Los deslices estructurales que enfrenta la resolución de conflictos. Sugerencias
Cuando se habla de conflictos
socio-ambientales generados por la introducción de capitales privados en zonas
de recursos naturales se viene a la cabeza de la opinión pública los serios
daños ambientales que la explotación minera-y petrolera generan a los sistemas
de vida productiva rural o urbano, y como amparados en una reglamentación
estatal que promueve el desarrollo de actividades extractivas como forma de
aumento de la productividad nacional, no se ve de manera real lo que viene
sucediendo en la manifestación álgida de un conflicto y cuáles son los actores
y sus intereses reales a la hora de resolverlos y convertirlos en oportunidades
para el cambio y el progreso.
En primera instancia, El estado
en rol promotor de atraer la inversión privada no ha puesto reglas ni filtros
especiales para seducir capitales extractivos que cuenten con antecedentes legítimos
de responsabilidad socio-ambiental. En su desesperación por no entrar en
procesos recesivos atrae compañías mineras y petroleras que poseen antecedentes
criminales de contaminación ambiental como las chinas, que no procesan los
protocolos de generación de bienestar con sus áreas de influencia social. En
muchos cosas las áreas de relaciones comunitarias de diversas empresas se
dedican a un tema de monitoreo ambiental, regalar proactivamente a las poblaciones, y dividir
las dirigencias locales mediante la entrega de trabajo sobrevalorado, y de este
modo encontrar apoyos locales que puedan convencer a los pobladores sobre las
ventajas económicas que significa la presencia de una empresa de explotación
minera o petrolera. En muchos casos las áreas de relaciones comunitarias
ocupadas por especialistas de las ciencias sociales, cumplen el rol de
comunicar y generar acuerdos entre la población y el discurso social de la
empresa. De estos acuerdos se derivan formas de apoyo al emprendimiento
productivo, mejoras de infraestructura educativa así como en el tema de la
salud, y construcción de condiciones sociales de bienestar para sus aldeas y
comunidades.
Pero la pregunta es ¿Por qué
retornan las discordias y los desacuerdos si las empresas de un rubro
eminentemente lucrativo dan condiciones más que suficientes para que el actor
local consiga mejorar y desarrollarse de modo sostenible? Aquí entran a tallar
dos procesos que están siendo invisibilizados por el modo abogadezco como se
vienen digiriendo los conflictos en las zonas rurales sobre todo.
1. La
empresa minera o petrolera tiene un objetivo lucrativo. Viene y su misión luego
de comprar las tierras de las comunidades a costo elevados, es extraer el recurso,
transportarlo, volverlo insumo y luego venderlo a mercados internacionales. Su
apuesta por la responsabilidad social se debería quedar en pagar sus impuestos
y las regalías respectivas y que ese dinero a cargo de los poderes locales se
traduzca en obras de bienestar social e incremento del desarrollo humano. Ya de
por si la presencia de empresa incrementa los negocios dedicados a los
servicios, que la demanda laboral despiertan en las zonas locales. Por ejemplo
en Oyon, una zona de sierra cercana a Lima, la ciudad ha crecido exorbitantemente
debido a la presencia de varias compañías de explotación minera. Esto ha hecho
que los negocios de pan llevar, y de servicios florezcan, como hoteles, tiendas
comerciales, etc. De modo indirecto el dinero presente en la generación del
desarrollo está alterando drásticamente las condiciones tradicionales de vida
de estas comarcas, haciendo que la modernización traiga problemas de
reproducción de mano de obra para la agricultura y la ganadería, ya que las
actividades productivas directas o indirectas que la minería ha ocasionado
hacen que la juventud y el poco capital humano que existe se muden a la ciudad
o en zonas cercanas a los campamentos y ofrezcan su fuerza de trabajo. Esto ha
hecho que las empresas de la zona se vean en la necesidad de invertir
socialmente en educación, salud, y capacitación de mano de obra local para
conseguir la legitimidad de estas poblaciones que buscan huir de la pobreza. No
es su función, sino del Estado y los poderes locales redirigir los recursos
destinados al canon para resolver estas necesidades de empleo y de servicio que
la expectativa de la modernización generan. Todos sabemos que los alcaldes y
las autoridades regionales no tienen ni idea de cómo vehicular este dinero de
ingresos ingentes para lograr desarrollo sostenible y quebrar la cultura de la
pobreza de sus electores. La corrupción local es otro tema que no permite
quebrar el ciclo de la pobreza, ya que muchas veces las autoridades locales no
solo roban sino que extorsionan a las empresas con sus permisos ambientales con
el objetivo de enriquecerse y dar de comer a su clientela política. La
corrupción y la ausente visión del tema social bloquean la sostenibilidad de
todo esfuerzo de inversión social, recreando la pobreza y haciendo de la
miseria una forma de presionar y hacer negocio. Las empresas se dan cuenta que
la responsabilidad social es una inversión social a largo plazo, por lo que
contratan especialistas sociales para comunicar de modo estratégico sus
protocolos de cuidado ambiental y sus programas de intervención social para
mejorar las condiciones de vida. Pues de no hacerlo se producen los conflictos.
