domingo, 12 de marzo de 2017

Análisis del film “Luz de luna”. 
Amistad y homosexualismo.




Luz de Luna del director Barry Jenkins es un drama monumental sobre la vida de Sharonne (Trevante Rhodes) un joven negro que vive en una comunidad negra, donde desde niño vive una vida de maltratos e indiferencia producto de su retraimiento y su condición desde niño cercana al homesxualismo. Es hijo de Paula (Noamie Harris) una madre drogadicta, que lo maltrata por ser diferente al resto de los niños y que establece relaciones ocasionales con hombres sin importarle el desarrollo emocional de su hijo. Little o Chiron (Alex R. Hibbert) es un niño que recibe Bullyng en su escuela y barrio, y cuyos únicos amigos es una pareja de vendedores de droga, Teresa (Janelle Monae) y Juan (Mahershala Alí). Desde pequeño recibe la protección de Juan quien se convierte en un referente y único protector como figura paterna incluso de su madre a quien reprende varias veces por su actitud frívola e irresponsable. Teresa lo atiende y cuida cada vez que la madre de Chiron lo echa de su casa para poder tener relaciones con sus parejas y es la persona que lo protege hasta adolescente, cuando en el film  ya no se sabe nada de Juan.

A parte de esta pareja Chiron tiene un amigo de su niñez Kevin (Jaden Piner) quien le hace conversación y le aconseje que no  sea tan retraido y no se deje maltratar por lo amigos de su barrio. Chiron es un niño cuya socialización no esta inspirada por figuras paternas que le den ejemplo y lo conduzcan de forma afectiva y potenciadora. No es sólo la pobreza de un barrio inundado por el negocio de la droga sino la presencia de familias disfuncionales que no significan un respaldo emocional y que están anegadas de violencia familiar, las que no reportan marcos de socialización positivos y alentadores para el desarrollo emocional del niño. Prácticamente Chiron es un niño que es como un autista, que no establece relaciones de autoestima con su medio social. En cierto modo desde pequeño su inclinación psicológica esta anegada de incomprensión y de una condición etnocéntrica que no comprende y que lo termina excluyendo del resto de los niños; más vivos e involucrados en la violencia de un sector urbano popular deprimido por la pobreza.

Ya adolescente Chiron (Ashton Sanders) sigue siendo un joven ensimismado, solitario, vergonzoso y tímido que recibe maltratos de sus compañeros de escuela, siendo su único amigo Kev (Jharrel Jerome). Ya aparentemente inclinado hacia la homosexualidad escucha las historias sexuales de su amigo Kev e imagina en sueños esa contingencia. Su condición lo avergüenza y lo retrae sobre sí mismo sin que algún pasatiempo o vocación le permitan escapar cognitivamente de un medio violento y miserable. Black como lo apodaba Kev es una persona que no ha tomado conciencia de su propia identidad y que lleva el tiempo sin que algo lo distraiga o llene su sentido de vida. Aunque no se ha dejado atrapar por la violencia y la delincuencia su tranquilidad demuestra la represión que vive por no poder conocerse a sí mismo, y construir por fin un carácter resiliente y empoderado.

En una escena en el mar con el claro de luna en la noche, Chiron se ve acompañado de Kev, y mientras conversan temas irrelevantes de jóvenes se besan y mantienen un contacto corporal por unos segundos que lo arroja por fin a aceptar su identidad homosexual. Es como haber escapado  de la anomia y la soledad que no lo dejaban definirse. Kev le ayuda con esta relación homosexual explosiva y épica a sentirse comprendido y acompañado. Pero todo esto queda entre paréntesis violentamente cuando uno de los líderes de la escuela enzima a Kev para que golpee a Chiron en las afueras de la escuela todo por aquella presión social de los compañeros desadaptados y un cambio conmocionante se produce en su ser. Luego de ser golpeado en el suelo Chiron completamente desconocido se cansa de ser el maltratado, y en una escena al otro día de la golpiza que recibió, le rompe una silla en la espalda al líder de la pandilla que lo había maltratado todo ese tiempo. Es arrestado por la policía y recibe se supone condena en prisión. En la puerta de la escuela mientras es subido a la patrulla visualiza a Kev y los lazos de amistad se rompen y Chiron madura de golpe.

