lunes, 26 de diciembre de 2022

Ley y cultura.




Es sobrentendido para nosotros los peruanos que la estructura jurídica de nuestro país, no regula ni facilita la gestión de las decisiones políticas en materia de gobierno.  Que la carta magna del 93 de la cual emana nuestra normatividad democrática ha correspondido a un elitismo competitivo en torno a cómo se producía la cultura individual en el Perú. En el país más informal y trasgresor de la región la cultura peruana no ha sido institucionalizada mediante el armazón organizativo que la enmarca.

En la medida que la cultura peruana, se han vuelto las culturas, su búsqueda del reconocimiento en democracia ha fragmentado la acción jurídica del derecho, exigiéndole prerrogativas y espacios de poder que rompen el fundamento democrático de igualdad ante la ley. El territorio y la cultura no han sido incorporadas en un derecho que no sólo no representa a la fragmentacion cultural de la nación, sino que además este derecho ha dejado tantos vacíos que el mercantilismo y el poder ha dictaminado para quien es la ley y para quien no.

La democracia peruana a pesar del acuerdo nacional, no ha sabido construir o dar forma racional a los petititorios y participación de la población. Y la razón superior ha sido la ausencia de partidos políticos que transmitan esos reclamos racionales, y eso en la práctica significa que la política es un negocio de prebendas y clientelismo que ha frenado el crecimiento de una porosa sociedad civil. En todo esto la ley no delimita la política, ni menos representa el reclamo popular, sino que refrenar el carácter soberano del pueblo. Ahí donde no hay identidad nacional la ley en vez de conducir la solvencia de políticas públicas lo que hace es no saber convocar a esa identidad nacional y además la destruye.

Nuestra legislación superior  la carta magna del 93  además del código penal, es vulnerada por el impacto de la realidad social, porque esta ley responde a democracias consolidadas. Y no responde ahí donde no existe un desarrollo económico y tecnológico serio. Además de convertirse la democracia en una caratula que sólo sirve para individuos que sepan serlo. También puede convertirse en una narrativa que favorece el interés de los poderosos y los incendiarios. No se trata de tirar se a bajo la democracia, sino de profundizar la en las culturas mediante el pleno empleo, el emorendimiento y a mediano y largo plazo una revolución netamente educativa. Sin una mínima conciencia social la pastoral del desarrollo individual no funciona muy bien para todos. Y la democracia es eso libertad individual pero ademas acompañada con la proliferación de oportunidades de progreso social  sin la cuales la democracia es solo un discurso que extiende los impulsos hacia el apetito impulsivo del consumidor.

Nuestra legislación a pesar que se ha esforzado en perseguir a una sociedad civil trasgresota y autoritaria. Lo que ha hecho es ser manipulada por el apetito de poder ahí donde el subdesarrollo y la pobreza cultural se mezclan con la delincuencia, los conflictos sociales el nsrcotrafico y la corrupción pública. Estas problemáticas han limitado el ejercicio del derecho, y lo han llevado a la inacción y a la interpretación abstrusa y maledicente. 

La desaceleracion de nuestro capitalismo o su no diversificación productiva, además del sabotaje de la izquierda en la vida cotidiana de los pobres y clases medias han ocasionado que la ley no procese el apetito de bienestar y prosperidad. En otras palabras, el surgimiento de las masas y sus reclamos no hallan atención en leyes desconocidas por sus contestatarios  lo que lleva al vacío legal y a la deslegitimacion de la democracia en el Perú. Sin un sistema de partidos políticos, sin una política transparente y sin una cultura política democrática, la política no convoca a los mejores y lo que si es profuso el aventurero y el pendenciero. Si nuestra ley no ha podido educar al comportamiento político y no ha podido ser justa para las grandes mayorías, entonces lo que tenemos que enfrentar es el desafío de que la particpacion política, a pesar de todo construya legitimidad ahí donde existe apatía y desafeccion cívica. Nuestra cultura es tozudamente inclinada a la barbarie y la violencia. Es válido buscar el poder pedagógico de la política  donde lo que es devastador es lo ilícito y la desvergüenza. La política no hay reducirla a la ley  pero por lo menos debe la política refrendarse en el mandato jurídico para que el sistema político edifique instituciones sólidas y una cultura educada e informada.

Para culminar. La exigencia superlativa de las masas para una asamblea constituyente, es la expresión del desencanto con la democracia y con todos los acuerdos centralistas y corruptos que han postergado los reclamos de la sociedad peruana. El radicalismo pide su derogatoria y que las nuevas leyes realmente representen las necesidades de la nación. Pero a la vez existe un gran desconocimiento y despreparacion para tramitarla y ponerla en ejecución. Dicha ley o leyes desarticularian más al Peru en compartimentos estancos  con un asambleismo y caos, que prácticamente desvirtuarian el poder válido de la ley. En realidad se requieren profundas reformas constitucionales en la carta magna  dado el hecho de que nuestra cultura actual ha cambiado. Pero la carta magna que saldría de pedgueños juristas nos devolverían a la oscuridad de las dictaduras y de ka inviabilidad del Perú como estructura social. Nadie en realidad haría caso a las leyes, pues lo que predominariá sería es la fuerza del vulgo y la venganza. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La desunion de una familia

  Hace unos meses conversaba con una vecina que es adulto mayor. Le decía que a pesar de tener 75 años se le veía muy conservada y fortaleci...