Análisis del film “Una
mente brillante”. Locura y principio de realidad.
La modernidad como fuerza social
progresista hizo del evento lo único real. Frente a miles de años, presos de
tradiciones, y religiones que desperdiciaban todo el potencial cognitivo del
hombre, se levanta hace sólo más o menos 500 años, la Ilustración modernista
como una etapa de iluminación, de madurez autoconsciente que entrega el
desarrollo de la humanidad al propio hombre y sus fuerzas. Es como diría Karl
Lowüit, en su libro “El hombre en el centro del mundo” el antropocentrismo fue
una gran arrogancia. La supuesta autonomización de las capacidades del hombre
lo dejo sólo en su existencia frente al universo, lo empujó a hacerse un
megalómano, solitario y sin raíces en la
tierra. Es esta soledad, y la profunda
experiencia de que se esta sin significado en la vida, lo que para algunos
representa un choque sensorial de complicados resultados, y lo arrastra hacia
profundas alteraciones de la conciencia. La salud mental, ese falso rescate de
las personas con desatinos psicológicos, de un mundo secularizado profundamente
loco, es hoy a pesar de no ser una prioridad de la salud pública, cada vez más
una problemática real de salud individual. El estrés que se vive en la vida
ordinaria, la incapacidad de hacer real una historia cultural donde seamos
nosotros nuestros propios arquitectos, y ese arrebato turbulento que representa
la mecanización o instrumentalización de la vida, que nos empobrece y nos
vuelve personas exageradamente emocionales, es lo que puede desarrollar un
cuadro clínico cercano a la locura.
En el caso de la película John
Nash (Russel Crowe) es un matemático genio de Princeton, que padece de
esquizofrenia paranoide. Aunque con acierto no se define la enfermedad en la
narración de la película este mal psiquiátrico es una enfermedad que ataca la
capacidad de interpretación de la mente. A parte de quitar voluntad,
concentración y disciplina al que la padece, no permite ver, ni interpretar la
realidad tal como debería ser, se sufre de alucinaciones, se es insociable, y
tiene graves dificultades para establecer lazos emotivos de amor con otras
personas del sexo opuesto. Asimismo, no hay que dejar de mencionar que la
persona esquizoide es muy inteligente, se ocupa compulsivamente durante toda su
vida de una sola actividad que puede ser la razón de su locura como su escape
de ella. ¿Qué quiere decir esquizofrenia? Hombre dual, hombre partido en dos,
persona si centralidad, sin razón ubicante, incapaz de ser versátil en
actividades que demandan mayor racionalidad, como la vida comunicativa.
John Nash estudia en 1947 en
Princeton, no ingresa a clases, y es muy perfeccionista con sus propias indagaciones
matemáticas. Las personas los estiman y respetan por su inteligencia, pero no
es como sus amigos quienes a parte de ser científicos connotados llevan una
vida de social con amigos y chicas. Se le ve estudiando, envuelto entre sus
manuscritos, en cuanta actividad existe con sus amigos, y hay chicas que se
fijan en él, pero él no sabe y es motivo de mucho esfuerzo saber cortejar a una
chica. En una de esas ocasiones una de ellas se fija en él, y le devuelve una
cachetada cuando le pide que deje de
lado el cortejo y se vaya directamente al sexo. En otra mientras esta con sus
amigos en un bar, una rubia se fija en él, y
se le ocurre luego de razonar con sus amigos a cerca de las teorías
económicas de Adam Smith, una teoría que rebate 150 años de teoría económica.
Pasa por el lado de la chica, le agradece por la inspiración y se recluye en su
cuarto a redactar compulsivamente sus ideas a cerca del equilibrio. Mientras es
estudiante en Princeton conoce a su primera alucinación Charles Hermann (Paul
Bettany) quien es su compañero de cuarto en la universidad, y quien todo el tiempo
le anima a que demuestre su genialidad con sus semejantes.
