A mi tia Cuca




Visite nuestros lugares
De dónde procedían tus tristezas
Y otra vez ante está lápida
Solté unas gotas para que juguemos
De nuevo a la gallinita ciega

Aún siento tu voz de coronela
En este húmedo suplicio
De mis travesuras los domingos
Cuando el café gobernaba tus labios
Y nada te arrancaba de esa novela

Eras mi segunda madre y no lo supe
Hasta que tus alientos
Se fueron enfermando
Y tú atrapada por ese retrato
Llorabas el no haberle sonreído
A tu padre un poco más.

Hacías malabares en la cocina
Y ya hombrecito y con barba
Comía festines y postres de opereta
Y en sigilo el gato sagaz
Secuestraba los bisteks
Que me herían el orgullo de mi paladar

Rezábamos los salmos los domingos
Y salíamos detrás de verduras y enlatados
Y engreído y soñador
Me comprabas el cachibache de moda
Era ese juguete ancestro de mis cuentos
Donde ardía luego mi curiosidad

Te fuiste una madrugada de verano
Encarcelada fuera de tu hogar
Y por primera vez sentí
El poder de la impotencia jugando
Con mis ojos llorosos
Y ese lenguaje que nunca puede
Con la muerte

Ahora eres una foto
Un recuerdo de un cariño inagotable
Un jardín en mi corazón
Para sublevarme cada vez
Que la soledad me martiriza

Eres ese ángel
Que nunca debió irse
Ahora se que el cielo
Saca a sus guerreros
Cuando el mundo es una jungla
Y solo quedamos
Los que venimos a salvar
A los hidalgos y al cemento

                                                                                                       

 Adiós Minora

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