Constructivismo educativo. ¿Mala pedagogía para nuestros niños/as.?
Si rastreamos en la historia del
cine, la película del desaparecido Robin Williams, “La sociedad de los poetas
muertos” muestra un escenario educativo anegado por las restricciones y la
enseñanza de materias verticales que no se condicen con las aspiraciones y la
cultura de estos jóvenes, que en medio de una cultura de reglas carcelarias se
las arreglan para desarrollar una subcultura de la disipación y el desahogo
ante tanto autoritarismo institucional. Sabemos cómo termina la película. UN
profesor de literatura hace soñar tanto a los jóvenes y los guía hacia la
liberación de crear un mundo para sí mismos, que se produce un desencuentro
entre la cultura autoritaria de los padres y el colegio, y la de los jóvenes
que se rebelan y tratan de ser libres. Si no hubiera sido por el escena final
donde todos los jóvenes subidos a sus carpetas le demuestran su lealtad al
romántico profesor de literatura este se hubiera suicidado, tal como indujo de
la manera que no quería a un joven que no quería ser doctor, sino actor
teatral.
Basada en esa película desde hace
años se ha entrometido una política educativa en nuestras concepciones sobre
educación que promueve el constructivismo como método para que los alumnos
aprendan y crean conocimiento por sí mismos. Si una de las razones de la
violencia autoritaria y de los estados de ánimos neuróticos que expresa la
sociedad ha sido una escuela vertical y condicionante de la forma como deben
vivir los jóvenes, lo que ha provocado estados de rebeldía y malos rendimientos
educativos, se debe virar hacia una forma de enseñanza donde el niño/a descubra
por sí mismo la información del mundo y la aplique en lo que mejor le parezca,
creando un lazo entre sensibilidad y creatividad, a partir de la información
que está procesando. Desde muy temprano, para ello se invita al niño/a a ser
condicionado por toda práctica vital que implique vincularse afectivamente con
las cosas del mundo. Para ello se les enseña mediante cuentos y narrativa, se
les enseña dibujo y pintura, y se les índuce a escuchar mucha música
constructiva, juegos y dinámicas creativas. A parte de ello se les entrega a su
disposición las tecnologías de la información, vía PCs, o tablets, para que
ellos mismos desarrollen la búsqueda de sus materias, y ante los ejercicios que
propone el profesor/a sean ellos mismo los que investiguen y procesen información.
Se ha generado la idea que al niño/a no se le puede enzimar en cómo debe ser
educado, sino que debe ser guiado para que forme sus propias habilidades en
base a un ambiente condicionado por el afecto, la comprensión y técnicas de
expresión cuasi-artísticas que construyan emotivamente al niño/a, y de ese modo
desarrollen una mayor inteligencia emocional con el mundo, y no lo enfrenten
como algo inhóspito y peligroso.
El problema acaece cuando esa
libertad asolapada de recurso pedagógico no considera que la libertad para
elegir la información para solucionar sus problemas educativos esta abarrotada
de prejuicios y un exceso de información, que hace imposible seleccionar y
saber valorar de modo sensato cierta generación de conocimientos. Ahí entra el
problema de que los niños/as se bombardean con tanta información muchas veces
estereotipada que no saben jerarquizar, ni valorar cuales son las reglas del
mundo real, lo que los lleva a banalizar el saber, y a valorar todo tipo de
conocimiento con la misma medida de solo información. Los niños/as son curiosos
y por lo tanto sabrán mucho acerca de temas que no procesan de modo aplicado y
dejaran de lado muchas veces asuntos que corresponden a su propia realidad
familiar o su entorno nacional. Si la regla dicta que a más información, menos
es la generación del conocimiento, entonces estamos dejando que nuestros
niños/as trivialicen la vida, y escojan los temas que están más cercanos a sus
impulsos naturales, dejando de lado las disposiciones emocionales para el trabajo
y el apego cívico a su país.
Si bien es cierto esta pedagogía
constructivista es un avance, nadie está haciendo un estudio realmente de lo
que son las subjetividades de la infancia y adolescencia en el Perú actual.
Cuando un profesor reputado y de buena formación ingresa a una escuela de
educación pública y recibe amenazas y le tiran desde bolitas de papel hasta
botellas de plástico vacías uno se pregunta algo está pasando, que va más allá
del como introyectamos conocimientos útiles al educando. Creo, porque lo he
visto que hay un serio divorcio entre lo que con nefasta oficialidad se les
está enseñando a los adolescentes y las nuevas sensibilidades y concepciones
del mundo con la que vienen precedida estas nuevas generaciones. Su violencia y
desobediencia muchas veces inconsciente no expresa un problema delictivo, sino
un fuerte desacuerdo con el modo amodorrado y sin amor que han recibido de sus
padres, y que se sigue trasladando a sus escuelas y sus relaciones con sus
pares y su entorno barrial. No es solo pedagogía, o ingenio técnico lo que está fallando, sino
el mensaje que se transmite en las escuelas como forma de aprendizaje de lo que
es la vida. Los sistemas de enseñanza privados y los públicos están perdiendo
la batalla porque no quieren traducir los apetitos de estas nuevas generaciones
en organizaciones sociales, donde esta nueva sensibilidad se encuentre con un
modo nuevo de producir trabajo e innovación. Lo que ayuda también mucho para
que este divorcio sea más grande es que se halan descartado de los sistemas públicos
de enseñanza las materias de historia, geografía, educación cívica y educación
familiar. Estos cursos desarrollan apegos con el mundo inmediato y crean un
amor por la tierra, lo cual genera una memoria histórica de dignidad y máximas
morales de entrega y sabiduría práctica.