Pero hay un problema con las empresas de este rubro. Como están repletas de
profesionales que no digieren el tema social, crean áreas de relaciones
comunitarias que deberían encargarse de discutir y promover las formas en que
se debe conducir el desarrollo humano. Pero muchas veces estos cientistas
sociales no tienen capacidad de decisión, y se limitan a usar los recursos y
los presupuestos que elaboran para desactivar posibles actores de influencia
negativa sobre la población, comprándolos, o cooptándolos mediante un empleo y así
desbaratar los movimientos, que en el fondo solo buscan recolocarse en la
estructura política para ostentar cargos públicos a posteriori. Su trabajo se
limita a comunicar y hacer extensivo de modo muy básico los proyectos que la
empresa está destinada a ejecutar para lograr bienestar, y hacerlos sostenibles
en el tiempo.
La
responsabilidad social empresarial actúa de modo casi similar en casi todos los
lugares donde la actividad extractiva está presente. La mirada del gerente y
del rubro lucrativo es desactivar las posibles hostilidades pero no se sienten responsables
de fomentar el desarrollo social de modo alternativo, pues no es su propósito.
Su herramienta es la comunicación estratégica para ganarse aliados, y luego
reblandecer a los pobladores con regalos e infraestructura social que muchas
veces ni utilizan. Su mayor afianzamiento es cuando permiten la asesoría
técnica para proyecto de emprendimiento, pues financia y capacitan. Lo han
hecho con las madres, y con sectores juveniles, pero no más. Por la formación
de sus gerentes y operadores empresariales no se dan cuenta del valor de gasto
social como forma de lograr legitimidad en la población, pues muchos de ellos
mantienen prejuicios con sus socios locales, sin establecer una discusión sobre
la visión de desarrollo que tiene la comunidad. DE mas esta decir que si hay
severas lesiones al medio ambiente que se invisibilizan y que son las causantes
de los escenarios de conflictividad social, que solo se desactivan con las
tristes mesas de dialogo que no resuelven los conflictos.
2. El
otro problema, es la otra cara de la luna. Las comunidades alto-andinas, y de
selva se les ha regalado tanto como forma
de supuesto desarrollo, que han potenciado la cultura de la pobreza.
Teniendo condiciones para hacer sostenibles los proyectos que las áreas de
responsabilidad social dirigen, muchas veces están penetrados por operadores
mafiosos que manipulan los frentes de defensa para su propio beneficio político
como fue la historia de Vizcarra en Moquegua, y eso hace que tejan una telaraña
judicial y política para restarle legitimidad a la empresa, y dejarla mal ante
la opinión pública internacional. Pues se encubren como indígenas
esencialistas, campesinos empobrecidos,, y lo que hacen es extorsionar mediante
la violencia para conseguir más prebendas. Esto lo vi en Chilca y Piura. Han
convertido un derecho lo que es solo una subvención temporal para que ellos
mismos se hagan microempresarios y rompan la cultura de la miseria que los ha
determinado por siglos. Pero están acostumbrados a hacerse e las víctimas y de
ese modo presionan sobre la empresa y el estado, con un discurso ecologista y
folclórico que no es real, pues lo que persiguen es un interés monetario explícito.
