A una princesita. Alexia.
Había
una vecinita hija de un congresista Alexia que tenia como 20 años y yo 27. Nos cruzábamos
en la tienda en la panadería y en el mercado y aunque le hacia ojitos me hacia
unos desplantes con su cabellera azabache y caminaba presumida para volverme
loco. Un día la halle en el gimnasio recién ingresada mientras yo en bibidi
lucia radiante y fornido entrenando sentadillas. Sabía que me miraba así que me
le acerque como sino la conociera y le dije que pusiera mas presión en los
músculos para sentir el trabajo. Eres el chico que siempre me mira en el
barrio? No. Para nada yo soy el instructor y vivo en el Callao dibujando una
sonrisa cinica.
Ella
se sonrió y me hecho su cabellera sobre mi rostro mientras le ayudaba a hacer
prensa. Le tocaba las piernas sobre sus rodillas y veía como se sonrojaba. Me
iba a continuar banca cuando ella jalandome del brazo me pidió ayuda con la
sentadillas.. Le puse peso fuerte para que necesitara mas ayuda la tome de la
cintura desnuda pues iba con un topcito y la ayude a que bajara hasta abajo
sintiendo su hermoso derrier y respirando mientras la orientaba cerca de su
oído. Ella hacia grandes esfuerzos y durante una serie de tres repeticiones
ella respiraba acelerada pidiéndome que la abrazara de la cintura para no
caerse le mordí ligeramente el oído y le dije los ángeles no vienen aquí.
Tembló y volteando nuestras bocas se hallaron y un silencio con gran hondura se
hizo. Cuando me iba retirar me estampó un besote con mordida y todo, corrió y
me dejo en sus manos una nota con su cel y que decía eres tu llámame. Me vi
tentado s llamarla pero llegaba tan de madrugada del terminal del Callao que
pronto me olvide de ella. Tenia novio con nave y todo.
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