Entre vendajes




 He echado unas piedras al estanque

De tus lamentos infinitos
Y de ese modo he logrado transpirar
Tus engaños matutinos

Hace tiempo que no me acosa el recuerdo
De tus labios melifluos y farsantes
Y con eso me he sacudido tu sicuta
A mitad de una canción rebelde y jactansiosa

Me enrolado en los marasmos de invierno
Para así descargar mi alma de cariño
Y sentir por un instante
Si Dios me regala un milagro en la avenida

Pero se hace vieja mi pluma libertina
De tanto amar cuerpos a centavos
Y no sé si en aquellas osamentas
No termino sino buscar tu perfume alariego

Quise conquistar las selvas del ocaso
Con unas coplas y armarios de libros infantiles
Y talvez en tu amanecer espectral
He despertado incubos y demonios

He naufragado con duendes y roales
Buscando el sabor de las montañas sagradas
Y en un guiño palaciego
Me he visto tumbado en la cárcel del dolor

Otra vez intento sobrepasar a las hadas
Para sentir el impulso de los sabios
Y otra vez sin oxigeno y terror
Tal vez me acerque a la muerte de mi pluma

No convivo con mandarines
Aunque si con las hierbas del concepto
Y acaso de ese modo escribo con pasión
Para exorcisar a los enigmas de la razon

Ahora que envejezco y no me quejo
Me estímulo con un trago y estribillos
Esperando entre sacerdotes y liturgias
Acaso si Dios me perdona mi libertad.

Soy un alma de la antigüedad
Atrapada entre calles y zaguánes infernales
Acaso en el mar más pensante.
Mi orgullo quedé disuelto como ceniza
Y prosiga mi maldición.

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