En un tercer momento -la película no lo cuenta- Sharonne sale de prisión y es jefe de vendedores de droga en Atlanta fuera de su barrio. Aparentemente la escena traumática en las afueras de su escuela con Kev y el desamor de su madre lo obligan a enderezarse fuera del hogar, y empezar de cero en otro lugar. Se convierte en narcotraficante igual que Juan su protector en la niñez, y trata de construirse una identidad dura y masculina al igual de Juan para olvidar y aplacar sus verdaderos sentimientos y su inclinación homosexual. Su madre lo llama, y luego de unos segundos su amigo de la niñez Kevin (André Holland). Kev se había convertido en un cocinero y le invitaba a que volviera al barrio a visitarlo y le cocinaba algo. En una escena posterior se produce una conversación tensional con su madre, a quien no había visitado en mucho tiempo. Ella le reprochaba su falta de compromiso hacia su madre, y se disculpaba por no haber estado en los momentos difíciles cuando Sharonne más lo necesitaba. De algún modo él deseaba guardarse para sí el como había sido su madre en su crianza, pues desestabilizaba la construcción de un hombre hosco y peligroso que tanto trabajo le había costado construir.

Sharonne decide aceptar la invitación de Kevin, y descubre que administra un restaurante en el centro de la ciudad. Conversan sobre sus vidas, y aunque Sharonne es reticente para confesarse y relatar lo que hizo luego que dejara la prisión, se entera que Kevin también estuvo preso, que tuvo un hijo y que lleva una vida solitaria en libertad condicional. Se miran y se rebuscan con sus preguntas y las dudas en un suspenso interminable nos hacen presumir que algo pasara en cualquier instante; toman unas copas de vino y relatan a pesar de las suspicacias los pormenores de sus vidas, mientras Sharonne se estremece. Kevin  invita a quedarse a Sharonne por esa noche en el departamento cerca del mar donde se besaron en el pasado en su adolescencia y mientras las palabras van y vienen, Sharonne le confiesa que Kevin había sido el único hombre que lo había tocado de ese modo, y que no había estado con nadie desde entonces. Luego se miran y en una escena final entre bombos y platillos se ven acostados y abrazados el uno al otro. Ese niño que mira el mar como un átomo perdido tuvo su claro de luna.

En un comentario final, las presiones de una realidad que excomulga a los gays hacia los submundos  de la clandestinidad y la hipocresía, nos muestran una temática que inspira las luchas de las minorías sexuales en el mundo de hoy. Es complicado para los gays y las diferentes identidades sexuales LGTB poder vivir el amor en toda su expresión privada y pública. Que la lucha no es sólo por derechos sino por toda una transformación psicológica estructural que les permita vivir sus vidas con significado y en pleno uso libre de su sexualidad. En esta película vemos como las presiones del mundo social en una comunidad de negros, y en el mundo moderno reprimen hacia el  mundo privado la satisfacción plena de esos derechos. Debe ser en una sociedad norteamericana tan plagado de mosaicos multiculturales y exclusiones étnicas, sexuales y raciales en todos los sentidos, la que se retrata en esta película. La lucha por el reconocimiento, la certidumbre y la libertad en el movimiento homosexual en el mundo, con sus especificidades culturales, es una apuesta abandonar la soledad y la exclusión en la que terminan sus vidas, sin poder vivir las garantías vitales que viven las parejas heterosexuales. Como dije más arriba no es sólo una lucha por derechos socio-culturales inalienables que les permitan crecer y desarrollarse hacia el bienestar ciudadano, sino además una lucha por la reestructuración ontológica de la realidad que les permita gozar de una mejor distribución del afecto y de los estilos de vida a los que todos como iguales tenemos derechos.


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