la pared y pusimos rápidamente el seis a seis. El equipo contrario rápidamente con incursiones a toque y velocidad puso el nueve a seis. Ya para ese momento Cristian y David estaban cansados por el calor. Hasta que un pase mío y otras llevadas de Cristian y Chaposa pusieron el diez a nueve. El partido finalmente quedo once a once. Todos estábamos exhaustos y hartos de tanto correr. Nadie gano la apuesta y cada quien se fue a su barrio. Recuerdo que en esa época Cristian le decía a Libio, cuerpo por las puras, pues hacía pesas. Y todos  nos reíamos pues el partido fue toda una historia.

Mi memoria se interfirió cuando David me dijo vamos a almorzar. En la mesa estaban los cuatro hermanos y su padre. De fondo se escuchaba “te regalo el corazón” del Gran Combo. Y comimos un sabroso arroz con pollo con su cremita y su zarza de compañía. Recuerdo que dieron las gracias a Dios y pronto cada quien se embutió el almuerzo pues estaba delicioso. Salimos un momento a la calle de nuevo. Ya era de noche y debía partir a Surco. Unos abrazos y unas ligeras lágrimas fueron suficientes para que nos despidiéramos con la promesa que vendría la fiesta de la Novel a la que me habían invitado. Justo era época de la celebración de Virgen del Carmen y se hacía una tómbola en la parroquia de Santiago Apóstol y se celebraban ferias en la plaza de Santo Cristo; siempre recordaba con mucho cariño esas fiestas, pues la virgen  salí en procesión y se encontraba con el madero de Cristo en mi colegio de La Mercedes. Todo eran fiestas de familia y juegos de circo, reventaban cohetes y había un castillo que prendían a la medianoche. No como ahora que el parque se había convertido en un antro de fumones y de gente de mal vivir.

Mi visita fue la última que hice a Barrios Altos. En el microbús iba recordando las calles y los humores de mi barrio de toda la vida. Ahí pase lo mejor de mi infancia. Sin embargo, había un sentimiento medio extraño en mi alma. Ya no era de ahí. Mi madre había construido una casota en Surco y me había dado la oportunidad de lograr otra educación. Me había transformado sin que lo supiera. Pensé que lo mejor era no regresar, que todo eso  era ya una etapa pasada de mi vida. Mi alma estaba en Barrios Altos y en otros lugares; un mundo sin raíces se apoderó de mis sentimientos. Sentí  y siento un desarraigo, como que  no soy parte de ningún lado y que busco el origen de mi vida en muchos lugares y en ninguno. La travesía sirvió para refrescarme la mente y reírme un poco, pero mi búsqueda de una nación en mis pensamientos hace que me sienta como el huérfano que busca una patria en un país de apátridas. Sólo con la construcción de algo mítico para mi nación acabaré con ese extrañamiento de mí ser.





La desunion de una familia

  Hace unos meses conversaba con una vecina que es adulto mayor. Le decía que a pesar de tener 75 años se le veía muy conservada y fortaleci...