Un recomenzar con la palabra




De tantos abismos matutinos

He empezado a escuchar música más seguido

He naufragado en varios laberintos

Y he comido a veces fermentos de revistas 

Pero nadie me llena aquí en el pecho


Arden los pies al caminar

Al no saber dónde se focilizan mis miradas 

Me envuelto entre ecuaciones y perfumes

Y no me convenzo si estoy envejeciendo.

O si ya no tengo cita en los jardines.


Me he acercado a lo sagrado

Para masticar una ostia que me estremezca

Y lo único que siento es una cárcel venerable

Dios se me hace tan remoto

Que he empezado a morder mis oraciones

Y darle más naturaleza a las liturgias.


A veces sacudo las noches 

Entre osamentas traviesas 

Y cuadernos de versos en caricias

Y mi vida se pulveriza

Salpicado de besos y fluidos.


De todo un poco

Retorna la locura 

Y le sirvo unas copas de razón

Mientras me trago más álgebra jadeantes

Y veo suicidarse al propósito en incendios


Se que los muros me son alérgicos

Y que me persigue la barbarie de los espacios

Y no deseo sino reventar una carcajada

Ahí donde el silencio se hace más odioso


Al final trato de embriagar al tiempo

Y hurtarle un poco de su alquimia aventurera

Entonces siento calambres en la lengua

Y todo se me hace más sucio de sermones


Me he distraído en esta tarde lejana

Habitando los rincones más escondidos

Para ver si muriendo un poco de escritor

No sé me hace más pesada la existencia


La ciudad se me hace más extraña

Y entre ruidos y tragedia

Creo prevalecer un poco

Como un soldado de las ideas

Y a la vez como un adicto

A las prisiones del continente perdido. 







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