En cuanto a la educación
familiar, se ve como inmoral y trasgresor que los adolescentes inicien sus
exploraciones sexuales mucho antes de que una buena cabeza les enseñe a saber
valorarse y respetarse. Pero ustedes creen que con silenciar y moralizar el
sexo, como una práctica reducida a la abstinencia y a la reproducción familiar, van a tranquilizar la
enorme energía magmática que el despertar sexual que los adolescentes muestran
hoy en día?. La iglesia hace un daño terrible con esconder tras ropajes de
cuidado corporal y abstinencia ante las tentaciones una práctica desregulada
que lo único que enseña a avergonzarse de su cuerpo y a ver la intimidad como
algo sucio y abochornado. Al joven o a la joven se les debería dejar elegir sus
manifestaciones de afecto y sexualidad con total libertad, pues son
experiencias que cargan de solidez emocional a las otras etapas de la vida. La
orientación pedagógica es brindarles información a discreción sobre los métodos
de anti-concepción, y la valoración y autorespeto que los adolescentes deben tener sobre su vida íntima.
Ellos confunden con mucha facilidad sexo con amor, pero si un joven o una joven
no practican desde que el impulso ciego está ahí presente se sobrevienen serios
problemas de adaptación para las etapas posteriores de la vida, donde el mundo
objetivo del trabajo requiere de solidez emocional e inteligencia social, más
que un talento trascendido.
Creo que el sistema de educación
pública en manos de un enclave de ociosos políticos de izquierda como es Patria
roja está haciendo un daño terrible a nuestros jóvenes. Alimentados por este
mal empleado constructivismo educativo y por las cargas propias de su profesión
que solo entrega rudimentos muy básicos para vincular al niño/a con el mundo
real, lo que hacen es formar jóvenes sin ningún apego con su tierra, los individualizan
con las enseñanzas de libertad falsificada que inciden y los dirigen ha
desvincularse de modo practico con el mundo de responsabilidades y roles que
implica la vida adulta formalizada. El resultado de lo mal que nos va en la
educación pública, donde se deberían aprender vínculos afectivos real y
emocionales con los conocimientos acumulados que las generaciones anteriores
del conocimiento han aplicado y
descubierto en el mundo, es una enorme desubicación a la hora de elegir sus
vocaciones profesionales y a la hora de trata de procesar la formación de
pregrado, ya sea de ciencias duras como de humanidades. Se nota que no existen
rudimentos lógicos, ni conectores reales con la historia inmediata de sus
culturas o temas nacionales. No hay razonamiento ni capacidad para el análisis
y la elaboración de ideas, lo que se traduce en poco amor a la carrera y
silenciosamente en una formación descalabrada que solo el germen de la
corrupción alimenta y perjudica a la sociedad.
En mi sugerencia como propuesta
para reformar el sistema de educación pública sin el cual el sistema de
educación superior no va a funcionar de
modo motivacional y efectivo es hacer transversales a todas las escuelas
materias como la historia regional y nacional, darles una imagen del país y la
naturaleza mediante la geografía, educación cívica y para el trabajo
enseñándoles humildad mediante la limpieza de sus colegios, y el cuidado de
plantas y animales. Enseñanza de la literatura regional y nacional para
condicionar el apego, lo que provoca creatividad vinculada con el mundo
inmediato. Enseñarles a escribir y a redactar.
Reducir la primaria y secundaria a menos años, donde se les enseñe los
rudimentos básicos sobre las matemáticas, lenguaje, química, física y biología,
a formas y situaciones practica de vida real. Transversalizar el quechua, e
interculturalizar la educación en temas de comunicación y transmisión de
saberes históricos y regionales, lo que rompería las barreras culturales como
el racismo, y generar las disposiciones afectivas para crear una cultura de
ciudadanos nacionales. Hay que enseñarles los rudimentos de como canalizar la
creatividad, para luego enseñarles autodominio y capacidad de discernimiento en
la vida real. Cambiar mediante la
educación sistemas de prejuicios culturales hacia el dinero, el trabajo y las
relaciones afectivas que tanto daño están creando en las personalidades
posteriores. Sin sensibilidad positiva
hacia el mundo, y sin capacidad de razonamiento real es imposible la inventiva
guiada a la ciencia y los talleres productivos.
Pero todo esto pasa por romper
los enclaves políticos que existen en el Ministerio de Educación, y el SUTEP y
el Magisterio. Con estos constructivistas que lo único que hacen es divorciar
al joven o la joven con el mundo real, la decisión es crear fundamentos
emocionales y cognitivos en los niños/as para que en las posteriores etapas los
aprendizajes reales en la educación formalizada y la vida real puedan
traducirse en cambios culturales positivos y felices. Pero esto va depender de
desactivar esa cultura autoritaria y patriarcal que no deja el recambio
generacional, y con ello la renovación de las ideas más solidas sobre política
y construcción de identidad nacional. La pelota está en la cancha de que fuerza
política se atreve a romper estos enclaves y hacer que verdaderos profesionales
se encarguen de la educación de los niños/as y así enamorar nuevamente al que
recién llega con el mundo real, y no satanizarlo desde el principio.
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