Ya en 1953 conjuntamente con sus
amigos trabaja para el gobierno, en el desciframiento de códigos militares, en
plena guerra fría con la Unión Soviética. En su trabajo como profesor en
Cambridge en 1953 conoce a Alicia Larde (Jennifer Connely) quien por su
inteligencia se fija en él, y prácticamente es ella quien inicia la relación y
se enamora de él. Nash un matemático solitario y entregado a su trabajo se
siente avergonzado y honrado por el ímpetu de Alicia, y pronto se casan,
dejando el mal insociable de Nash a un lado por el momento. Justo cuando van a
tener un hijo, aparece una segunda alucinación William Parcher (Ed Harris), un
supuesto agente del gobierno quien le encarga por seguridad nacional, y ante un
inminente ataque atómico de la Unión Soviética, que detecte el lenguaje cifrado
de las comunicaciones rusas en territorio norteamericano. Dejaba cada cierto
tiempo su trabajo en Wheleer los resultados de su trabajo. Su excesivo trabajo
de patrones matemáticos para el gobierno, y las visiones con alucinaciones que
no existen, lo hunden en lo peor de la enfermedad. Alicia que hasta ese tiempo
sólo pensaba que era una persona muy parca, se da cuenta de la enfermedad de
John, y por recomendación del Dr. Rosen (Christopher Plummer) es internado en
el hospital psiquiátrico de Macarthur, donde es expuesto a tratamientos con
Estelacin, e insulina, durante 10 semanas
.
Deja de trabajar en Princeton y
para el gobierno y es aislado en su casa de Nueva Jersy, al cuidado de su
esposa, y viendo como crece su hijo. Recibe visitas de sus amigos e intenta
seguir trabajando en sus tesis matemáticas en su tiempo libre, pero los medicamentos
anulan su inteligencia, y inhiben su libido sexual. Hartado de no poder
trabajar y de llevar una vida normal con su esposa, deja de tomar las pastillas
psicóticas en secreto, y pronto las alucinaciones retornan, y tanto Charles
Hermann, su sobrina Marcee, y el agente William Parcher aparecen con más
violencia. NO es internado nuevamente y ya con su médico en casa discuten de
los problemas que trae tomar los medicamentos, así que le plantea al doctor que
con cuidados y mucha fuerza de voluntad podrá dejar de lado las alteraciones
mentales a un lado. A pesar del escepticismo del Dr. Rosen, es el afecto de
esposa, la fuerza de sus amigos y su voluntad inquebrantable para no dejarse
llevar por las crisis emocionales los motivos que le permiten seguir trabajando
en sus tesis. Se recluye en la biblioteca y hace nuevos amigos entre la juventud,
pasando todo el día explicando sus ideas sobre matemáticas. Su mejor amigo,
además que era un autoridad en la universidad Hansen (Josh Lucas) le consigue
un puesto de profesor en loa universidad de Princeton desde 1978, y es en 1994
luego de tantos esfuerzos con los demonios de su mente que recibe el premio
nobel. En una escena que significa la máxima excelencia varios profesores
depositan sus bolígrafos en la mesa de Nash en pos del respeto y sus logros
ganados. Ya consagrado frente al auditorio del Nobel sostiene que su mayor
lógica resulto algo que no llegó a comprender con sus sueños matemáticos: el
amor de su esposa, la fuerza que le permitió seguir.
Una mente brillante es un talento
que debe desarrollarse. Si hay don este necesita evolucionar y estallar para
que ofrezca un beneficio a la humanidad. Muchas veces los talentos son
desperdiciados o reprimidos por el sistema educativo, y al final por la
estructura profesional, lo que deviene en descontento y en represión psi-colectiva.
Cuando una sociedad no ofrece igualdad de oportunidades y no realiza los sueños
de éxito que las personas diseñamos en nuestras almas, la vida se halla sitiada
por una cultura estructural que demanda de nosotros esfuerzo laboral o profesional
máximo. Al mismo tiempo no da en compensación la sensación de estar viviendo un
espíritu común. Lo cierto es que el éxito individual provoca bienestar y
felicidad, pero es sólo el amor que nos rodea y los tejidos sociales de
compensación que nos forman y nos marcan para toda la vida, los motivos que
permiten al individuo luego de sus funciones y roles sistémico vivir un mundo
de la vida lleno de afectos y sentimientos sublimes.
La locura y los problemas
psiquiátricos acontecen cuando una naturaleza muy sensible, llena de pasión e
ilusionada en vivir la promesa de la natalidad, se entrega a la aventura de la
realización en la tierra, y lo que halla en su defecto es un gran muro, lleno
de esclavitud y de desarraigo espiritual. Un espíritu especial que produce el
delito de crear, es como si fuera estar preso de una maldición. Un gran poder
implica una gran responsabilidad. Un gran don es único y por eso vive con más
vehemencia la soledad. Un mundo al que se le han secuestrado los significados,
es susceptible de abrazar los descarrilamientos de la locura, porque llega ser
una experiencia límite que nadie entiende, y cuya incomprensión de las personas
no saben mitigar. John Nash halló pese a la locura un lugar para su desarrollo,
y eso es lo que el amor puede generar…
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