miércoles, 7 de abril de 2021

Pacto de sangre.

 



Yo siempre le tuve un gran cariño a mi amigo José. No sólo fuimos colegas sino amigos de fiestas y aventuras. A él lo conocí a fines del primer año de economía.  Conversamos varias horas y luego nos fuimos chelear.  El es un galán que con solo mirar a una mujer tiene la facilidad para seducirla. Yo en cambio soy más tranquilo y confío en la fuerza de una genial conversación para atraer a una mujer. Con el tiempo nos fuimos distanciando al culminar la carrera, pero sucedió algo que estuvo a punto de terminar con nuestra larga amistad.


Durante los últimos tres años de universidad yo tuve un romance con una chica llamada Sonia. Ella era jefa de prácticas en filosofía y nos sentíamos bien juntos haciendo el amor con la música de metálica. Nuestras vidas se cruzaron porque ella era una genio y una belleza que lo hacía interesante. La verdad es que no se como nos hicimos enamorados. Solo se que una mañana hasta le hice el habla en un paradero de la puerta 3 de Unuversitarua a la emblemática Sonia, y le habrá gustado mis lances de colegial que el amor prendió y pronto hacíamos todo juntos sin que nadie sospechara de nuestro romance en la ubuversudas.

Lo que paso es que Jose por accidente le echo el ojo a Sonia y por resultar muy interesante le daba sus lances de incorregible seductor. Ella sabía que era mi amigo y que le hiciera el pare, cosa que no podía hacer pues se revelaría el susodicho lazo de amor que me unía a Sonia.

Lo que hice fue llevarlo a chapar a uno de los huariques de Pando y tomando y tomando, y cantando boletos cantineros le revele en secreto que Sonia era mi enamorada. El lo tomó como una gran sorpresa y prometió no interponerse más en mi relación con ella. Para ellos nos cortamos con las botellas de Pilsen las manos derechas y juramos bajo pacto de sangre no meternos nunca con la novia de un amigo.

Todo iba bien hasta que el poligamia de mi amigo le sacó la vuelta a su enamorada con la hija de su jefe de trabajo, y ella vino de frente a decirme que no lo alcahuetara nunca más. La vi tan indignada que no se me ocurrió otra cosa que sacar un roncito que tenia en mi mochila y los tomamos juntos para ahogar las penas. Yo prometí nunca volver a tapar a mi amigo pero me la ponía difícil porque eramos compañeros de aventuras.

Como vio en mi rostro la duda de acogerme a su pedido de mujer despechada me contó una historia que jamás pude confirmar porque yo y Sonia ya habíamos terminado. Me contó que entre mi amigo y Sonia había surgido una relación ocasional. No le creí de inmediato pues Sonia despreciaba  a José, pero pronto me asalto la duda. Mientras así estábamos chupando ya cervezas Favi mi amiga y enamorada de José me dio un beso en la boca y pronto lo que era solo odio y desahogo termino en una noche de sexo casual que me impresionó mucho.

En los siguientes días evite a José y lo vi rogando a Favi para que volvieran. Se me acerco después y lo tuve que proteger pues estaba tan desesperado por los celos que buscaba en cada rincón de la facultad al supuesto partidor de su noviazgo con Favi. Para serenarse lo lleve a chapar unas chelas y lo vi con que sentimiento cantaba, que tuve que revekarle quien era el supuesto nuevo novio de Favi. Con la cólera también de que el se había metido primero con Sonia y eso rompía nuestro pacto de sangre.

- oye huevon- te metiste con Sonia, así que yo me metí con Favi, pues rompiste nuestro juramento, ojo por ojo cuño. 
- ya te fragaste salgamos de acá a liarnos a golpes. A lo que accedí pues estaba también con rabia y borracho.

Todo fue un show. Dos borrachos peleándose tratando de asestar siquiera un golpe. El me asesto varios golpes en el cuerpo y yo una patada y un rodillas en el estómago. Estábamos así peleando entre una multitud de mirones que de la nada surgió Favi a meter más candela al lío de amigos. Ella decia:

- matense si son hombres, agarren piedras y matense si tienen huevos.

 Lo gritaba tantas veces que nos hizo reaccionar. Nos miramos fijamente entre amigos con nuestras caras ensangrentadas por la pelea y fuimos tras Favi. La cargamos entre ambos y la arrojamos a un charco que había en esa pampa de Pando. Mientras ella gritaba para zafarse y en rabia por estar toda todo empapada de barro aparecieron entre la multitud dos bellezas que no paraban de reír por el espectáculo que protagonizamos. Nos acercamos a ellas y les invitamos unas chelas mientras los imperdibles amigos tararreaban un bolerito de Alci Acista para enamorarnos. Lo que sucedió es arena de otro costal . Solo se que nue nuestra amistad se distanció, pues así es la vida nos deja con pocos amigos. 

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