Lo que he podido discernir de mis relaciones con los amigos de izquierda, es que su vida no esta autorreferenciada, no buscan el progreso de sí mismos. Sino que pertenecen y no escapan al ser genérico de su época. Son personas que están diluidas en patrones anacrónicos de tiempo, y no buscan la actividad realizadora. Son personas que solo transitan en el tiempo como eternos jóvenes, sin un plan definido de sus vidas.
Cargan con el fastidio de responsabilizarse de sí mismos con el disfuerzo y con la inconcreción de sí mismos. No entienden que es su interioridad, y le tienen terror a la soledad. Por eso su propósito es vivir sin un proyecto de vida, por eso que pertenecen a una vida gregaria y de constante trasgresion de las normas de la conciencia social. Son rebaños, seguidores de ideas que desperdician el precioso tiempo, que los hace esclavos de doctrinas y pregones. Que los vuelve poco autocriticos y agresivos.
Son personas que no se encuentran a sí mismos, y sin un propósito de vida. Siempre son el eterno casi el no cumplir el propio destinos. Son la miseria que quiere hacerse aristocracia, aboliendo la actividad creadora, que está aferrada a un concepto tradicional de tribu. Su solidaridad es el odio al poder de sobrepasarse a sí mismos. Trabajan, pero no se superan, siempre buscándole la ilegalidad para hacerse un nombre. Son la crítica al sistema, porque han decidido vivir fuera de los radares. Fuera del trabajo de construir una propia sociedad. Odian la vida de los que si pueden, y son el mayor obstáculo a una libertad realizadora.
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