Una vez un dietador quería ser curandero y se interno por tres años en las profundidades de la selva. Mientras aprendía los poderes y pruebas que pasaba se fue haciendo uno con la Naturaleza y empezó a considerarla su casa.
Cuando fue tiempo de volver a su comunidad en las riberas del río Ucayali se le presentaron dos chaykunis. Espíritus guardianes de la selva y los ríos a arkanearlo y darles la ciencia de la curación de enfermedades.
Cuando llego a su comunidad sus familiares y amigos lo recibieron con agrado, y el podía ver los órganos con sus propios ojos como si fuera radiografía.
Le dieron todo su conocimiento con la advertencia que cobrará lo justo. Sino la misma selva le quitaría su ciencia sanadora. Así hizo el onanya y se volvió un sanador reputado del Ucayali.
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