Aquí tienen mucho que ver las ONGs ambientalistas y desarrollo comunitario que
vienen de tendencia izquierda. Pues sus capacitaciones empoderan jurídicamente
al poblador y establecen clientelas que manipulan a la población y sus
necesidades. Les hacen dirigir un discurso
de lucha de clases que distorsiona la realidad de estos pobladores, que muchos
de ellos contratan abogados extorsionadores que amparados en leyes de la OIT,
de que son civilizaciones indígenas hacen retroceder los proyectos extractivos y bloquean el
desarrollo de la comunidad y de las ciudades aledañas. Una escena en los hielos
del Cuzco pinta de cuerpo entero la cultura de la miseria. UN niño bien
enchompado sentado en el hielo pidiendo ayuda del Estado y sus padres lucrando con esta imagen de
pobreza fabricada. No esta demás decir que si hay la sensación de alteraciones
culturales en la forma de vida tradicional de las comunidades rurales es porque
se generan experiencias de individualidad que disienten del mundo detenido en
el tiempo de sus padres, y eso alienta el consumo y el emprendimiento, pero
también problemas de adaptación psicoafectiva por la pérdida de la realidad que
genera la modernización desordenada de estos espacios y que se expresa en forma
de violencia por tratar de recobrar la tradición ya diluida
Mi propedéutica es redirigir los
financiamientos de las empresas hacia aquellos sectores poblacionales que
requieren romper con la cultura del miseria de sus padres. Para ello debe haber
talleres de capacitación en los colegios en temas de inteligencia emocional y
social, asi como en tema de educación financiera, fomentar el ahorro e ideas de
empresa. Eso generara una renovación de cuadros en todas las instancias
productiva de la localidad. Luego debe el dinero de la empresa centrarse en fomentar
los emprendimientos locales y formas elites locales que mantengan en pie el
desarrollo de modo sostenible. Se debe fomentar gimnasios populares a un sol,
cursos de oratoria a un sol, y asistencia psicológica en temas de violencia doméstica
y alcoholismo. Para entrar en una zona de pobreza declarada no se puede entrar
con dinero a regalar o con proyectos productivos que muchas veces no se
sostienen en el tiempo, sino con desarrollo de capacidades, y hacer mediante la
comprensión de la cultura revalorizaciones profundas que alienten al poblador.
Esto es piscología y educación comunitaria de líderes, por eso los cursos de
oratoria, e incidir en la educación financiera y emocional de los niños y
adolescentes.
Para terminar resolver y analizar
un conflicto socio-ambiental pasa por no quedarse en asambleas donde se inserta
la comunicación estratégica por actores. Eso convence si hay un interés que el poblador
puede ganar. Pero por buenas amistades o porque emotivamente se siente feliz de
que una empresa venga a su comunidad eso no dura. Para hacer frente a esos
operadores de izquierda que les conviene mantener la pobreza de sus localidades
es necesario fomentar desde la juventud planes de desarrollo realista, y que
esta juventud organizada los haga gobierno. Hay que llevar la intervención de
los conflicto logos a estrategia política y remover de la confianza de sus
dirigidos a esos malos líderes que usufructúan con la necesidad del pueblo.
Para entrar en la comunidad donde se va tejer un proyecto de extracción de
minerales, petróleo o gas no basta con el protocolo comunicativo, o aliarse con
los poderes locales extorsionadores, sino avanzar hacia reconfigurar la estructura
política de las localidades y de ese modo mediante sesuda publicidad poner al
descubierto los verdaderos interés de la población movilizada que solo está
acostumbrada a pedir, como si fueran unos niños. Hay que romper mediante
transformaciones en la cultura del dinero y del ahorro, charlas de motivación socio-histórica
esa cultura de la pobreza que tantos réditos brindo a Sendero en años anteriores
y que hoy las ONGs manipulan para meter odio y caridad a los más necesitados.
No les enseñan a salir de su propia parálisis social, y eso es bajo para
organizaciones sin fines de lucro que hablan de la humanidad y del sentido de
la solidaridad.
¨Para recapitular los conflictos
socio-ambientales se resuelven haciendo un diagnóstico de correlación de
poderes e influencias de la zona, así como de un diagnóstico de riesgos
potenciales que deben ser contenidos. Estos documentos darán a la empresa la
forma de hallar aliados o desprestigiar mediante marketing político a las
clientelas locales que no logran el desarrollo. Tres niveles, comunicación a
todos los niveles, reconfiguración política, y luego publicidad para informar
los malos dirigentes y salidas viables para la pobreza, la anemia, y la falta
de empleo, o de financiamiento para estas poblaciones. Si me dijeran que debe hacerse con las ONGs
es regularlas mediante ley, pues son un negocio vestido de ayuda humanitaria y
de política ciudadana. Hay que redefinir la labor del especialista social en
las áreas de relaciones comunitarias, pus debe ofrecer lecturas totales de las
realidades donde interviene y no solo reproducir diplomacia menesterosa que a
lo que conduce es que la población se acostumbre a pedir más.
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