Análisis del film “Luz de luna”.
Amistad y homosexualismo.
Luz de Luna del director Barry Jenkins
es un drama monumental sobre la vida de Sharonne (Trevante Rhodes) un joven
negro que vive en una comunidad negra, donde desde niño vive una vida de
maltratos e indiferencia producto de su retraimiento y su condición desde niño cercana
al homsexualismo. Es hijo de Paula (Noamie Harris) una madre drogadicta, que lo
maltrata por ser diferente al resto de los niños y que establece relaciones
ocasionales con hombres sin importarle el desarrollo emocional de su hijo.
Little o Chiron (Alex R. Hibbert) es un niño que recibe Bullyng en su escuela y
barrio, y cuyos únicos amigos es una pareja de vendedores de droga, Teresa
(Janelle Monae) y Juan (Mahershala Alí). Desde pequeño recibe la protección de
Juan quien se convierte en un referente y único protector como figura paterna incluso
de su madre a quien reprende varias veces por su actitud frívola e
irresponsable. Teresa lo atiende y cuida cada vez que la madre de Chiron lo
echa de su casa para poder tener relaciones con sus parejas y es la persona que
lo protege hasta adolescente, cuando en el film
ya no se sabe nada de Juan.
A parte de esta pareja Chiron
tiene un amigo de su niñez Kevin (Jaden Piner) quien le hace conversación y le
aconseje que no sea tan retraido y no se deje maltratar por lo amigos de su
barrio. Chiron es un niño cuya socialización no esta inspirada por figuras
paternas que le den ejemplo y lo conduzcan de forma afectiva y potenciadora. No
es sólo la pobreza de un barrio inundado por el negocio de la droga sino la
presencia de familias disfuncionales que no significan un respaldo emocional y
que están anegadas de violencia familiar, las que no reportan marcos de
socialización positivos y alentadores para el desarrollo emocional del niño.
Prácticamente Chiron es un niño que es como un autista, que no establece
relaciones de autoestima con su medio social. En cierto modo desde pequeño su
inclinación psicológica esta anegada de incomprensión y de una condición
etnocéntrica que no comprende y que lo termina excluyendo del resto de los
niños; más vivos e involucrados en la violencia de un sector urbano popular
deprimido por la pobreza.
Ya adolescente Chiron (Ashton
Sanders) sigue siendo un joven ensimismado, solitario, vergonzoso y tímido que
recibe maltratos de sus compañeros de escuela, siendo su único amigo Kev
(Jharrel Jerome). Ya aparentemente inclinado hacia la homosexualidad escucha
las historias sexuales de su amigo Kev e imagina en sueños esa contingencia. Su
condición lo avergüenza y lo retrae sobre sí mismo sin que algún pasatiempo o
vocación le permitan escapar cognitivamente de un medio violento y miserable.
Black como lo apodaba Kev es una persona que no ha tomado conciencia de su
propia identidad y que lleva el tiempo sin que algo lo distraiga o llene su
sentido de vida. Aunque no se ha dejado atrapar por la violencia y la
delincuencia su tranquilidad demuestra la represión que vive por no poder
conocerse a sí mismo, y construir por fin un carácter resiliente y empoderado.
En una escena en el mar con el
claro de luna en la noche, Chiron se ve acompañado de Kev, y mientras conversan
temas irrelevantes de jóvenes se besan y mantienen un contacto corporal por
unos segundos que lo arroja por fin a aceptar su identidad homosexual. Es como
haber escapado de la anomia y la soledad
que no lo dejaban definirse. Kev le ayuda con esta relación homosexual
explosiva y épica a sentirse comprendido y acompañado. Pero todo esto queda
entre paréntesis violentamente cuando uno de los líderes de la escuela enzima a
Kev para que golpee a Chiron en las afueras de la escuela todo por aquella
presión social de los compañeros desadaptados y un cambio conmocionante se
produce en su ser. Luego de ser golpeado en el suelo Chiron completamente
desconocido se cansa de ser el maltratado, y en una escena al otro día de la
golpiza que recibió, le rompe una silla en la espalda al líder de la pandilla
que lo había maltratado todo ese tiempo. Es arrestado por la policía y recibe
se supone condena en prisión. En la puerta de la escuela mientras es subido a
la patrulla visualiza a Kev y los lazos de amistad se rompen y Chiron madura de
golpe.
En un tercer momento -la película
no lo cuenta- Sharonne sale de prisión y es jefe de vendedores de droga en
Atlanta fuera de su barrio. Aparentemente la escena traumática en las afueras
de su escuela con Kev y el desamor de su madre lo obligan a enderezarse fuera
del hogar, y empezar de cero en otro lugar. Se convierte en narcotraficante
igual que Juan su protector en la niñez, y trata de construirse una identidad
dura y masculina al igual de Juan para olvidar y aplacar sus verdaderos
sentimientos y su inclinación homosexual. Su madre lo llama, y luego de unos
segundos su amigo de la niñez Kevin (André Holland). Kev se había convertido en
un cocinero y le invitaba a que volviera al barrio a visitarlo y le cocinaba
algo. En una escena posterior se produce una conversación tensional con su
madre, a quien no había visitado en mucho tiempo. Ella le reprochaba su falta
de compromiso hacia su madre, y se disculpaba por no haber estado en los
momentos difíciles cuando Sharonne más lo necesitaba. De algún modo él deseaba
guardarse para sí el como había sido su madre en su crianza, pues
desestabilizaba la construcción de un hombre hosco y peligroso que tanto trabajo
le había costado construir.
Sharonne decide aceptar la
invitación de Kevin, y descubre que administra un restaurante en el centro de
la ciudad. Conversan sobre sus vidas, y aunque Sharonne es reticente para
confesarse y relatar lo que hizo luego que dejara la prisión, se entera que
Kevin también estuvo preso, que tuvo un hijo y que lleva una vida solitaria en
libertad condicional. Se miran y se rebuscan con sus preguntas y las dudas en
un suspenso interminable nos hacen presumir que algo pasara en cualquier
instante; toman unas copas de vino y relatan a pesar de las suspicacias los
pormenores de sus vidas, mientras Sharonne se estremece. Kevin invita a quedarse a Sharonne por esa noche en
el departamento cerca del mar donde se besaron en el pasado en su adolescencia
y mientras las palabras van y vienen, Sharonne le confiesa que Kevin había sido
el único hombre que lo había tocado de ese modo, y que no había estado con
nadie desde entonces. Luego se miran y en una escena final entre bombos y
platillos se ven acostados y abrazados el uno al otro. Ese niño que mira el mar
como un átomo perdido tuvo su claro de luna.
En un comentario final, las
presiones de una realidad que excomulga a los gays hacia los submundos de la clandestinidad y la hipocresía, nos
muestran una temática que inspira las luchas de las minorías sexuales en el
mundo de hoy. Es complicado para los gays y las diferentes identidades sexuales
LGTB poder vivir el amor en toda su expresión privada y pública. Que la lucha
no es sólo por derechos sino por toda una transformación psicológica
estructural que les permita vivir sus vidas con significado y en pleno uso
libre de su sexualidad. En esta película vemos como las presiones del mundo social
en una comunidad de negros, y en el mundo moderno reprimen hacia el mundo privado la satisfacción plena de esos
derechos. Debe ser en una sociedad norteamericana tan plagado de mosaicos
multiculturales y exclusiones étnicas, sexuales y raciales en todos los sentidos,
la que se retrata en esta película. La lucha por el reconocimiento, la
certidumbre y la libertad en el movimiento homosexual en el mundo, con sus
especificidades culturales, es una apuesta abandonar la soledad y la exclusión
en la que terminan sus vidas, sin poder vivir las garantías vitales que viven
las parejas heterosexuales. Como dije más arriba no es sólo una lucha por
derechos socio-culturales inalienables que les permitan crecer y desarrollarse hacia
el bienestar ciudadano, sino además una lucha por la reestructuración
ontológica de la realidad que les permita gozar de una mejor distribución del
afecto y de los estilos de vida a los que todos como iguales tenemos derechos.
Buena reseña.
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